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En busca de su hijo desaparecido, Rufina perdió la salud y no para. Así será hasta que lo halle, dice

El Piñero

Alfredo Hernández Albaroa, un trasladista de 42 años, desapareció junto con tres personas cuando viajaban hacía Coatzacoalcos, Veracruz, el 26 de agosto de 2016. Desde entonces su madre, Rufina Albaroa, lo busca incansablemente.

Rufina acusó que las autoridades no avanzan en la indagatoria y a la fecha ni siquiera le han entregado el historial de llamadas o rastreo de su celular. “No me han investigado la sábana de llamadas, no nos han dado ningún informe, no nos atendido ni nos hacen caso”.

Sugeyry Gándara

Ciudad de México (SinEmbargo).- A Rufina Abaroa Rodríguez le duelen las rodillas. Caminar es casi un calvario: tiene artritis, le duelen los riñones, y desde hace años carga con una colitis crónica. A sus 70 años de edad las complicaciones médicas se acentúan. El doctor le recomendó “no caminar” por superficies escarpadas, pero eso no la detiene: ella recorre calles, colonias enteras y agrestes terrenos con fosas clandestinas en busca de su hijo Alfredo Hernández Abaroa, desaparecido el 26 de agosto de 2016, en Veracruz.

“Yo lo voy a buscar mientras Dios me de vida. Lo buscaré hasta que lo encuentre. ¡Lo seguiré buscando, lo seguiré buscando mientras pueda!”, afirma en entrevista con SinEmbargo.

Rufina tiene tres hijos. Alfredo Hernández Alboroa es el mayor y le siguen dos mujeres. Alfredo tenía 42 años, estaba casado y era trasladista. Su trabajo consistía en llevar vehículos nuevos entre agencia y agencia en todo el país.

El 26 de agosto de 2016 viajó a Tierra Blanca, Veracruz, a visitar a una amiga, después de entregar una unidad en un lugar cercano. Cuando estaba en Tierra Blanca preguntó por radiofrecuencia a sus compañeros de traslado si alguien viajaba por esa zona para que le dieran un “ride” hacia a Ciudad de México. Uno de sus colegas le consiguió el traslado, pero tenía que dirigirse hasta Coatzacoalcos. Ahí lo iban a recoger.

El amigo que le consiguió el “ride” pasó por él a Tierra Blanca para llevarlo a Coatzacoalcos, donde le darían el aventón a la Ciudad de México, platicó Rufina. “El amigo llegó por Alfredo. Cuando mi hijo subió a la camioneta, una Kia color negro, al parecer iban otras dos personas”, comentó la madre.

Alfredo desapareció junto su amigo y dos personas más en el trayecto a Coatzacoalcos, Veracruz. La familia Hernández Albaroa se dio cuenta de la desaparición el mismo día, cuando los compañeros de trabajo del trasladista perdieron comunicación con él alrededor de las seis de la tarde.

Las hermanas y madre de Alfredo acudieron a la Fiscalía General de Justicia de Veracruz a interponer la denuncia que quedó asentada en la averiguación UIPJ/DJXVII/FI/1545/2016.

Información compartida por Fabiola Hernández, hermana de Alfredo, establece que las personas que desaparecieron junto con su hermano son: Jesús Eduardo Ortiz Castillo, de 29 años de edad, el chófer de la unidad, Víctor Ángel Libreros González, de 32 años de edad, y Daniel Salgado Martinez, de  24 años.

INVESTIGACIÓN

La investigación inicial arrojó que Alfredo fue visto en un café cerca de Tierra Blanca, Veracruz, junto con Claudia, la amiga a la que fue a visitar, comentó Rufina. “Ahí fueron vistos por última vez, y los mismos meseros dijeron que los habían visto alrededor de las 3 de la tarde”

La madre dijo que también hay otra versión: compañeros de Alfredo le informaron a una de sus hermanas que él había enviado mensajes de Whatsapp durante el trayecto a Coatzacoalcos y el último mensaje decía que iban cruzando el Puente Brinco, en la comunidad La Esperanza; después de ese momento perdieron ubicación.

Sin embargo, la segunda versión no fue agregada a la carpeta de investigación, ni ha sido confirmada por los agentes ministeriales que investigaban el caso, denunció Rufina.

La madre de Alfredo acusó que las autoridades no han avanzado en la indagatoria y a la fecha ni siquiera le han entregado el historial de llamadas o rastreo de su celular. “No me han investigado la sábana de llamadas, no nos han dado ningún informe, no nos atendido ni nos hacen caso”, dijo Rufina.

POR SU PROPIA CUENTA

Rufina ha buscado a su hijo desde el día en que le perdieron el rastro. Ha recorrido calles, oficinas de distintos gobiernos, hospitales, y se ha unido a brigadas de búsqueda, en vista de que no ha sentido apoyo de las autoridades.

Durante sus propias indagatorias confirmó que su hijo estuvo en un café restaurante cerca de Tierra Blanca al medio día del 26 de agosto de 2016.

“Los mismos meseros del lugar nos confirmaron que ahí estaban cuatro personas, mi hijo, su amiga llamada Claudia, con sus dos hijos adolescentes. Los meseros nos dijoron que ellos estaban sentados adentro del café, y los compañeros de Alfredo estaban en el exterior”, comentó la mujer.

