Luis Velázquez
Uno. De político priista a reportero
El reportero Julio Hernández (columna “Astillero” en La Jornada desde hace más de veinte años) publica su nuevo libro. Se llama “Enca/brona/dos”, editorial Planeta.
Nacido en Torreón, Coahuila, con estudios profesionales en San Luis Potosí, tanto llegó a querer el estado donde nacieran don Francisco Martínez de la Vega, el doctor Salvador Nava, Gonzalo Martínez Corbalá, Gonzalo N. Santos, “El alazán tostado”, y Fausto Zapata, que cuando militara en el PRI soñó con la candidatura a gobernador.
Y cuando el tricolor le negó la posibilidad, entonces se fue a una huelga de hambre frente a palacio, sin ningún resultado, pues en el camino necesitó desistir antes, mucho antes, de toparse con la muerte.
Desde entonces, la política perdió a un estadista, pero ganó a un reportero.
Así, “Astillero” Julio Hernández ha viajado, entre otros medios por los diarios Unomásuno y Excélsior y desde hace más de dos décadas encontró su casa para siempre en La Jornada, de uno de cuyos diarios, La Jornada de San Luis (ya desaparecida la edición impresa, parece que ahora digital, ni modo) fue director.
Un tiempecito transitó por Televisa en el programa “La mesa de los periodistas” de Víctor Trujillo, y ahora está en “Imagen” con Ciro Gómez Leyva en el análisis estelar.
Antes publicó el libro “Las horas contadas del PRI”, el partido que, con todo y ha perdido la mitad de las gubernaturas y en dos ocasiones Los Pinos, todavía está vivo.
Igual que a la mitad de la población y a la otra mitad es un esclavo de la tuiteada, a tal grado que fue clasificado, dice en la solapa de su libro, “como el tercer periodista más influyente en Twitter en el año 2015” por la edición mexicana de Forbes.
La Fundación John Reed, el reportero que a los 26 años de edad cubrió la revolución al lado de Pancho Villa y a los 31 años la revolución rusa al lado de Lenin, le otorgó el premio internacional a su trabajo periodístico.
“Enca/bronado/dos” es un análisis encabronado del México gobernado por Enrique Peña Nieto.
Dos. Respetado y respetable
En aquel tiempo (como dice el relato bíblico), cuando “Astillero” se fue a la huelga de hambre en San Luis Potosí, aquí, en Veracruz, otro priista siguió su modelo de conducta y también se puso en huelguita de alimentos despotricando contra el tricolor porque lo había excluido de una candidatura a un cargo de elección popular.
Entonces, Julio Hernández se desplazó por carretera desde San Luis al puerto jarocho para hablar con el huelguista y hacerle ver que era un camino erróneo para ganar “las causas perdidas y desesperadas”.
Durante una mañana estuvo a su lado y luego agarró camino de vuelta.
En “La jornada” y entre la tropa reporteril merece la fama pública de un periodista solidario con todos y respetuoso de todos y quien igual que los grandes reporteros (y políticos que eran) en la Reforma de Benito Juárez, es “ferozmente honesto”, además de que su fino y exquisito sentido del humor lo salva de los días sórdidos y siniestros que se viven y padecen.
Su sonrisa legendaria ni siquiera, vaya, la evitaba cuando intervenía en el programa de Brozo en Televisa, y más ante un irreverente payaso de la televisión que se pitorrea de todo y de todos.
Incluso, el lector de “Astillero” y el espectador de Televisa bien puede (y pudo) preguntarse cómo es posible que un columnista que escribe con tanta rigor informativo sea, digamos, tan jacarandoso.
En todo caso bastaría remitirse a Carlos Monsiváis con su ingenio y genio fuera de serie, donde él mismo, sin pronunciar una sola palabra, encarnaba el humor y la picardía.
Tres. Callejones oscuros de la política
“Enca/brona/dos” es la mirada de un reportero libre, independiente, autónomo y crítico sobre el México del Peñismo, donde los días y los años son analizados con lupa, a partir de los hechos documentados en la hemeroteca y de seguro con un archivo singular que el señor “Astillero” llevará.
Pudiera repetirse, como el mismo Julio Hernández lo señala, que el eje central del libro gira alrededor del “enojo social, el cinismo y la corrupción de los grupos que han gobernado en México”.
“Un recorrido, escribe, por los callejones oscuros de la vida pública”.
Por eso, y dado el hartazgo y la insatisfacción social y la indignación crónica a la que los políticos nos han llevado (insaciables en la corrupción, sobre todo, y en donde la deshonestidad emana de todos los partidos, pues ninguno se salva, ni siquiera, vaya, MORENA), “Enca/brona/dos” retrata “al pie de la letra” el coraje que se vive y padece.
Cada una de las 230 páginas es un bazukazo lleno de fuego y de ardor social a los políticos que como en el caso de Veracruz han convertido a seis de cada diez habitantes en pobres, jodidos y miserables según el CONEVAL, además de que siete meses después del duartazgo, el territorio jarocho todavía es, y peor, un río de sangre y un valle de la muerte, con 24 muertos el sábado 24 de junio, el peor fin de semana de la yunicidad.
El libro se lee un buen y extraordinario fin de semana, encerrado a piedra y lodo, ignorando el palpitar del mundo, porque ha de leerse con un lapicero y una libreta a un lado para anotar las páginas que han de releerse, las ideas expuestas, los hechos analizados con rigor informativo y calidad literaria.
Es un libro que cada ciudadano ha de leer…, antes de morir para estar seguro de que en su legítimo sueño social tiene una compañía fuera de serie.