Luis Velázquez
07 de abril de 2018
UNO. “La Toma”, tomada
En el penal de “La Toma”, en Amatlán de los Reyes, motín a bordo: ocho muertos, seis policías y dos reos. Siete presos heridos de gravedad. 15 policías hospitalizados.
De inmediato, el gobernador Yunes negó el hacinamiento legendario en los penales del continente.
Y, bueno, y en el caso de que todos los penales de Veracruz fueran la excepción, incluida “La Toma”, entonces, Veracruz sería el gran modelo nacional de los penales sin internos excedidos.
Por el contrario, el Yunes azul dijo que fue una traición, aun cuando, claro, la traición es consustancial a la política. Y a la vida.
Pero desde el mes de diciembre, 2017, la Comisión Nacional de Derechos Humanos lanzó una recomendación al gobierno de Veracruz sobre las violaciones a las garantías individuales en los penales de Veracruz, entre ellos, el de “La Toma”.
A: Instalaciones deficientes.
B: Falta de infraestructura para albergar a mujeres.
C: Alimentación inadecuada.
D: Sobrepoblación.
E: Riesgos de tortura.
F: Malos tratos.
G: Autogobierno.
H: Falta de personal de seguridad y de programas preventivos.
I: Servicios médicos insuficientes (La Jornada, 3 de abril, 2018).
Todo, sin embargo, lo negó la secretaría de Seguridad Pública, a cargo, además de los 20 mil policías y las 212 delegaciones de Tránsito, de los veinte penales.
En todo caso, es la palabra de la yunicidad contra la palabra de Derechos Humanos que lo pudo constatar, dijo la Comisión, en inspecciones de sus visitadores.
DOS. Archivadas 20 denuncias
Valentín Ruiz Hernández era el director de “La Toma”, en el momento del motín a bordo.
Ya fue despedido y detenido, junto con el subdirector, el comandante de los custodios y cinco guardias.
Pero en la cancha penitenciaria está el antecedente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos donde Valentín Ruiz tenía veinte denuncias por irregularidades y abusos.
Las familiares las interpusieron en tiempo y forma y nunca, jamás, caminaron.
A: Malos tratos.
B: Cobros por ingresar al penal y que en el mes de febrero 2017 originara un plantón de los familiares frente al penal, reprimidos por la policía estatal a madrazo limpio.
C: Cobros por autorizar alimentos para los internos.
D: Falta de alimentación.
E: Violación a los derechos humanos.
F: Sobrepoblación y hacinamiento y que ha sido negado por la yunicidad.
G: Falta de limpieza.
Según Derechos Humanos de Veracruz, en los penales de Poza Rica y Papantla, el hacinamiento se recrudece.
En tanto, en los penales de Coatzacoalcos, Pacho Viejo y Tuxpan, “hay buenas condiciones de espacio” (Notiver, 3 de abril, 2018).
TRES. Talón de Aquiles
La política penitenciaria y de readaptación social es un talón de Aquiles en todos lados.
La fama pública las revela como cursos de posgrado en Ciencias Penales, mejor dicho, para doctorarse en la más alta escuela del crimen, pues los reos conviven entre sí y a partir de la tertulia el conocimiento, la técnica, la estrategia, las vivencias, las experiencias, las mañas y las relaciones se transmiten.
La fama pública también establece que la cárcel siempre marca, así duermas una noche, una semana, un mes, un año, varios años.
La fama pública también refiere que la cárcel te embrutece o te emputece, y te emputece, porque la soledad causa tantas heridas que siempre la naturaleza humana busca una compañía, sea mujer, hombre o fantasma.
La fama es que los penales en América Latina, por lo pronto, están hacinados, pues la delincuencia común y organizada es tanta que desde hace mucho tiempo la capacidad del Estado fue rebasada por completo.
La fama pública, claro, es que en los penales los reos se declaran inocentes, aun cuando, al mismo tiempo, nadie dudaría, así como anda la fama pública de la procuración de justicia, que haya más inocentes que culpables presos.
Yo, decía Miguel Ángel Díaz Pedroza cuando fue secretario General de Gobierno de Dante Delgado Rannauro, he sacado de la cárcel a gente culpable y he encarcelado a gente inocente.
CUATRO. Infierno carcelario
La mayoría de gobernadores se topan con el infierno carcelario.
Por ejemplo:
A Javier Duarte se le escaparon cien reos el mismo día.
A Fidel Herrera Beltrán, los presos del penal de Pacho Viejo, azuzados siempre se dijo por Los Zetas, concesionarios de negocitos en el CERESO, le armaron un motín un día cuando estaba en Cosamaloapan y luego enseguida voló en el helicóptero al reclusorio para enfrentar el pendiente.
Ahora, el gobernador Yunes con el motín en “La Toma”.
CINCO. Waterloo en cada gobernador
Cada gobernador tiene su Waterloo y muchos la libran.
Por ejemplo, Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980.
Unos campesinos invadieron un rancho en Martínez de la Torre, propiedad de la familia Arámburo, de Teziutlán, Puebla.
Y cuando pasaron los días sin una solución salomónica, los pistoleros de la familia enfrentaron a los campesinos y mataron a siete.
Luis Echeverría Álvarez, presidente de la república, se indignó. Y más, porque al oído le hablaron Augusto Gómez Villanueva, secretario de la Reforma Agraria, el líder de la CNC, Celestino Salcedo Monteón, y el más bravo de aquella trinca, Vladimir Bonfil.
Y durante unos tres meses, Echeverría congeló a Hernández Ochoa.
Nunca le contestó teléfono. La puerta de Los Pinos se le cerró.
Echeverría le levantó el castigo luego de que su esposa, Esther Zuno de Echeverría, platicara con su comadre, la señora Teresita Peñafiel, esposa de Hernández Ochoa.
Y así logró resarcirse a sí mismo, pues los líderes agrarios lo inculpaban de la masacre de campesinos.
Hijo putativo de Hernández Ochoa, en cuya escuela obtuvo la maestría y el doctorado en Ciencia Política Práctica, Miguel Ángel Yunes Linares sigue construyendo, deconstruyendo y reconstruyendo su Veracruz utópico y que todos “ya saben de qué se trata”.
Los ocho muertos de “La Toma” significan una golondrina reiterando el tiempo huracanado que en materia electoral se vive y padece.