Cuauhtémoc Blas/ Crónicas de la ínsula
Más de mil árboles se han derribado en un auténtico ecocidio realizado por el Ayuntamiento de Tuxtepec en los terrenos del Muro Bulevar. Muro que se levantara con la iniciativa del ingeniero Fernández Arteaga, hace 30 años para detener las inundaciones de la Ciudad. Junto con otras obras de embellecimiento también derribadas sin contemplación por la actual autoridad municipal, como la Fuente de Cantera Rosa, igualmente construida con Fernández Arteaga.
Nayo Soriano Quiroz, el más conocido por activo cuidador de los ecosistemas de esa área del Muro Bulevar, denunció lo anterior, detallando que 500 de esos árboles eran frutales: naranjas, anonas, chicozapotes, aguacates; también de maderas preciosas como el cedro. Árboles de otros países conseguidos por Arteaga, todo fue echado abajo sin piedad por órdenes de Irineo Molina, el chiltepecano presidente de Tuxtepec. (Luego puede ir por la presidencia de Loma Bonita).
Que empresas transnacionales acaben con áreas verdes se entiende, por la voracidad propia del capital, pero que autoridades municipales, elegidas para cuidar los bienes de los ciudadanos hagan esa misma destrucción, y máxime cuando son del partido MORENA, que presume no traicionar al pueblo, es, cuando menos, una grosera paradoja.
La peregrina argumentación de Irineo Molina y su cabildo, es que ahí se construirá una zona comercial, con adefesios de módulos que a ellos les encantó, en vez de frondosos o nutritivos árboles frutales. También tiraron las gradas y techumbres de los campos deportivos. Los deportistas igualmente se opusieron a este proyecto depredador, pero igual fueron desoídos.
Desde Porfirio Díaz existe la recomendación inicua de “Haga obra compadre”. Porque en la construcción hay la posibilidad de ganar desviando recursos, inflando las obras o haciéndolas más pequeñas. Todo un océano de posibilidades turbias.
En el centro de este escándalo —sostiene Nayo— hay 120 millones de pesos que recibe el municipio de Tuxtepec a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU). Mismos que hay que ejercer, claro está, aunque tengan que derribar al conejo de la luna. Por supuesto que derribar algo como el Mercado Público Flores Magón, es lo de menos, mismo que hace un lustro ya fue remodelado. No importa que paguen 23 millones de pesos de renta para que mientras destruyen ese edificio, los locatarios se guarezcan.
Derriban Irineo y los suyos ecosistemas, áreas deportivas, infraestructura, fuentes y gradas: destruyen todo un patrimonio histórico. Es un atentado contra la historia de Tuxtepec, sostiene Nayo Soriano. Pero eso no les importa, importa hacer obra, gastarse los 120 millones de pesos. Si hablamos del modesto y anticuado 10 por ciento, ahí van 12 ya.
Lo apoyan en esta estéril cruzada flamantes ambientalistas: Panteras, de una familia poblana que explota las albercas del Muro Bulevar, cobra en área publica; ECAFF de Lázaro Ferreti, coordinador del Medio Ambiente Municipal; Ceiba Jaguar, del biólogo Alejandro Solís, quien es empleado del regidor de gobernación municipal, Gabino Vicente. El Patronato Ciudadano por el Rescate del Muro Bulevar, de Nayo Soriano, único que hemos tenido noticia de su labor en el Muro Bulevar, fue ignorado. “Nunca me invito el Ayuntamiento, que no sean mentirosos”, sostiene Nayo.