Luis Velázquez
09 de marzo de 2019
UNO. El diputado querendón
Con fama de querendón, gigante bonachón, el diputado mariachi, Érik Iván Aguilar López ha confesado lo inaudito: que una mujer, su homóloga Jéssica Ramírez Cisneros, lo utilizó.
Y lo utilizó para renunciar a la bancada de Morena y seguir los pasos de los Malenos (José Magdaleno Rosales Torres) y formar una bancada independiente… al Movimiento de Regeneración Moral y que constituyó una fractura más en la izquierda jarocha.
Pero al mismo tiempo, y en el tiempo de la rendición de cuentas y de la transparencia y hasta de la Cuarta Transformación del País, en su declaratoria de prensa deja más dudas que certezas, y por el contrario, en vez de aclarar, confunde.
Quizá, estaría jugando “al gato y al ratón” con las elites políticas de la izquierda.
Pero, bueno, se manifiesta, y si una mujer “lo utilizó”, entonces, son palabras mayores.
DOS. La gran estafa
Por ejemplo:
A: En ningún momento aclara (Diario de Xalapa, Itzel Molina, 2 de marzo, 19) los argumentos con que la diputada Jéssica Ramírez lo convenció (mejor dicho, utilizó) para traicionar a la bancada de Morena.
B: Echa leña a sus colegas Jéssica Ramírez Cisneros y Nahúm Álvarez Pellico y dice que ignora los “tratos que tengan con el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín”, para describir que primero desertaron de la bancada de MORENA y luego, de la noche a la mañana, así nomás, volvieron al redil.
Y lo estafaron.
C: Desliza en el carril legislativo, político y mediático que “fueron muchos los apretones” para que Jéssica, Nahúm y Magdaleno regresaran a la bancada de Morena, pero en ningún momento los precisa.
“Tira la piedra y esconde la mano”, el muy santito.
TRES. Ángel de la pureza
D: Dice que la aventura de formar otra bancada fue idea de Jéssica Ramírez, invitándolo a “dignificar al Congreso por las anomalías”.
Y Jéssica, también, fue la primera en desistirse del grupo autónomo a MORENA y el grupito legislativo se desbarató.
Nunca, sin embargo, describe ni precisa las anomalías.
E: “Yo confié en la palabra de Jéssica pero me falló”.
Jamás en el viaje narrativo de la nota publicada, el diputado mariachi pormenoriza los detalles, tan necesarios en la transparencia, cayendo por demás en la opacidad.
F: Érik Aguilar se declara ángel de la pureza y asegura que nunca se “presta para ningún interés personal ni para caprichos de nadie”.
Y en el viaje a las sombras, tampoco precisa los intereses personales de Jéssica.
Y, por supuesto, si Jéssica se benefició con tal juego y rejuego.
CUATRO. Tan grandote y tan bonachón…
G: Dice ignorar “los acuerdos en qué quedaron Jéssica y Nahúm” para volver al redil de la bancada de MORENA.
Y, bueno, si Aguilar López es diputado local quizá debería leer la novela “El topoderoso” de Irving Wallace, donde expresa que la primera estrategia cuando se llega a una dependencia pública es investigar a los jefes para así conocer el terreno pisado.
El diputado mariachi olvidó lo fundamental como es que, según Napoleón Bonaparte, la traición y la deslealtad y la ingratitud son consustanciales a la naturaleza humana.
Y lo utilizaron. Lo engañaron. Lo estafaron. Le “tomaron el pelo”, ¡pobrecito mariachi, tan grandote y tan bonachón!
De aquí para adelante, y por el bien de su distrito, Misantla, y de los 8 millones de habitantes de Veracruz, su terreno legislativo, ha de ser cuidadoso y desconfiar de todos, con todo y el besito de Judas que se diera con Jéssica el jueves 7 de marzo en el Congreso.