Luis Velázquez | El Piñero
19 de agosto de 2021
ESCALERAS: Hay una silenciosa campañita de aumento de precios en los artículos básicos, anexos y conexos, y restaurantes.
Pian pianito, como las hormiguitas empujando entre todas el pedacito de maíz, en los comercios, negocios y changarros el incremento en los precios.
Los precios están subiendo de entre 5 y diez pesos a veinte y treinta. Se ignora si con el visto bueno de la autoridad. Se ignora si la Profeco esté consciente y lo vigile.
Pero desde la tortilla, el frijol y las cebollas hasta el cafecito lechero o capuchino en el café… van pa’arriba.
Caray, en el tiempo del COVID y el tiempo de la recesión y el tiempo del cierre de negocios y comercios y el tiempo del desempleo galopante como los peores jinetes del Apocalipsis.
PASAMANOS: El Gas LP subió. Pero en el caso, la autoridad lo anunció un día antes.
Al mismo tiempo, resulta extraño y raro que de pronto, ¡así nomás!, por todos lados, los precios, pa’arriba.
Un café, por ejemplo, vale ahora diez pesos más. Primero, lo incrementaron 5 pesos. Y a los pocos días, a diez, de madrazo.
Y por añadidura, también subió el precio de las canillas.
Ir al café, más la propina, cuesta “ojo de hormiga” para un hombre que gane el salario mínimo y/o un pensionado de tres mil pesos mensuales.
CORREDORES: Si los precios son aumentados sin permiso oficial, mal.
Si con el permiso, peor.
La razón es universal: de por medio están el COVID y la recesión.
Y si en Estados Unidos, la pandemia y la recesión de 1930 duró una década, entonces, apenas vamos en el segundo año y el camino por escalar todavía es largo y sinuoso.
BALCONES: Mal, peor tiempo, además, porque los salarios se mantienen igual.
Entonces, ninguna razón, como sucedía en el siglo anterior, cuando los sueldos subían, en automático los precios.
La cruz se ha vuelto o la han vuelto más pesada en el camino al Gólgota social.
Quizá el comercio y los empresarios se basarán en los programas sociales del gobierno a los jodidos y dirán que razón de sobra y poderosa para la escalada de precios.
A primera vista, se trata de un abuso tan inverosímil como imperdonable y que se traducirá en graves y grandes limitaciones familiares.
Podrá el lector imaginar, por ejemplo, una familia con diez hijos cuando todos sentados a la mesa del comedor de pronto diez manos se extiendan para agarrar una tortillita. Y al ratito, otras diez manos por igual número de tortillitas más.
PASILLOS: En miles de hogares, las limitaciones económicas han causado, de por sí, duros y rudos estragos.
Por ejemplo, en el número incalculable de jefes de familia despedidos en el primer año del COVID y que el economista de la Universidad Veracruzana, Hilario Barcelata, documenta en 146 (ciento cuarenta y seis) mil del mes de marzo 2020 a marzo del 2021.
Y lo peor, cerradas las puertas laborales. Y peor, sin ninguna esperanza de una reapertura.
Y si los precios de los artículos básicos van para arriba, mucho peor tantito.
El infierno, pues, en el día con día.
VENTANAS: Peor será ahora cuando con el inminente regreso a clases presenciales, las escuelas particulares desde el kínder hasta la universidad orquesten un incremento en las colegiaturas.
Y en contraparte, en la Universidad Veracruzana, UV, por ejemplo, el mínimo de alumnos de nuevo ingreso admitidos. En el último ciclo, apenas, unos 17 (diecisiete) mil muchachos, en tanto unos veinticinco (veinticinco) mil, aprox., habrían quedado fuera.