Policías municipales asesinaron a Brando Arellano Cruz la noche del viernes 19 de enero en su propio auto.
Redacción | El Piñero
Lerdo de Tejada, Veracruz. – La brutalidad policiaca cobró una víctima más en este municipio, pero esta vez el abuso de poder provocó la muerte de Brando Arellano Cruz, el joven que no alcanzó a entrar a casa de su abuela para escapar de los uniformados, quienes en cuestión de segundos le dispararon por la espalda.
Los habitantes del municipio colindante con Alvarado, Tlacotalpan, Ángel R. Cabada y Saltabarranca, han sido testigos y víctimas de un sinnúmero de abusos policiacos, pero el 19 de enero, el agua se derramó cuando los uniformados dispararon a Brando Arellano, estando el joven dentro de su auto estacionado.
El padre del joven de 27 años, el profesor Delfino relata lo que su hijo alcanzó a decirle por el celular:
Brando conducía su auto cuando los policías le marcaron el alto, pero ante la cadena de abusos de los uniformados, el joven optó por dirigirse hasta la casa de su abuela.
“Recibo la llamada, me dice ‘papá, me viene siguiendo una patrulla. Voy a llegar ahí con la abuela’, (…) Brando logró entrar a la calle y estacionó su carro, dice Delfino Arellano, padre de la víctima.
Dos disparos rompieron el silencio. Delfino, se llenó de terror al pensar en lo peor. Los policías que ya rodeaban el lugar le impidieron acercarse, pero su esposa Erika sí logró llegar al vehículo desde el otro lado de la calle.
La madre, desesperada golpeaba el parabrisas intentando ver hacia el interior del auto. En su dolor ella pensó que su hijo seguía vivo y el hecho de que estuviera de bruces contra el volante era solo porque estaba desmayado.
Entre empujones y gritos, Delfino llegó junto a ella solo para confirmar su peor miedo: la brutalidad policial le arrebató la vida a su hijo de 27 años.
“¡Despierta! ¿Qué te pasa?”, gritaba la madre mientras seguía golpeando el auto.
” Pensé que mi hijo estaba desmayado. La palanca de velocidad estaba en neutral, se había detenido sin intenciones de escapar. Brando no representaba un riego para los municipales que, desde la espalda, como matan los cobardes, le dispararon.”
La policía municipal de Lerdo de Tejada, con dos balas, dejó a unos padres sin hijo, a una mujer viuda y a unos pequeños, una niña de dos años y un niño de 7, huérfanos.
El pueblo ya no aguantó más. La rabia e indignación se convirtieron en golpes y fuego. Patrullas ardieron y el edificio del ayuntamiento se vio envuelto en llamas por los pobladores.
Cuatro policías municipales fueron detenidos y uno más logró escapar.
La respuesta de los uniformados fue disparar al aire. La protesta de los habitantes alcanzó un tono más alto.
Puños y palos se estrellaron contra los policías. Las llamas reducían a cenizas todo lo que había en las patrullas.
Metros adelante, las lágrimas alrededor del vehículo rojo que servía de ataúd a Brando. En horas, el cuerpo permaneció en el carro a la espera de las autoridades ministeriales.
Pese a la evidencia del abuso policial en forma permanente, María Esther Arróniz, sindica con funciones de alcaldesa de Lerdo de Tejada, condenó que ciudadanos hayan quemado parte del Palacio Municipal y vandalizado patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), así como una ambulancia del DIF, en represalia por los hechos.