Luis Velázquez
Uno. 315 políticos en el huracán
El sábado 23 de diciembre, en víspera de navidad, cayó un duartista más. Juan Antonio Nemi Dib que muchas cositas ha de saber. Fue director del DIF, cercano a Karime Macías. Fue secretario particular del gobernador y muchas más cosas conoció. Fue secretario de Salud, la dependencia que con Educación conjunta el mayor número de tropelías en el sexenio anterior.
El hacha yunista está implacable. Lo reveló, por ejemplo, el Contralor Ramón Figuerola Piñera el martes 28 de noviembre, hace cinco semanas, cuando en el Palacio Legislativo compareciera para la rendición de cuentas y sacara “las cartas” ocultas en el chaleco:
A: La contraloría ha presentado 150 (ciento cincuenta) denuncias penales en la Fiscalía General por un (presunto) desvío de 48 mil millones de pesos.
B: Están abiertas 625 investigaciones en las que están implicados, ni más ni menos, 315 servidores públicos como presuntos responsables.
C: La Auditoría Superior de la Federación, ASF, ha presentado 65 denuncias por montos desviados de los años 2006 (Fidel Herrera Beltrán) a 2016 (Javier Duarte) por desvíos de más de 22 mil 548 millones de pesos.
D: Dos solicitudes de desafuero en el Congreso de la Unión en contra de los diputados federales, Tarek Abdalá y Alberto Silva Ramos, serán retomadas, pues en dos ocasiones fueron congeladas por la bancada priista de César Camacho Quiroz.
E: Cada secretario del gabinete legal ha interpuesto denuncias penales en contra de sus antecesores y que están pendientes de ejecutarse en la Fiscalía.
Por eso, los once meses que faltan al gobernador Yunes serán insuficientes para aplicar la guillotina en toda su dimensión en contra de los trastupijes cometidos por los políticos del duartazgo.
Nemi Dib constituye apenas, apenitas, un eslabón más que ya tiene (y ha tenido) a once duartistas presos en el penal de Allende, pues uno de ellos, Flavino Ríos Alvarado, está en arraigo
domiciliario por algún tráfico de influencias, y el otro, César del Ángel, sigue internado en el hospital.
Dos. “Oro molido” en el carril
Yunes Linares llevaba el liderazgo en el número de políticos acusados de pillos y ladrones tras las rejas.
Pero ahora un escándalo mayor ha sido revelado en Chihuahua, donde su homólogo panista, Javier Corral, descobijó “un eslabón de la cadena de fraude y corrupción” deteniendo a Alejandro Gutiérrez, alto funcionario de su antecesor, César Duarte Jáquez, partícipes en el desvío de recursos públicos a las arcas del CEN del PRI cuando Manlio Fabio Beltrones era el presidente.
Se trata del presunto desvío de 250 millones de pesos de las arcas de Chihuahua “y cuyos tentáculos se extienden por lo menos a otras seis entidades, como son Durango, Puebla, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Veracruz”. (Proceso 2147, J. Jesús Esquivel)
Incluso, el reportaje fue publicado por el semanario Proceso y el diario estadunidense “The New York Times”, pues ambos iniciaron desde meses anteriores una investigación sobre el desvío de dinero público a las arcas del tricolor.
Y de ser así sólo confirma la versión en el carril político de que desde siempre, el gobierno federal y los gobiernos estatales en turno han financiado al PRI además de en las campañas electorales, en el sostenimiento del partido.
Más todavía: en el carril político siempre ha trascendido que la nómina del tricolor la pagan tanto los presidentes municipales como los gobernadores en turno.
Y aun cuando, digamos, ningún descubrimiento científico espectacular se está haciendo, en el tiempo de la elección de 9 gobernadores y 500 diputados federales y 128 senadores de la república estamos, simple y llanamente, ante “oro molido”.
Tres. Muchos intereses en juego
El ex secretario de Salud, Nemi Dib, fue acusado, por lo pronto entre los trascendidos, por la construcción de la famosa Torre Pediátrica iniciada en el último año del Fidelato y sin construir en el duartazgo.
El único constructor que está preso en el penal de Pacho Viejo, César Augusto Morando, también paga culpas sobre la Torre Pediátrica y que para acabar de amolar bastó un nortecito para tumbar un piso completo.
Con todo, resulta una pillería infantil ante, digamos, la versión en el carril de la yunicidad de que como tesorero de la secretaría de Finanzas y Planeación, Tarek Abdalá habría sido, o fue, el operador de Javier Duarte para entregar mil millones de pesos a César Camacho Quiroz como
presidente del CEN del PRI y con el objetivo de financiar, igual que César Duarte en Chihuahua, campañas electorales en el país.
Pero ni hablar, como estamos en tiempo electoral y entre más duartistas caigan al penal de Pacho Viejo más fortalecería al PAN para ganar la gubernatura el año entrante, entonces, Nemi Dib fue detenido.
Además, claro, de su presunta responsabilidad.
Cuatro. Nemi, en el tendedero
Javier Duarte está acusado de delincuencia organizada. En ningún momento porque la denuncia penal incluya ligas directas con los carteles y cartelitos. El delito es porque formó una vasta red criminal y de complicidades para saquear el erario, como si las arcas fueran una hacienda porfirista.
Nemi, en el tendedero.
Se recuerda, por ejemplo, cuando a la primera denuncia del doctor Fernando Benítez Obeso como secretario de Salud, Nemi enfureció tanto que en un acto público le mentó la madre, lo retó a golpes y le dijo de lo que moriría.
Ahora, en el penal de Pacho Viejo tendrá espacio y tiempo suficiente para llevar, incluso, él mismo su defensa, de igual manera, abogado como es, cuando como secretario de Salud compró un montón de libros de medicina para estudiar y hablar el lenguaje médico.
Pero la cueva de la corrupción todavía dará para mucho más.
Alí Babá, por ejemplo, tenía cuarenta ladrones asociados. Y en el caso, el Contralor Ramón Figuerola dice que hay 315 (trescientos quince) servidores públicos como presuntos responsables, unos por corrupción, otros por incapacidad, otros por omisión y otros por negligencia.
El estercolero más insólito y vergonzoso en la historia, más que de Veracruz, del país.