Luis Velázquez
01 de abril de 2019
UNO. Indígenas presos
Los indígenas presos en las cárceles del país (Veracruz, casi casi puntero, según trasciende con unos 600 a 800 privados de su libertad) está de nuevo en la cancha pública.
Pero al mismo tiempo, oh paradoja, sin que ninguna autoridad escuche por más y más que en el discurso oficial “se rasgan las vestiduras” por los llamados “pobres entre los pobres” como son “Los indios de México” que así se intitula un reportaje de 4 tomos con más de mil páginas cada uno publicado por el escritor Fernando Benítez en el siglo pasado, y en donde, desde entonces, cuenta el camino al Gólgota de las etnias encarceladas, por ejemplo, por robar una gallinita, un pollito, para llevar el itacate y la torta a casa aunque sea por un mediodía.
Veracruz, en las grandes ligas como estado carcelero de indígenas, al mismo nivel que Oaxaca, Chiapas, Puebla, Chihuahua, Guerrero y la Ciudad de México.
El acceso a la libertad negado, primero, por falta de recursos económicos para pagar un buen abogado.
Y segundo, por agentes del Ministerio Público y jueces con el desconocimiento del idioma, y lo peor, sin un traductor, un defensor.
DOS. Amnistía para todos
El diputado federal, Armando Contreras, se ha encargado de poner en la agenda setting el grave pendiente social.
Y, claro, habla del mundo soñado, la utopía, el deber ser, vendiendo, digamos, esperanzas a los indígenas presos y a sus familiares, quienes vivirán el peor de los mundos con el jefe de familia privado de su libertad.
Y desde hace muchos años, además.
Según el legislador hay unos ocho mil indígenas en prisión y clama y reclama un intérprete, cuando, caray, y en el caso de asuntos, digamos, comunes o triviales como el robo de un pollito, justificable ante el gran fracaso de la política económica, lo único digno y honorable es una amnistía general para todos ellos.
El diputado, sin embargo, olvida la amnistía, lo único que procede.
Veracruz, con el primer sexenio de izquierda, bien podría lanzar la posibilidad para amnistiar a todos ellos.
TRES. “Muchas cornadas da el hambre”
El asunto fue planteado en el Congreso de la Unión y remitido a la Comisión de Pueblos Indígenas.
Ahora se verá si procede lo más pronto posible, pues, y por desgracia, la misma cantaleta se escuchó en los tiempos priistas y panistas, sin mayor trascendencia.
Miembro de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, Armando Contreras le estaría dando seguimiento, incluso, con un gran operativo mediático para volverlo tema central en la agenda pública.
Además, cabildeando entre sus pares diputados para que en sus entidades federativas cada Congreso local se aplique y los indígenas alcancen su libertad… en vez de que, por ejemplo, se envíen cartitas al gobierno español para pedir perdón por delitos cometidos hace 500 años.
“Muchas cornadas da el hambre” intituló Luis Spota a una de sus novelas y nada describe con puntualidad el estado penal de ocho mil indígenas del país, de los cuales entre 600 a 800 son en Veracruz.