Después de eso, la familia no tuvo más indicios o información hasta el año pasado, en que les dijeron que Alfredo presuntamente fue visto en Cuautepec, Estado de México. Una vendedora ambulante de Cuautepec vio la foto de Alfredo en un acto realizado por colectivos de familiares de personas desaparecidas a mediados de 2018.

La activista que llevaba la imagen de Alfredo avisó a Rufina, quien de inmediato llamó a una de sus hijas que vive en la Ciudad de México. La hermana se movió a la zona donde presuntamente fue visto, preguntó entre comercios, pegó fotos y volantes. “Dos o tres personas le mencionaron que sí lo habían visto”.

Rufina se mudó por una temporada con su hija a la Ciudad de México y durante un mes se dedicó a buscar a su hijo donde lo habrían observado; sin embargo, la mujer considera que se trató de una confusión.

“Ciertamente las dos o tres personas que le dijeron a mi hija que lo habían visto son las que a mí me dijeron lo mismo. Pero para mí que fue una confusión porque no se volvió a saber nada. Yo siento que fue alguien parecido, porque si hubiera sido él, en ese mes que yo lo anduve buscando, a lo mejor lo habría encontrado por ahí”, agregó la mujer.

BUSCADORA

Rufina no pierde la esperanza de encontrar a su hijo y aunque su salud está desgastada, ella se integra a múltiples actividades que organizan colectivos de familiares de desaparecidos. La adulta mayor se prepara para acudir a la Caravana de Búsqueda de Personas en Vida que se realizará a finales de abril en Michoacán. Esa será la segunda brigada de búsqueda en la que participa, pues en febrero pasado estuvo presente en la IV Brigada de Búsqueda de personas, en donde encontró -junto con una compañera- los restos de una persona en la colonia Terrazas, en la ciudad de Iguala.

“Andábamos en búsqueda y el señor Mario Avila –activista y uno de los participantes de la Brigada– nos puso a cuidar un punto – un espacio en el que se presume la presencia de restos-”, platicó la mujer.

Rufina estaba acompañada de otra madre de nombre Reina, comentó. Ambas cuidaban el punto y esperaban a uno de los buscadores que iba a excavar, “pero como andaban muy ocupados haciendo otras excavaciones y se hacía tarde, le dije a mi compañera que empezáramos nosotras”.

Las dos mujeres jalaron hiervas, encontraron un hueco lleno de trozos de concreto y piedras y comenzaron a sacar el escombro. Un compañero llegó a apoyarlas.

“Quitamos el escombro hasta llegar a donde había sólo tierra. El compañero sacó la tierra con mucho cuidado y se descubrió un cráneo, luego los brazos y piernas”, relató. Los buscadores dejaron de excavar para dar paso a que los peritos continuaran con la exhumación de los restos.

A Rufina la invadió un torbellino de sentimientos encontrados.

“Ni supe bien que sentí, era mucha tristeza. Abracé a Don Mario y nos pusimos a llorar y llorar, también la señora Reina lloraba”, narró. ·¡Lo logré, logré!”, expresaba con emoción y entre lágrimas Rufina a sus compañeros.

La ahora buscadora explicó que encontrar cuerpo o restos genera provoca una intensa sensación agridulce, pero que marca a quien la experimenta: es doloroso, triste, pero a la vez es hermoso, dijo, “porque por lo menos encontramos a una persona que ya podrá estar con su familia”.

La madre de Alfredo tiene la esperanza que en la Caravana de Búsqueda a realizarse en Michoacán pueda obtener algún indicio o rastro de su hijo.

“A donde quiera que nosotros acudamos, esperamos que alguien vea la foto, y a ver si de casualidad, ahora sí, lo han visto”.

Alfredo desapareció en el estado de Veracruz, en donde se han localizado en los últimos ocho años al menos 601 fosas clandestinas, con 518 cuerpos, 560 cráneos y 53 mil 606 fragmentos de cuerpos de personas, tanto hombres, mujeres y niños, de acuerdo a información de publicada por la agencia EFE.

Entre esas fosas se encuentra la conocida como Colinas de Santa Fe del puerto de Veracruz, donde fueron ubicados 298 cuerpos de personas sepultadas de manera ilegal por delincuentes.

El pasado mes de marzo, la Fiscalía General de la República (FGR) confirmó el hallazgo de otras tres fosas en los terrenos ubicados en el cerro de “Los Arenales” de la colonia Venustiano Carranza del municipio de Río Blanco, Veracruz.

De acuerdo con la presidenta del Colectivo de Familias Desaparecidas Orizaba-Córdoba, Araceli Salcedo Jiménez, hasta este viernes 12 de abril se habían logrado exhumar 16 cuerpos de estas fosas clandestinas.

“Aún seguimos (con la búsqueda). Hoy se exhumó el cuerpo número 16 y el lunes continuaremos con los trabajos. Aún falta mucho”, comentó ayer Araceli Salcedo a SinEmbargo.

https://www.sinembargo.mx/15-04-2019/3565770

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