Redacción El Piñero
Puebla, México.- El concepto de “narcoestado” suele ser controvertido y necesita una definición clara. Al hablar de narcoestado, nos referimos a una región donde el narcotráfico y el crimen organizado influyen significativamente en la política, la economía y la sociedad. Para entender si Puebla encaja en esta definición, es crucial considerar tres factores fundamentales: los problemas de violencia, los problemas de salud pública y la explotación de recursos naturales.
Al respecto, la periodista independiente Casandra Ramírez explica a El Piñero Periodismo y Debate razonamientos para entender las aristas de un “narco estado”
CRIMEN ORGANIZADO EN PUEBLA
En Puebla, es cierto que algunos municipios han mostrado evidencias de la presencia del crimen organizado. No se puede ignorar la actividad de grupos delictivos, especialmente los conocidos como “huachicoleros”, dedicados al robo de hidrocarburos. Este fenómeno no solo afecta la economía local, sino que también tiene implicaciones más amplias en la seguridad y la política estatal.
VIOLENCIA Y DERECHOS HUMANOS
La violencia en Puebla no se limita al narcotráfico. Activistas han sido asesinados en el contexto de la explotación de recursos naturales, especialmente por parte de compañías mineras que buscan metales valiosos. Puebla, al igual que estados como Guerrero y Zacatecas, posee grandes reservas minerales, lo que lo convierte en un objetivo para estas empresas. Las comunidades indígenas han defendido ferozmente su territorio contra estas explotaciones, ya que la minería puede contaminar los mantos acuíferos con metales pesados, afectando la salud pública y la agricultura local.
DEFENSA DE TERRITORIOS
Las comunidades indígenas de Puebla han resistido la entrada de compañías mineras para proteger sus territorios y su forma de vida. La extracción minera puede contaminar los suministros de agua, lo que a su vez afecta la salud de los habitantes y la calidad de los cultivos. Esta defensa ha llevado a una serie de conflictos violentos, resultando en un número significativo de activistas asesinados.
EL HUACHICOL “MATÓ” AL CAMPESINADO
Históricamente, muchos habitantes de Puebla se dedicaban a la agricultura. El presidente López Obrador ha elogiado el trabajo de los campesinos poblanos, que producen hortalizas de alta calidad para la exportación. Sin embargo, el control de los “coyotes” (intermediarios) sobre la venta de hortalizas ha perjudicado a los pequeños agricultores, llevándolos a buscar alternativas más lucrativas, como el huachicol.
Casandra Ramírez refirió que un reportaje de un diario español reveló cómo un exempleado de Pemex enseñó a los campesinos a extraer hidrocarburos de manera segura. Este conocimiento facilitó la expansión del robo de combustible en Puebla, especialmente durante la administración de Moreno Valle, cuando la venta de gasolina robada se convirtió en una actividad común y rentable en mercados y carreteras.
La situación en Puebla es compleja y multifacética. La combinación de violencia, explotación de recursos naturales y problemas de salud pública plantea desafíos significativos. Aunque algunos elementos del estado presentan características de un narcoestado, es esencial analizar cada factor en su contexto específico. La transición política tras el sexenio de Peña Nieto ha traído cambios, pero la lucha contra el crimen organizado y la protección de los derechos humanos continúan siendo tareas prioritarias para el futuro de Puebla que, muy seguramente, Alejandro Armenta, nuevo gobernador, tendrá que enfrentar.