EL PIÑATAZO/El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca.- En el marco de la tragedia que vive el país, pero principalmente Oaxaca, el diputado federal Felipe Reyes –-con recursos públicos, emanados del Congreso de la Unión– arrancó campaña con miras a la elección municipal del 2018. Y lo hizo con otro de sus delfines: Raúl Gustavo Castro, hijo del regidor de seguridad pública, Raúl Castro Debernardi.
Para ir alimentando la voracidad del poder, Reyes Álvarez ha dispuesto de los recursos públicos para establecer una campaña permanente denominada “PRD Brigada del Sol”, la cual estará a cargo de Raúl Gustavo Castro. Este proyecto, lejos de promocionarse como un brazo social, es identificado por el propio Raúl Gustavo como “un nuevo proyecto en nuestro recorrido político”, sí, POLÍTICO, es decir, se convertirá en la nueva plataforma electoral del PRD para mantener el cacicazgo felipista.
En tiempos cuando la solidaridad apremia con nuestros hermanos de la región del Istmo de Tehuantepec, víctimas del terremoto, Felipe Reyes ha desviado el erario del Congreso de la Unión para fines político-personales- electorales, un acto condenable cuando, su partido, se ha alejado de toda causa social y urgente, máxime en los días turbulentos que vive el país.
El propio Raúl confirmó, a través de su cuenta Facebook, que el aparato asistencial del proyecto “Brigada del Sol” fue adquirido en su totalidad por Felipe Reyes, por lo que los recursos del Congreso de la Unión, es decir, recursos públicos, están aterrizando como campaña electoral disfrazada.
Así de esta forma, también el propio Raúl Castro jala agua a su molino para mantenerse en la ubre municipal, porque si usted no recuerda, él también cobra en el gobierno de Nahim Morales, trabaja en el DIF al lado de su esposa quien es la directora. Mientras que su papá, Raúl Castro Debernardi, cobra como regidor de seguridad pública, en tanto su hermana, Nélida Castro, es asalariada como secretaria del Ayuntamiento. Toda una familia en el poder que usted, con sus impuestos y sudor laboral, mantiene.
Ojalá así fuera el trato para todas esas familias humildes y que diariamente sufren las calamidades de gobiernos desinteresados en el auxilio social. Familias que, a sudor batiente, surcan los campos para llevar el sustento alimenticio. Familias que se alejan por, lamentablemente, no tener la suerte de los Castro Brenis. En fin.