Luis Velázquez
22 de febrero de 2018
UNO. Diálogo y macana
La primera fue Topacio, la dirigente de una colonia popular en Xalapa, quien bloqueó una avenida en la capital exigiendo canonjías el cumplimiento de promesa duartiana y terminó en el penal de Pacho Viejo.
Luego, unos compitas indígenas de Soledad Atzompa, en la sierra de Zongolica, plantados frente a palacio de gobierno de Xalapa, y desalojados con la fuerza pública, en tanto su presidente municipal en funciones es ahora candidato a diputado local.
Después, en Las Choapas, un grupo de ganaderos integraron una guardia comunitaria para lanzarse a la búsqueda de la esposa de un ganadero que estaba secuestrada y llegó Seguridad Pública y pulverizó el objetivo.
Más tarde, en Gutiérrez Zamora, los vecinos también bloquearon la carretera en demanda social y fueron desalojados.
Con el líder legendario, César del Ángel, preso en el penal de Pacho Viejo, en arraigo domiciliario en un hospital donde convalece, el Movimiento de los 400 Pueblos se arrugó y abstuvo de caminatas en Xalapa con sus mujeres y hombres semidesnudos y sólo el hijo, vocero del PRI, ex diputado local, de vez en vez levanta la mano, en tanto el padre pide clemencia en cartitas al gobernador Yunes.
Ahora, el martes 20, un grupo de colonos de la Ribera Veracruzana se opuso a la apertura de una calle que favorece un desarrollo inmobiliario y “bloqueó una vía de comunicación… donde viven miles de personas y se encuentra una instalación militar, la Heroica Escuela Naval Militar de Antón Lizardo”.
Y una vez agotado el diálogo, el diálogo fracasado, “el gobierno del cambio” ordenó “que fueran retiradas y fueran detenidas las personas responsables” dijo el gobernador Yunes en un mensaje ex profeso.
“No podemos volver a la etapa del desorden” dijo.
En Veracruz se aplica la ley a todas las personas por igual, no importante a qué se dediquen”.
DOS. Desgobierno de Javier Duarte
Queda claro:
Javier Duarte desgobernó Veracruz. Primero, el saqueo desorbitado al erario, y segundo, la desaparición forzada de inocentes, derivada de la alianza de políticos, policías y la delincuencia organizada, expresan el peor tiempo social, más que del Golfo de México, del país.
Y ante tanto abuso y exceso del poder, poder autoritario y arbitrario, poder absoluto que corrompe de manera absoluta, la población empezó a sublevarse y a tomar calles y avenidas, pueblos y carreteras.
Nunca el diálogo.
Se recuerdan, por ejemplo, las caminatas de los indígenas de Atzompa a Xalapa y que en varias ocasiones, Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública cooptaba a la altura de Fortín con las fuerzas policiacas.
Incluso, desde Javier Duarte hasta Gerardo Buganza Salmerón, secretario General de Gobierno, hicieron la faramalla del diálogo trasladándose a Fortín para una reunión pública y que fuera “una tomadura de pelo” porque nunca, jamás, les cumplieron.
Y por eso mismo, las protestas seguían.
Y es que ante la cerrazón oficial…
Ante la derrota del diálogo…
Ante la incapacidad política para convencer a las partes de soluciones consensuadas a los pendientes sociales…
Ante el lenguaje del garrote, la macana y el tolete…
Ante la negligencia y el desdén…, el único camino que en el sexenio anterior dejaron a la población fue la manifestación callejera.
En menos de un año, el PRI perdió la gubernatura, perdió la mayoría en el Congreso local y perdió la mayoría de presidencias municipales, ciento setenta y dos (172), lo que nunca antes había sucedido.
Y con la llegada del ex priista Miguel Ángel Yunes Linares a la silla embrujada del palacio de Xalapa, los vientos huracanados han querido cambiar.
O de plano, están cambiando, como es el caso, por ejemplo, de que por vez primera en el país, un gobernador en funciones acusa y detiene a sus antecesores de desaparición forzada, un delito de lesa humanidad que nunca, jamás, prescribe.
TRES. Yunicidad entró al quite
El día de la toma de posesión, el gobernador Yunes pronunció tres discursos. Uno, en el Palacio Legislativo. Otro, en el patio del palacio de gobierno. Y otro en el parque Juárez.
Y en los tres discursos mostró las manos empuñadas.
El puño por delante como eje central de una vida en vez, digamos, de la mano extendida con una sonrisa que suelen los poetas.
Pero al mismo tiempo, el Yunes azul dijo “que estarían abiertas las puertas de Palacio y de las oficinas de los servidores públicos al diálogo”, y a la ley, y a la justicia, y al orden social.
No permitirían, dijo, bloqueo de carreteras, ni de calles, ni de avenidas, “porque afectan la vida normal de las ciudades y lastiman los derechos de ciudadanos, que en muchas ocasiones no tienen nada que ver con las protestas”.
En el caso de la llamada “Riviera Veracruzana” (así le pusieron los constructores y de manera pomposa le llamaba Fidel Herrera Beltrán), mientras la avenida fue cerrada fueron afectados “derechos de terceros, se detuvieron camiones de transporte de pasajeros y vehículos particulares, en algunos de los cuales viajaban cientos de niños que a esa hora volvían a sus casas.
Las personas tuvieron que caminar para llegar a sus hogares o a seguir realizando sus actividades”.
Y la gota fue derramada.
Y la yunicidad entró al quite.
Fue el martes 20, en donde muchos pegaron el brinco en las redes sociales cacareando la detención de ilustres.
Tiempo de Javier Duarte.
Tiempo de Yunes Linares.
Si es un conflicto que viene desde antes, ¿cuándo y en qué momento el diálogo reventó?
Más aún, ¿por qué el Ayuntamiento de Alvarado dejó crecer el problema, con todo y que viniera desde antes, pues bien pudieron tender puentes de comunicación?
CUATRO. La fuerza de la razón. La razón de la fuerza
Juan Maldonado Pereda decía que la protesta social es la música de la democracia.
Fernando Gutiérrez Barrios decía que si al mediodía el pueblo dice que es de noche es hora de encender las farolas.
Muchos priistas dicen que si el pueblo se inconforma… es que está vivo.
Pero los teóricos políticos también advierten que si una parte del cuerpo social está mal, enferma, con achaques, las señales han de leerse para buscar salidas a través del diálogo y en el momento oportuno antes de que estallen.
Por eso, una de la más alta virtud de un político y de un equipo gobernante es la operación política y social para convencer a partir de la razón con argumentos.
Y si el operador falla, sea por la cerrazón y la necedad de los otros…
Sea porque el principio de Peter lo rebasó…
Sea por una defensa frágil y titubeante de los argumentos…entonces, entra la policía a convencer.
Una, entonces, es la fuerza de la razón.
Otra, la razón de la fuerza.
CINCO. El topo de Carlos Marx
Todos los tiempos políticos son huracanados.
Por eso, Carlos Marx convocó siempre la figura del topo, el animalito que siempre merodea en el subsuelo y de vez en vez se asoma para olfatear el rumbo del viento y si es favorable asciende a la superficie y si los vientos son adversos, entonces vuelve a sumirse.
Tal ha de ser la estrategia del diálogo, buscando siempre la razón y la justicia, siempre con la mesura y el reposo político y social.
Algo falló en el caso de la Ribera jarocha y en los casos de Topacio, los indígenas de Atzompa, las guardias de Los Choapas y los vecinos de Gutiérrez Zamora.