- Gran Partido Abstencionista
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Los partidos políticos pelean ahora el voto de los jóvenes. Futuristas, con su bola de cristal, “se cortan las venas” profetizando que votarán por su candidato. El intelectual Jorge Castañeda, por ejemplo, desde la cancha panista dice que los 13 millones de muchachos que sufragarán por vez primera votarán por Ricardo Anaya.
¡Ah!
Pero el historiador y escritor, Jean Meyer (Niza, 1942), lo establece con claridad:
“La gran incógnita de los millones de jóvenes que van a votar por vez primera. Hablé con los responsables de los sondeos serios y me dicen que no saben qué va a pasar, que ni saben si van a votar” (El País, Cecilia Ballesteros, 24 de marzo, 2018).
Tal es la realidad.
Y es que por más y más encuestas que ahora sean manejadas sobre la tendencia del voto, al momento nada hay para nadie.
La moneda, como dice el clásico del pueblo, sigue dando vueltas, y lo peor, nadie puede predecir el lado en dónde caerá.
Bien lo decía Fidel Herrera Beltrán, hay encuestas, encuestitas y chingaderas.
Además, la fama universal de que las encuestas siempre favorecen a quienes la pagan.
PASAMANOS: La incógnita también se levanta, y como es natural, en Veracruz.
Incluso, de acuerdo con el dato oficial, el sufragio de los jóvenes bien cambiaría el sentido de la elección inclinando la balanza por un lado y de forma drástica en caso que el 1 de julio asistan a las urnas.
Según el padrón electoral hay en Veracruz 5 millones 773 mil 731 personas con credencial de elector.
Y en la cancha juvenil, la estadística es la siguiente:
De 18 a 19 años de edad, jóvenes que votarían por vez primera, 257 mil 307.
De 20 a 24 años, muchachos que sufragarían por segunda ocasión, 687 mil 503.
De 25 a 29 años, chicos que votarían por tercera ocasión, 670 mil 233.
Y de 30 a 34 años, 584 mil 292.
Y de 35 a 39 años, 559 mil 292 jóvenes.
Ellos solitos definirían la elección de gobernador, presidente de la república, senadores y diputados locales y federales, más, mucho más allá del llamado voto duro de cada partido y de los millones de indecisos, pues, según el dato oficial, 6 de cada 10 ciudadanos todavía siguen pensando el candidato de su simpatía.
En todo caso, el menos malo.
CORREDORES: Lo peor del asunto, entre otras cositas, es que si se revisan los discursos del cuarteto de candidatos a gobernador en los 40 días de la precampaña electoral, los cuatro van por un lado y los jóvenes por otro.
Peor tantito: ninguno ha cuajado en el ánimo juvenil exponiendo un plan de desarrollo social, económico, educativo, cultural, deportivo y de seguridad, entre otras cositas, que les pudiera interesar, a tono con sus prioridades.
Dirán los candidatos, sus partidos y sus estrategas que han bosquejado un plan general y sería cierto, pero en contraparte, bastaría referir que de los 40 días de precampaña sólo se recuerdan los dimes y diretes, las descalificaciones y las acusaciones entre las partes.
Además, de que cada parte se ha proclamado como el nuevo mesías del Golfo de México.
Y de ñapa, ha de precisarse que una es la circunstancia social, económica y educativa de los jóvenes urbanos y otra de los jóvenes campesinos y otra de los jóvenes indígenas, aun cuando, y en todo caso, giran alrededor de objetivos comunes y universales, como son una educación de calidad y un empleo pagado con justicia laboral y estable, lejos, demasiado lejos de los salarios de hambre.
POSTES: Jean Meyer lo ha expresado con puntualidad:
Los sondeos serios indican un gran desconcierto sobre lo que pasaría en las urnas si los jóvenes fueran a las urnas.
Y más, cuando ninguna lucecita existe en el largo y extenso túnel de la cancha juvenil.
Bastaría recordar que más allá de la edad de la población, en la última elección 6 de cada 10 habitantes en general se declararon miembros del gran Partido Abstencionista del país, pues simple y llanamente, han perdido la fe y la confianza en los políticos.
La credencial de elector ha terminado como una tarjetita de identificación y para en todo caso, entrar al antro.
El hartazgo ciudadano en contra de la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios mezquinos, la inseguridad, la baja calidad educativa y de salud pública y el enriquecimiento ilícito y la corrupción de los políticos ha multiplicado la indiferencia electoral.
Y es que la terrible y espantosa desigualdad social sigue creciendo, imparable, fuera de control.
RODAPIÉ: TVUNAM transmitió un sondeo rápido con los estudiantes de la máxima casa de estudios del país y el 90 por ciento expresaron su certeza de que el primero de julio habrá fraude electoral.
Simple y llanamente, sea de oídas, sea de lecturas, sea intercambio de experiencias, sea cultura familiar, sea cultura política escuchando a los partidos de oposición, los alumnos de la UNAM profetizan la leyenda negra, y real, de que las elecciones suelen ganarse con chanchullos, ya en las urnas, ya en los tribunales.
Con todo y que la autoridad electoral ha pulido y vuelto a pulir sus candados para garantizar, hasta donde es posible, elecciones limpias, libres de sospecha.
Pero desde luego, los partidos políticos y los candidatos que convenzan a los jóvenes de votar y votar por ellos tendrían ganada la mitad de la batalla.
O la elección completa.