Luis Velázquez
15 de mayo de 2018
UNO. Topes de campañas
Mónica Leslie Garibo Puga, representa de MORENA en el OPLE, tiene toda la razón del mundo.
Ella ha expuesto en el carril electoral que “Veracruz es un estado tan pobre que no podemos hablar de gastos electorales tan altos y grotescos”.
Y por eso mismo, insiste en su tesis que sin duda es la tesis de AMLO, como es reducir más y más el tope de gastos de las campañas de los candidatos a gobernador.
Por lo pronto, el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) disminuyó en un treinta por ciento los topes para el proselitismo, porque a diferencia del OPLE, Organismo Público Local electoral, consideró que estaban excedidos (La Jornada, Eirinet Gómez).
En el principio el gasto aprobado para los candidatos era de 157.9 millones de pesos.
Un promedio de dos millones 631 mil pesos diarios.
Ahora, y luego del manotazo del TEV quedó en 122 millones.
Pero Leslie, mejor dicho, AMLO, desean que se baje más.
DOS. Excesos por “debajo de la mesa”
Desde luego, ya de por sí la mitad de la población y la otra mitad saben, están seguros, ciertos de que una cosita es el tope del OPLE, y otra, el gasto fuera de control, desbordado, “por debajo del puente”.
Por ejemplo, en el carril partidista hay la tesis de que la víspera del día de elecciones, incluso, el mismo día, el billete corre “a manos llenas” para comprar votos.
Un priista (que sin duda ha participado en los operativos) llama a tal fenómeno político y social “orgía de votos”.
Y a estas alturas de la vida, todos los candidatos y todos los partidos le entran.
Giovanni Sartoris, el politólogo italiano, lo decía con puntualidad:
En política, quien tiene el billete gana la elección.
Carlos Hank González, el tlatoani que fue del grupo Atlacomulco, lo refería así:
En política quien tiene la operación electoral y el billete gana las llaves del cielo.
Pero, bueno, en el remedo democrático que vivimos, la representa de MORENA en el OPLE insiste.
Cita como referencia los comicios en Coahuila, donde la elección de gobernador fue anulada, simple y llanamente, por gastos excesivos de campaña.
TRES. Más jodidos que nadie…
Veracruz, tan pródigo en recursos naturales, está habitado por gente pobre y jodida.
De 8 millones, 6 millones oscilan entre la pobreza y la miseria (y que los sociólogos oficiales llaman “pobreza extrema”).
Uno de cada tres jefes de familia llevan el itacate y la torta a casa con el changarro en la vía pública donde venden picadas, gordas, tacos, tortas, café y refrescos de cola.
Medio millón de habitantes sólo hacen dos comidas al día de la precariedad en que están atrapados y sin salida.
La misma desigualdad social que Alejandro Humboldt advirtiera en el año 1800 cuando entrara al país por Veracruz se reproduce hoy.
Un Veracruz con 250 familias dueñas de más del 60 por ciento del capital.
De las 800 mil personas de 60 años de edad en adelante, unas 600 mil carecen de seguridad social.
En las regiones indígenas, el jornal es de 70 pesos diarios desde antes de que el sol salga antes cuando la luna alumbra el surco.
Hay 600 mil personas de 14 años de edad en adelante analfabetas que simple y llanamente no saben leer ni escribir.
Y en tales circunstancias significa una grosería, una bofetada social, una humillación el gasto desmedido de los candidatos a gobernador.
CUATRO. 75 gobernadores después…
Y más por lo siguiente:
En el palacio de gobierno de Xalapa han caminado 75 gobernadores, incluido el actual.
Y mientras la pobreza y la miseria se prolongan en Veracruz, cada 6 años en el caso del Poder Ejecutivo Estatal y cada cuatro años en el caso de los presidentes municipales aparecen nuevos ricos, nuevas familias pudientes.
Y lo peor entre lo peor, en la impunidad, salvo el caso de Javier Duarte y los suyos, cuyos excesos y abusos del poder lo llevaron al Reclusorio Norte de la Ciudad de México, en tanto 33 duartistas entre políticos, jefes policiacos y policías duermen en el penal de Pacho Viejo.
Además, claro, de los quinientos duartistas denunciados por la Contraloría y el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, en la Fiscalía por el desvío de recursos oficiales.
Por eso, el gasto millonario de los candidatos a gobernador constituye una grosería social.
Bastaría referir que con las prerrogativas del OPLE a los partidos políticos y sus candidatos compran espacios en la prensa escrita, hablada y digital para que los medios todos les tiren incienso a su paso.
CINCO. Excesos del poder
Lo peor viene cuando hay nuevo gobernador y cuyos ejes universales son, entre otros, los siguientes:
A: El desvío de recursos oficiales.
B: Los negocios lícitos e ilícitos y que suelen llevar a la creación de empresas fantasmas.
C: El nepotismo en los cargos públicos, donde los familiares, los amigos y los socios tienen preferencia.
D: El saqueo desmedido de todos y contra todo, conscientes y seguros de la impunidad, pues el gobernador es el jefe máximo del ORFIS, la Comisión de Vigilancia del Congreso, la Contraloría, la SEFIPLAN, la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía.
E: El enriquecimiento ilícito.
F: Y de postre, la soberbia y el engreimiento con que actúan los hombres y mujeres del poder, incluidos los familiares y hasta las barbies en turno.
Por eso mismo, Mónica Leslie Garibo Puga tiene toda la razón del mundo.