Luis Velázquez | Escenarios
20 de abril de 2021
UNO. Encuestas manipuladas
Los candidatos a diputados federales y gobernadores andan en campaña electoral. Todos, claro, se declaran ganadores, favorecidos por los ciudadanos de a pie, triunfadores en las urnas.
Pero de todos, uno solo se quedará con el pastel completito, con todo, incluso, que cada uno alardee encuestas a su favor.
Hay, decía Fidel Herrera Beltrán, encuestas, encuestitas y chingaderas.
Incluso, si el cliente desea una encuesta a modo con el simple hecho de aumentar el pago a la casa encuestadora, la tendencia cambia.
DOS. Radiografía instantánea
La encuesta, ya se sabe, únicamente expresa la simpatía del ciudadano entrevistado en el momento concreto en que lo consultaron, pues horas más tarde, al día siguiente, a la semana, suele variar de opinión.
Pero, bueno, los políticos así son y les gusta refocilarse en la estadística.
Además, otra realidad es apabullante.
Una cosa es la encuesta. Otra, el arranque de la campaña. Otra, la campaña a la mitad del tiempo electoral.
Y otra, muchas veces mil años luz de distancia, el resultado en las urnas.
Más allá de las urnas, la decisión final bien puede sufrir voltaje de más de 180 grados en el tribunal electoral.
TRES. Hacha, calabaza y miel
Por eso se habla de la nueva pandemia ahora con el desastre epidemiológico. La pandemia electoral.
Los candidatos “bajando las estrellas” a la población electoral ofreciendo “hacha, calabaza y miel” para amarrar el voto.
Pero al mismo tiempo, vaya paradoja, los ciudadanos que votan ya están fogueados. Desengañados. Desencantados con la venta burda y atroz de esperanzas vacuas.
En aquel tiempo, año 2000, las encuestas daban como ganador en la competencia presidencial al priista Francisco Labastida Ochoa y el panista Vicente Fox Quesada se le atravesó de fea forma lanzando al partido tricolor de Los Pinos.
Ningún partido político opositor pensaba que en el año 2018 López Obrador arrasaría en las urnas con treinta millones de sufragios.
CUATRO. Incienso mediático
Allá, entonces, quienes crean y confíen en el resultado de las encuestas en el día con día.
Significa, se repite, la radiografía de un instante, casi casi como las radiografías aplicadas al cuerpo humano cuando anda con señales adversas.
Una cosita es que la prensa escrita, hablada y digital lance incienso a los candidatos a partir, digamos, de los convenios, y otra el sentir y el pensar de la población electoral.
CINCO. El ánimo ciudadano
Una cosita es que el partido en el poder lance candidatos ejemplares y otra que cuajen lo suficiente en el ánimo ciudadano y ganen.
Nunca Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, pensó que el juez dejaría en libertad a Luiz Inácio Lula de Silva, y horas después, Bolsonaro empezar a caer en la preferencia electoral pues Lula anunció que va de nuevo por la candidatura presidencial.
SEIS. 2 mil cargos para repartir…
En Veracruz, la disputa por el poder público incluye unos dos mil cargos, “mucho para repartir” como dijera el líder estatal de MORENA.
Curules federales y locales, más presidencias municipales, más sindicaturas y regidurías, más puestos de confianza en cada Ayuntamiento, despiertan las pasiones más contrariadas.
“Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” decía el tuxpeño César “El tlacuache” Garizurieta, y el día cuando quedara excluido congruente con su filosofía de vida se quitó la vida.
Entonces, las tajadas del pastel son abundantes para distribuirse entre las tribus partidistas.
Y la historia demuestra que podrá un candidato ganar en las encuestas, pero la hora definitiva está en las urnas.
Esperemos, pues, con mesura y prudencia.