CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los desencuentros entre el actual presidente de la República y la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que ahora se manifiesta con el rechazo a la construcción del Tren Maya en tierras chiapanecas, tiene una historia de más de dos décadas, en las cuales Andrés Manuel López Obrador y el subcomandante Marcos se han reunido al menos en dos ocasiones.
La primera fue el 13 de noviembre de 1994, en el pueblo tojolabal de Guadalupe Tepeyac, cercano a la frontera con Guatemala y que ha sido emblemático en la historia del EZLN; también acudieron Cuauhtémoc Cárdenas, su hijo del mismo nombre y Rosario Ibarra de Piedra.
“Ese día viajamos mi padre, Andrés Manuel, un colaborador de mi padre –Ventura Pacheco– y yo a Tuxtla, y de ahí nos fuimos en coche a Comitán, donde encontramos a Rosario Ibarra con una colaboradora también, y de ahí ya nos fuimos a Guadalupe Tepeyac en coche”, dijo Cárdenas Batel el pasado 25 de junio, cuando María del Rosario Piedra publicó una foto del encuentro.
“Nos reunimos todos con el subcomandante Marcos, con el comandante Tacho y con el entonces mayor Moisés, y luego se quedó mi padre solo con ellos. Después de que platicaron un rato comimos un caldito de pollo y salimos de ahí de nuevo rumbo a Tuxtla. Debieron ser tres horas que estuvimos ahí con ellos”, recordó Cárdenas Batel.
En ese momento López Obrador era candidato al gobierno de Tabasco por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y buscaba apoyos en el movimiento zapatista contra un fraude que estaba fraguando el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Roberto Madrazo.
En su libro Entre la historia y la esperanza, que publicó en 1995, López Obrador escribió que Marcos le ofreció apoyo en su lucha y le dijo a propósito del fraude: “Aquí venían a contarnos desde Tabasco que tú eras un ‘venado muy linterneado’ y mira lo que te hicieron”.
El segundo encuentro se realizó en julio de1996, en el Museo del Carmen, en San Cristóbal de las Casas, en el marco de la mesa política que organizaron los zapatistas con organizaciones sociales para la reforma del Estado, antes de que iniciaran los Diálogos de Paz sobre Derechos y Cultura Indígenas, que se efectuaron en octubre de ese año en San Andrés Larráinzar.
El doctor Gerardo González recuerda que momentos antes de recibir al tabasqueño en las puertas del centro de convenciones del museo, Marcos dijo: “Miren: a López Obrador hay que ponerle atención. Este cuate va a llegar lejos porque tiene carisma y mucho activismo. Hay que ponerle atención”.
El doctor González, que participó en el equipo de logística y organización del foro, dice en entrevista que los dos líderes se saludaron con un apretón de manos y dialogaron a puerta cerrada en uno de los salones del complejo cultural.
El abogado Amado Avendaño, que contendía entonces por la gubernatura de Chiapas con el aval del EZLN y se recuperaba de un atentado, fue uno de los testigos del encuentro, de apenas unos minutos.
“Andrés Manuel en ese momento, guardando distancias, después del zapatismo era el movimiento que tenía más presencia y activismo –recuerda el doctor González–. Por eso recuerdo que Marcos nos dijo: Hay que ponerle atención a Andrés Manuel porque este cuate va a llegar lejos.”
El entrevistado, que sigue trabajando en las comunidades indígenas de Chiapas, relata que Marcos recibió a López Obrador con una de sus bromas y que éste permaneció serio, en contraste con la sonrisa que muestra en la fotografía del encuentro en Guadalupe Tepeyac en noviembre de 1994.
“Andrés Manuel llegó al centro de convenciones con mucho respeto, muy diferente a la prepotencia de Graco Ramírez y de varios perredistas que llegaron al foro con esa actitud. Nunca se abrazaron Marcos y López Obrador; fueron saludos cordiales de mano. Los acompañamos al interior del centro de convenciones y entraron solos a un salón. Ahí hablaron sin más compañía”.
–¿Duró mucho tiempo el encuentro?
–Fue breve; no duró más de cinco minutos. En esa época las reuniones de Marcos con la gente eran de día y duraban poco. En la noche era diferente, eran reuniones muy largas. Con Andrés Manuel se reunió en la mañana y fue muy breve.
En aquel tiempo López Obrador encabezaba en Tabasco las protestas para exigir indemnizaciones a más de 40 mil campesinos y pescadores afectados por las actividades de Pemex. Corrió información de que posteriormente los zapatistas enviaron un mensaje de apoyo a López Obrador, que vivía en Villahermosa, por si decidía realizar nuevos bloqueos a los pozos petroleros, pero eso ya no ocurrió.
Este sería el segundo y último acuerdo de apoyo de los rebeldes zapatistas al tabasqueño.
(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2201, ya en circulación)