Luis Velázquez
30 de abril de 2018
UNO. 3 horas con Fidel Herrera
Sábado 28 de abril. Hacia las doce del día en el Hospital ABC, de la Ciudad de México.
Dos reporteros de los ocho mil que según Javier Duarte hay en Veracruz trepan al tercer piso del hospital.
Es la hora de la cita para visitar a Fidel Herrera Beltrán, internado semanas anteriores por un derrame cerebral.
De entrada está solo. Mejor dicho, acompañado de su escolta. La cita es para veinte minutos. Se quedan más de dos horas y media. Quizá tres.
De entrada su rostro lo dice todo. Pareciera sumido, uno de sus verbos favoritos cuando en el tiempo de esplendor y resplandor decía que “hay tiempo de sumar, tiempo de sumarse y tiempo de sumirse”.
Al momento ha recuperado el cien por ciento del habla. Pero aún tiene problemas de movilidad en una pierna. Todos los días se ejercita una hora.
Vestido con el uniforme hospitalario la mirada del góber fogoso es opaca. Digamos, tiempo nublado, diría Octavio Paz.
Pero oh sorpresas de la vida, apenas, apenitas el par de periodistas lo tientan con el tema de la política, Fidel es otro. Resucita. Resurge. Se reinventa. Fogoso, pues.
DOS. “Tengo más vidas que un gato”
En un momento de la plática, Fidel exclama la siguiente frase bíblica universal:
“¡Aquí estoy, en mi isla tropical!”
Y sonríe.
Luego, lanza otra frase célebre:
“¡Ya quedó probado y comprobado que tengo más vidas que un gato cuenqueño!”, considerando que según la leyenda un gato tiene siete vidas, y quizá por eso mismo, para reciclarse, Carlos Monsiváis tenía 13 gatos y Ernest Hemingway cincuenta en la finca “Vigía”, en Cuba.
Entonces, la plática trota en el tiempo electoral.
Ni una palabra, claro, ni una cita, ni una mención, sobre Javier Duarte, el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Ninguna palabra sobre los 33 duartistas entre políticos, jefes policiacos y policías en el penal de Pacho Viejo.
Ninguna palabra sobre la elección de gobernador en Veracruz, pues, en todo caso, sólo adopta como suya la filosofía política de Patricio Chirinos Calero: “El respeto al sexenio ajeno es la paz”.
(Bienio, sería en el caso jarocho)
¡Ah!, pero en cambio Fidel profetiza:
“¡Ganará Meade!”.
Tampoco, claro, detalla sus razones. Es su voz. Su experiencia. Su mirada.
Luego, la plática llega a Chiapas, allí donde el PRI y el PVEM se conflictuaron por la candidatura a gobernador y casi toda la bancada priista en el Palacio Legislativo renunció al tricolor por la imposición.
Dijo Fidel:
“¡Ya calmamos Chiapas! ¡PRI y PVEM, juntos”.
Fidel, claro, con todo y vivir ahora en su “isla tropical”, es decir, el Hospital ABC, arrastra una droga canija. Es la droga de la política, le dice un reportero, y el fogoso escucha y calla.
TRES. “Lamentable que pase en Veracruz
En la plática se filtra un tema ríspido. El narcotráfico.
“El país está complicado” dice Fidel.
Luego, amplía su mirada política y sociológica:
“El Cartel Jalisco Nueva Generación está virulento. Pero lamentable que esté pasando en Veracruz”.
Entonces, el fogoso mira la camiseta de uno de los reporteros con la leyenda del América.
Y la plática se va sobre los Tiburones Rojos.
“¡Se salvó!” dice Fidel, “el doctor en Derecho” que así le llaman el par de periodistas.
Pero, concluye “el Tío”, “una lástima que la plaza tan importante de Veracruz se pierda o pueda perderse”.
Nunca, claro, se perdió en su tiempo sexenal.
Tampoco con Miguel Alemán Velasco.
Ni con Patricio Chirinos Calero, Dante Delgado ni Fernando Gutiérrez Barrios.
Incluso, Gutiérrez Barrios gobernador, en el juego de un sábado paseó en la cancha de fútbol en el estadio Luis “Pirata” de la Fuente y como torero en tarde de luces fue aclamado hasta el frenesí porque en 40 días pacificó Veracruz luego de la famosa “Sonora Matancera” de Agustín Acosta Lagunes.
TRES. Tres políticos en el ABC
Entonces llegó al piso número tres del hospital ABC la señora Rosa Margarita Borunda, esposa de Fidel.
Egresada de la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, se unió a la plática sobre política y fútbol.
Ella dijo:
“Javier Corral como gobernador de Chihuahua ha decepcionado”.
Chihuahua, su pueblo.
Luego expuso sus razones.
Pasaban de las dos de la tarde. La hora de la comida se había pasado. Y la enfermera insistió.
“Gracias, muchas gracias por venir” dijo Fidel.
“¡Aquí en mi isla tropical!”.
En el pasillo, el par de reporteros se topó con un trío de políticos de Veracruz y que no eran ni Érick Lagos, Jorge Carvallo y Adolfo Mota, tan ocupados como andan en el carril azul.