* La Iglesia católica consideró que las empresas mexicanas que están interesadas en participar en la construcción del muro son “traidoras” de la Patria. En su editorial dominical, recriminó la “tibieza” del Gobierno mexicano por no mostrar “firmeza” con estos empresarios. También aseguró que el muro es un “monumento de intimidación y silencio, de odio xenófobo para acallar las voces de trabajadores mal pagados y maltratados, de familias desprotegidas y de personas violentadas”.
Ciudad de México (SinEmbargo).– Como traición a la Patria calificó la Arquidiócesis de México la intención expresada por algunas empresas mexicanas de participar en la construcción del muro en la frontera con Estados Unidos. Además, recriminó la “tibieza” del Gobierno por no mostrar firmeza con estos empresarios.
“En días recientes, algunas empresas de capital mexicano alzaron la mano para participar en las licitaciones, y ofrecer técnica y pericia para encargarse de aspectos específicos en la construcción del muro de la ignominia, proporcionando cemento, materiales, luminarias y pintura. Lo que más sorprende es la tibieza de las autoridades económicas del Gobierno mexicano, las cuales no han mostrado firmeza contra estos empresarios”, dijo la Iglesia católica en su editorial dominical Desde la Fe.
La Arquidiócesis llamó “miopes” a las compañías que han señalado que los Estados Unidos tienen el inalienable derecho de construir el muro, aunque se atente contra la dignidad de las personas.
“Son esos mismos miopes los que no alcanzan a ver que el muro es una franca amenaza que vulnera las relaciones y la paz social”, explicó en su editorial.
Destacó que la inversión de las empresas mexicanas en el muro terminará por nutrir todas las formas de discriminación que a lo largo de la historia han sometido a millones de seres humanos. “Prácticamente, unirse a un proyecto que es una grave afrenta a la dignidad, es darse un balazo en el pie”, dijo.
La Iglesia católica aseguró que el muro es un “monumento de intimidación y silencio, de odio xenófobo para acallar las voces de trabajadores mal pagados y maltratados, de familias desprotegidas y de personas violentadas”.
El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho exactamente cómo quiere que sea el “muro hermoso, grande” que ha prometido construir en la frontera mexico-estadounidense. Pero su esfuerzo para erigir una enorme pared para quienes desean ingresar al país de manera ilegal tiene sus propias barreras.
Todavía no está claro cómo pagará Trump por el muro que, tal como es descrito en notificaciones contractuales, tendría nueve metros de alto (30 pies) y estéticamente agradable para quienes lo ven desde el norte. El gobierno de Trump también tendrá que sobrellevar una geografía desfavorable y muchos problemas legales.
Casi todo el terreno en la frontera de Texas es propiedad privada, la mayor parte pertenece a gente de familias arraigadas a la región desde hace varias generaciones, y comprar sus terrenos no será fácil, tal como lo descubrieron los presidentes George W. Bush y Barack Obama. Abogados de ambos gobiernos pelearon en corte contra dueños de terrenos privados.