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Escenarios: Cuitláhuac cacarea a “El peje”

El Piñero

Luis Velázquez
13 de enero de 2018


UNO. Horrorizadas con AMLO

Todo indica que las elites priistas y azules y amarillas están horrorizados con AMLO.
A: Según Parametría, Andrés Manuel López Obrador ganaría hoy con el 43 por ciento de la tendencia del voto.
B: De acuerdo con los observadores, “El peje” quedaría con el treinta por ciento del voto de los jóvenes que por vez primera votarán este año en el país.
C: La barda pintada en Venezuela manifiesta el grado de terror en que han incurrido los partidos y candidatos opositores, pues buscaron atemorizar a la población electoral ligándolo a la política autoritaria y represiva de Nicolás Maduro, la mala copia de Hugo Chávez.
D: En las redes sociales lanzaron la versión de que hasta el tirano presidente de Corea del Norte también está con AMLO.
E: Mientras el PRI y el PAN necesitan regalar despensas alimenticias y escolares para amarrar el voto, MORENA, sin tal estrategia populista ramplona y barata, sigue repuntando.
F: El discurso tricolor y azul está en su más alto decibel de intensidad avasallante en contra de “El peje”.
G: El PRI y el PAN ya pasaron por Los Pinos y el peor mal social en la nación es la desigualdad económica, que incide en la desigualdad social, educativa, de salud y de seguridad.
Ahora, la población está creída y convencida de que la oportunidad toca a AMLO.
Y en tales circunstancias, más otras que cada quien anotaría, el pre-candidato de MORENA, PT y PES a la gubernatura de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, se trepa a las valencianas del tabasqueño.
Incluso, el mismo “Cui” lo ha profetizado, digamos.
“Yo ganaré… porque AMLO va en la boleta”.
Restaría observar que la moneda está dando vueltas en el aire electoral y nadie puede garantizar, por más chamán que se sienta, el lado dónde caerá.

DOS. Cuitláhuac cacarea a “El peje”

Con todo, el discurso de Cuitláhuac se ha vuelto repetitivo.
Incluso, pareciera que él mismo carece de una convicción política, social y educativa, pues sólo cacarea el discurso de AMLO.
Por ejemplo:
Que el gobernador Yunes es igual que Javier Duarte por el asuntito aquel del reloj de 6 millones de pesos.
Que Yunes “está más preocupado por la campaña de su hijo… que en dar resultados en materia de la inseguridad que prevalece en Veracruz”.
Que “estos corruptos deben estar fuera” del palacio principal de gobierno de Xalapa.
Se ignora, no obstante, si repitiendo como loro las cosas estaría despertando y motivando la confianza de la población electoral para que el primero de julio voten por él.
Y más cuando la palabra de los políticos está demasiado, excesivamente prostituida.
Y más cuando se cae en lugares comunes, como aquello de decir que “Veracruz no se merece que le sigan robando” y que, bueno, repitió hasta el cansancio Antonio López de Santa Anna en las tres ocasiones que gobernara la entidad jarocha y luego se iba al palenque a jugar a los gallos y a empinar el codo acompañado de una cortesana.
Y es que, cierto, ninguna razón existe para que una generación política “meta las manos al cajón”, con todo y que los diputados locales que fueron de MORENA, Sebastián Reyes, Eva Cadena y Miriam Judith González Sheridan, desertaron del partido de “El peje” argumentado que les ordeñan la dieta según para las universidades de MORENA y cuando reclamaron pruebas concretas y específicas fueron satanizados.

TRES. Acusa, sin aportar pruebas

“Cui” (así se llama a sí mismo) dijo en la semana de AMLO en Veracruz (cincuenta y cinco giras en dos años) que la yunicidad contrató a dos mil operadores en la secretaría de Desarrollo Social de Indira Rosales San Román para “repartir la cajita feliz de Veracruz contigo y comprar el voto a favor de su hijo”.
Ok.
Pero en ningún momento aportó pruebas, documentos, testimonios, cheques, apostando así a que la población electoral crea en su palabra porque él, ajá, en nombre de dios, su dios terrenal, lo dice.
Nadie, claro, duda de que sea cierto, pues en México desde antes de Miguel Hidalgo y José María Morales se han dado elecciones de Estado.
Pero así como están los hechos y las circunstancias se necesita, primero, la comprobación de la palabra.
Y segundo, la denuncia electoral ante el tribunal electoral del OPLE y el tribunal de la FEPADE para que por oficio investiguen las cosas y se aplique la ley.
Los hechos, no obstante, son el único aval en la vida, y más en la política.
Sin los hechos, cualquier ser humano y político está perdido.
Cierto, la titular de la SEDESOL ha dicho que ella sería absolutamente feliz si repartiera una despensa cada semana a los pobres y a “los pobres entre los pobres”, los jodidos, pues, de Veracruz y que según el Coneval suman seis de cada 10 habitantes, además del medio millón de paisanos que todos los días sólo hacen dos comidas al día dada la precariedad que los flagela.
Y si “Cui” se trepa en tal versión incide en el populismo barato y ramplón porque se necesita la veracidad total.
Y sobre todo, porque dice que por ningún concepto se “puede permitir a Yunes Linares que utilice dinero público en la campaña  de su hijo”.
Simple y llanamente, está obligado a demostrar su palabra.

CUATRO. Lujos del Yunes azul

El 6 de noviembre de 2016, el corresponsal de Proceso en Veracruz, Noé Zavaleta, publicó en el número 2088, páginas 24, 25 y 26, un reportaje intitulado “Los Yunes: una cola tan larga como la de Duarte”.
En el texto resume, por ejemplo, unas propiedades que Javier Duarte le adjudica de acuerdo con la denuncia penal que el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México y sus diputados locales y federales (Erick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Tarek Abdalá, Édgar Spinoso y Alberto Silva Ramos, entre otros)  interpusieran en la Procuraduría General de la República, PGR.
Y en la lista aparecen bienes aquí y allá, pero en ningún momento está el departamento en Nueva York que ahora Cuitláhuac García le refirió en su discurso al lado de AMLO.
Además, tampoco aportó pruebas notariales, ni menos, mucho menos, que de ser así lo haya comprado con recursos públicos.
Pero “Cui” soltó la versión diciendo que el gobernador Yunes tiene propiedades, “las más caras en la Ciudad de México, además de poseer la casa más cara de Veracruz”.
Tal cual sólo azuza a la población electoral repitiendo que “este señor vive en los lujos cuando siempre ha sido funcionario público”.
Una cosita, sin embargo, es que, digamos, así fuera, pero otra y de acuerdo con el nuevo sistema acusatorio penal aportar las pruebas.

CINCO. “De lengua me como un trapo”

Nadie “mete las manos al fuego” por los Yunes azules, pues ellos solitos saben defenderse.
Pero mucho se duda que un candidato a un puesto de elección popular gane la confianza ciudadana con un discurso lleno de adjetivos calificativos y mueva a la población para tachar su nombre en la boleta electoral.
El proverbio popular tan conocido dice que “de lengua me como un trapo”.
Cuitláhuac podría, digamos, “treparse en las valencianas” de AMLO para repuntar, pero le falta consistencia política y social en su discurso.
Necesita, pues, ya, ya, ya, la asesoría de su ideólogo, el diputado local, Zenyazen.

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