- Diputados ridículos
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Nuevo búnker del Congreso
La Casa Veracruz es el nuevo búnker de los diputados locales de MORENA.
Y el sábado 9 tuvieron su primera encerrona. Fue al día siguiente de su doble derrota, en dos días consecutivos, en la LXV Legislatura para destituir al Fiscal.
Esa mañana fueron citados a las 8 horas para un desayunito con el góber. Entonces, los empleados de la Casa Veracruz se movieron temprano para correr al mercado popular a comprar tomates, lechugas, tortillas, pan y huevitos.
Pero quienes más corrieron horas después, hacia el final de la encerrona, fueron los legisladores de la izquierda.
DOS. El corredero de la izquierda
Corrieron, por ejemplo, cuando miraron el bosque de grabadoras y micrófonos y celulares saliendo a su encuentro para conocer las razones, motivos, pretextos o berrinches de la encerrona que todos, claro, suponían, mejor dicho, estaban seguros de.
Corrieron de la Casa Veracruz a sus unidades móviles, algunas lujosas camionetas de hasta 700 mil pesos en el mercado en medio, claro, de la austeridad republicana y la honestidad valiente.
Corrieron de las puertas de la Casa Veracruz a las camionetas que sus escoltas les tenían con la puerta abierta para huir despavoridos.
TRES. La izquierda fragmentada
De los veintinueve diputados locales de MORENA, mejor dicho, de la izquierda que eran con el PT y PES, tres, por lo pronto, andan en otro carril, entre ellos, Gonzalo Guízar Valladares, en “El lado correcto de la historia”, marcando una raya de quienes, oh paradoja, sueñan con hacer, juntos, historia.
Y los veintiséis asistentes a la comelitona en la Casa Veracruz salieron caminando apresurados, rápidos, aprisa y de prisa para evitar a los llamados “Pinches periodistas” por Arturo Bermúdez Zurita, el ex secretario de Seguridad Pública de Javier Duarte, quien ahora, en su último reality-show llegó en muletas al juzgado de Pacho Viejo a estampar su firmita.
CUATRO. Un farsante en el grupo
Sólo un par de diputados de la izquierda se detuvieron para platicar con los medios.
Uno, Amado Cruz Malpica, el político de la izquierda en Veracruz con más formación política y social, con más experiencia, con más conocimiento de causa, amigo de AMLO desde antes de cuando fuera jefe de Gobierno de la Ciudad de México y amigo de Cuauhtémoc Cárdenas y amigo de la profe y senadora Gloria Sánchez y amigo del ingeniero Heberto Castillo, el gran líder moral y político del movimiento estudiantil del 68.
Cruz Malpica habló con la prensa en tiempo suficiente para rechazar que la comelitona hubiera sido “un jalón de orejas”, más que del gobernador, quien nunca llegó, de su secretario General de Gobierno.
En contraparte, el presidente de la Junta de Coordinación Política, el pobrecito Juan Javier Gómez Cazarín entró corriendo y de prisa y con más prisa gritó a los medios que “seguimos trabajando”, ¡vaya farsante populista, ramplón y baratero!
CINCO. Una diputada quiso salvar a Cuitláhuac
La comelitona exhibió la entereza política, social y moral de los diputados de la izquierda.
También exhibió y de fea forma la pobreza neurológica de sus vidas.
Nada, por ejemplo, se gana con salir corriendo al paso del gremio reporteril pues cuando hay firmeza, conocimiento y dominio del tema, experiencia, fogueo, mañas incluso, por añadidura hay integridad.
Y si alguna duda existiera horas después, la diputada local consentida del gobernador, Rosalinda Galindo Silva, Lady Joyitas del Congreso, expuso su mejor argumento con la siguiente frase bíblica: “Quienes voten contra el juicio político al Fiscal Jorge Wínckler votan contra la nación”.
¡Qué ridiculez! ¡Que neuronas mal aprovechadas!
Bien reza el dicho popular:
“¡Dime quiénes son tus amigos y te diré quién eres!”.