Eran los “herederos”. Los sucesores designados. Hijos de los principales capos del narcotráfico en México y protagonistas de corridos, anécdotas y habladurías. Pero, a pesar del destino marcado, acabaron presos, o negociando con Estados Unidos para rebajar sus penas, traicionando a sus cárteles. Los “narcojuniors” pasaron de liderar el mundo del narco a pactar para no morir tras las rejas.
El último caso ejemplar es el de Rubén Oseguera González, conocido como “El Menchito“, quien fue declarado culpable por un jurado en Washington D.C., Estados Unidos, de dos cargos relacionados con el tráfico de drogas a finales de septiembre.
Tras un juicio de ocho días, el jurado encontró a Oseguera González culpable de tráfico de cocaína y metanfetaminas, así como de posesión de armas de fuego y dispositivos destructivos con fines de tráfico de drogas.
La Fiscalía estadounidense también señaló que “El Menchito” se suma a la “creciente lista de líderes” narcos en proceso y agradeció a “las fuerzas del orden mexicanas por su amplia cooperación y sacrificio”. Y es que “El Menchito”, hijo de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fue extraditado a Estados Unidos en 2020.