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En realidad la Vía Láctea es ‘dos galaxias’

El Piñero

 

 

Nuestro Sol y sus planetas podría acabar en el halo de la nueva Galaxia, o quizá más alejado del centro de la nueva formación

 

México.- El telescopio satelital europeo Gaia fue lanzado en 2013, y su programa de investigación se prolongará hasta el 2022. Después de 22 meses de observación hizo su primera entrega de datos con un catálogo que muestra la posición, brillo y color de 1300 millones estrellas —el 1% de los 100 mil millones que hay en la Vía Láctea—. Ahora el conjunto abarca los 7 mil millones de objetos celestes que están siendo estudiados por mucha gente.

 

Con esta información se puede investigar una gran cantidad de temas. Por ejemplo, algunos especialistas analizan la distribución de la materia oscura en nuestra galaxia, la formación de planetas, la localización de fuentes de ondas gravitacionales, por mencionar algunos.

 

Recientemente llamó la atención el resultado de analizar dos datos fundamentales en las estrellas: su movimiento y su composición química. Y es que al observar el movimiento de las estrellas, uno encuentra a millones de ellas que giran ordenadamente alrededor del núcleo galáctico, mientras que algunas se mueven en la dirección contraria.

 

Para estudiar con más detalle lo que ocurre, se estudió la composición química de 600 de esas estrellas retrógradas. De acuerdo con lo esperado, se encontró que las que se mueven en la dirección contraria a la mayoría son también las que tienen una composición química diferente. Esto indica que su procedencia es distinta.

 

Estrellas de orígenes distintos

 

En todas las galaxias la cantidad de elementos pesados se incrementa con el tiempo. Esto es debido al incesante ciclo de nacimiento y muerte de estrellas que, como sabemos, cocinan en su interior a los elementos químicos más pesados. Cuando el combustible —formado por hidrógeno y helio— se agota, la estrella muere en una explosión que dispersa los elementos que se formaron. Estos procesos ocurren, una y otra vez, propiciando que la cantidad de elementos pesados aumente a medida que la galaxia envejece. De hecho, la abundancia de elementos químicos es como las huellas digitales de las galaxias, pues permiten caracterizar su edad y el estado de desarrollo. El estudio en cuestión nos dice que el contenido químico de las estrellas con movimiento peculiar, es distinto al de las estrellas que si se mueven en la dirección esperada. Esto es indicativo de que éstas se formaron en una galaxia diferente, y quizá más pequeña que la nuestra.

Una galaxia dentro de la otra

 

Omega Centauri es un conglomerado de estrellas que se puede ver a simple vista desde la Tierra. Se encuentra a 17 mil años luz de nosotros, y podría ser el remanente del núcleo de la galaxia absorbida.

 

Algunos astrónomos han nombrado a la galaxia que fue absorbida por la nuestra como Gaia Enceladus, como un homenaje a la misión que hizo posible este descubrimiento y, al mismo tiempo, para recordar al dios griego, Enceladus, hijo de Gaia (La Tierra) o quizá de Urano.

 

En los próximos 5 mil millones de años, nuestra Galaxia volverá a chocar con otra: Andrómeda, la cuál se aproxima a 300 kilómetros por segundo. El resultado de esta nueva fusión será una galaxia mayor, muy probablemente con forma elíptica.

 

Nuestro Sol y sus planetas podría acabar en el halo de la nueva Galaxia, o quizá más alejado del centro de la nueva formación. Algunos especialistas dicen que podría salir expulsado al espacio intergaláctico, pero es posible que sigamos siendo parte del conglomerado que resulte. La fusión de la Vía Láctea y Andrómeda podría llamarse Lactómeda. Si para entonces hay ojos que la miren, Lactómeda ofrecerá un cielo distinto.

 

Con información de http://www.noreste.net/noticia/en-realidad-la-via-lactea-es-dos-galaxias/

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