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Encerrona de alcaldes en Veracruz: Cierran comercios y agrava desempleo

El Piñero

Luis Velázquez Escenarios

02 de mayo de 2019

UNO. Encerrona de alcaldes

 

El mes de abril cierra en Veracruz con dos matanzas. Luego de la masacre de Minatitlán (13 asesinatos, entre ellos, un bebé), un alcalde fue increpado por la población. Y después de la matanza de Mixtla de Altamirano (3 ejecuciones, entre ellas, la presidenta municipal), 21 ediles tuvieron, digamos, encerrona con el gobernador.

En el caso de Minatitlán, un pueblo atrapado en los robos, secuestros y extorsiones, la población enardecida acorraló a su jefe político, Nicolás Reyes, de MORENA, y le exigió ponerse al frente del contingente de protesta social.

En el caso de Mixtla, los alcaldes de la región de Orizaba y la montaña negra de Zongolica, dialogaron a puerta cerrada y sin boletín oficial, con el góber.

La única declaratoria fue del alcalde de Tezonapa, Luis Antonio Sánchez García:

“Yo siempre ando con la seguridad de Dios”.

¡Vaya exageración y alarde populista ramplón y barato!

Nadie más cerca de Dios que Luis Ángel Bravo Contreras, el Fiscal carnal de Javier Duarte, quien siempre andaba con un rosario o escapulario colgado del pecho y terminó viviendo en el penal de Pacho Viejo.

 

DOS. Cierran comercios y agrava desempleo

 

En Minatitlán, los vecinos exigieron paz y justicia, los pendientes sociales en una entidad federativa donde, cierto, cuando MORENA entró al palacio de gobierno de Xalapa, los carteles ya estaban aquí, pero al mismo tiempo, 5 meses después, aquí continúan, en su paraíso terrenal, tierra fértil para el billete fácil.

Por ahora, la versión oficial asegura que la Guardia Nacional llegó con mil 500 elementos para pacificar el municipio, pero al mismo tiempo, significa que los carteles se desplazarían hacia otras latitudes geográficas quizá de Veracruz, acaso de un estado vecino.

Luego, cuando la Guardia Nacional se haya ido, de seguro volverán como siempre ha sucedido.

Mientras, los empresarios están migrando del pueblo. Incluso, hay quienes han sacado a sus familias y ellos quedaron solos para determinar el destino del negocio.

Y como dijo un manifestante, “a nadie conviene que las empresas comiencen a cerrar sus puertas”, pues en automático sobrevendría el desempleo y el subempleo, tan canijo en un Veracruz donde hay un millón de paisanos en Estados Unidos y uno de cada 3 jefes de familia llevan el itacate y la torta a casa con el ingresito derivado del changarro en la vía pública.

 

TRES. Inseguridad carcome la vida social

 

La inseguridad es una hidra del mal con unos tentáculos que estrangulan la vida diaria.

Por ejemplo, primero es la incertidumbre y la zozobra con la ola de violencia fuera de control.

Después, los secuestros, desapariciones y asesinatos se extienden del ajuste de cuentas entre carteles, a la población civil, como las masacres de Minatitlán y Mixtla de Altamirano.

Luego, el terror se multiplica y hay un virtual Estado de Sitio, pues la población se encierra en casa para evitar un sobresalto nocturno.

Y cuando el secuestro ha llegado a los empresarios y sus familias, entonces, el camino lógico es migrar del pueblo y cerrar el negocio, y por añadidura, el desempleo y subempleo.

La inseguridad carcomiendo la vida social y estrangulando la vida económica.

Así, se llega al peor mundo imaginado como son los pueblos fantasmas.

Y ni siquiera Dios, como alardea el alcalde de Tezonapa de que el Ser Superior anda a su lado y lo cuida, resulta suficiente.

Muchas, demasiadas marchas de los feligreses en Córdoba y Orizaba se han dado, por ejemplo, clamando paz y seguridad, y su dios ha tardado demasiado en escuchar y actuar.

Por el contrario, todo Veracruz está convertido en un infierno.

 

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