Luis Velázquez
06 de abril de 2019
UNO. Cierran Cruz Rojas
Hay pueblos en virtual Estado de Sitio, virtual Toque de Queda… por la inseguridad.
También hay familias migrantes de Veracruz a otras entidades federativas para ver si libran el tsunami de violencia, desorbitada y descarrilada, fuera de control.
Hay casas y mansiones en venta. Comercios cerrados.
Hay pueblos que detienen, linchan y queman vivos a los maleantes. Hay pueblos con guardias comunitarias para defenderse a sí mismos, digamos, al mejor estilo filosófico del presidente municipal de Xalapa de que hemos de “cuidarnos unos a otros”.
Hay niños y mujeres asesinadas. Hay jóvenes y ancianos ejecutados. Hay cadáveres flotando en los ríos, lagunas y arroyos, solo esperando que los cadáveres floten aguas abajo y desemboquen en el Golfo de México.
Hay policías acusados de una violación multitudinaria. Hay una mujer policía asesinada.
Hay farmacias y hospitales que de plano han suspendido el servicio nocturno.
Pero el colmo de la barbarie es la siguiente en la noche violenta y huracanada de Veracruz:
La inseguridad ha pegado a las delegaciones de la Cruz Roja. (Notiver, sábado 30 de marzo, 2019)
Y varias han cancelado el servicio nocturno. Entre otras, en Vega de Alatorre, Palma Sola, Tihuatlán y Ciudad Mendoza, allí donde en la yunicidad fuera asesinada que por confusión, ajá, la hija de una diputada federal de MORENA.
Y en contraparte, el pleito verdulero entre el gobernador y la fiscalía alcanza los decibeles más torrenciales.
DOS. Veracruz, tierra fértil para malandros
Hay iglesias donde los feligreses rezando el padrenuestro y el ave maría han sido asaltados.
Y taquerías donde los comensales fueron atracados.
Y moteles donde los amorosos fugaces han sido interrumpidos en la noche huracanada.
Y mujeres secuestradas, desaparecidas, asesinadas y decapitadas como una represalia cuando la familia se declaró sin liquidez para pagar el rescate millonario.
Hay autobuses de pasajeros asaltados en su viaje de un pueblo a otro, sobre todo, en la noche, en el transcurso de la madrugada.
Hay modestas estéticas de pueblos donde han asesinado al dueño y a un cliente.
Pero que alrededor de diez delegaciones de la Cruz Roja estén cerradas en las noches por tanta inseguridad según revelara la delegada María de los Ángeles Villa de Rodríguez, caray, son palabras mayores.
Lo más grave, sin embargo, es la incógnita del desenlace, pues con todo y bolita de cristal nadie tendría un médium tan efectivo para anticipar el futuro mediato e inmediato.
Con todo, días más torrenciales y más huracanados se vislumbran.
Los carteles y cartelitos, dispuestos a todo, con tal de seguir manejando la jugosa plaza Veracruz y que entre otros negocitos incluye los siguientes:
A, la droga. B, el huachicoleo. C, los migrantes. D, la prostitución. E, el secuestro. F, el cobro de piso. F, la venta de protección. G, los negocitos con los presidentes municipales que se arrodillen, y como son la obra pública y la concesión de la comandancia policiaca.
Veracruz, tierra fértil para los malandros.
TRES. Familias en peligro
Hay amenazas y extorsiones a los empleados de la Cruz Roja. Hay intimidaciones de que los levantarán. En otros casos, los han robado, la última vez en la delegación de Poza Rica, donde se llevaron el pago de la nómina.
La vida, prendida con alfileres. La vida individual y la vida social. Las familias, en peligro. En peligro también las delegaciones de la Cruz Roja, que solo procura el bienestar social a través de la salud. El apoyo a los pobres “y a los pobres entre los pobres”.
Los carteles y cartelitos, dueños de Veracruz.