Luis Velázquez
Veracruz-.17 de junio de 2017
Uno. Goliat contra Goliat
Durante 25 años, Miguel Ángel Yunes Linares ha vivido para odiar a Fidel Herrera Beltrán.
El volcán de sus pasiones desaforadas en contra del fogoso inició el 1 de diciembre de 1992 como secretario General de Gobierno de Patricio Chirinos Calero.
Nunca pudo. Tampoco ahora como góber azul.
En tanto Yunes despotricaba con todo en su contra, incluso, hasta inventando la leyenda de que Fidel era el “Zeta Uno”, el fogoso se mantuvo sereno y calculador, tanto que durante muchos años, simple y llanamente, lo desquició.
Fidel, apostando a la frialdad, y Yunes, al resentimiento y a la venganza, volcán eruptando lava.
El fogoso, dice el sicólogo político, siempre se mantuvo por delante y le ganó y ha ganado todas las pichadas.
Es más, en el Chirinismo, el fogoso fue perseguido y anduvo a salto de mata, como aquella tarde-noche, cuando el cadáver de su padre era velado en Nopaltepec, llegó en un vuelo nocturno, hasta disfrazado, al aeropuerto Heriberto Jara, donde lo esperaba su amigo entrañable, Gustavo Sousa Escamilla, y ambos se fueron a la Cuenca del Papaloapan, velaron el cadáver y antes de amanecer regresaron al puerto jarocho para tomar el primer vuelo que entonces era, parece, alrededor de las siete y media de la mañana.
Todavía más: en el Chirinismo, y con toda la saña del mundo, fue enviado como candidato a diputado federal ante el panista Alfonso Gutiérrez de Velasco en Boca del Río para la derrota anunciada, y le ganó en las urnas.
El fogoso siempre ha ido por delante de Yunes.
En el año 2010, le ganó una jugada más con Javier Duarte de candidato.
El año anterior, Yunes ganó la gubernatura, pero el fogoso estaba en otras tareas, lejos de las pasiones borrascosas de la campaña electoral.
Dos. Todo por los hijos…
El bienio azul trae azorrilladas a las elites priistas.
Unos cuantos (cuatro) están presos, y otro más, el góber interino de 48 días, Flavino Ríos, en prisión domiciliara, parece.
Otros 67 priistas más están en la denuncia penal y les siguen el expediente para en su momento lanzar la orden de aprehensión.
Incluso, la semana termina con un trío de duartistas en “el ojo del huracán”, a saber, Gina Domínguez, la vocera, con el amparo federal denegado; Antonio Gómez Pelegrin, Sefiplan, con el amparado negado, y Ramón Ferrari Pardiño, acusado de desvío de recursos en Sedarpa.
Pero el fogoso ya está lejos del huracán azul en contra de los priistas.
Es más, se afirma que “es harina de otro costal” partidista, pues está, o estaría, jugando con todo en la cancha del Partido Verde, acariciando el sueño de que su hijo, el diputado federal, Javier Herrera Borunda, sea candidato del PV al senado el año entrante, y si los milagros existen, a la gubernatura, para así enfrentar al hijo con el hijo de Yunes.
Lamentable, entonces, que si el fogoso fue y ha sido “la horma del zapato” del Yunes azul, ahora, cuando más lo necesitan los grupos y las tribus rojas, ande con la lámpara prendida en otro carril.
Ni hablar, de por medio está el hijo y el relato bíblico enseña que los hijos son los únicos a quienes se hereda.
Fue el caso de José Murat Casab en Oaxaca con su hijo Alejandro, el gobernador.
Es el caso de Manlio Fabio Beltrones, con su hija, diputada federal, camino a la silla embrujada del palacio de Sonora.
Es el caso de Emilio Gamboa Patrón con su hijo para Yucatán y de Roberto Madrazo Pintado con su hijo para Tabasco.
Incluso, el miércoles 14, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, estuvo en el WTC de Boca del Río, y paseó a su hijo, listo, quizá, para un cargo público de elección popular el año entrante, diputado federal por Hidalgo.
Tres. Político fuera de serie
El fogoso siempre ha ido por delante de Yunes y por eso mismo lo ha desquiciado.
Lamentable, entonces, que algunos de sus discípulos (érick Lagos, Jorge Carvallo junior, Alberto Silva, Adolfo Mota, etcétera) solo aprendieran (quizá ya traían la semilla) las cosas malas, claroscuros que todo ser humano tiene.
Más lamentable que ahora cuando Javier Duarte está preso en un penal de Guatemala durmiendo, el pobrecito, en una cama de piedra y sin ventilador en el día y la noche (con estos calores diabólicos), el cuarteto de ex diputados se haya “tirado al piso” de Yunes.
Otro gallo cantaría a los priistas si, por ejemplo, hubiesen aprendido del colmillo del fogoso para descarrilar a Yunes, pues todavía el tricolor gobernaría Veracruz.
Podemos satanizar al fogoso. Podemos estar de acuerdo o desacuerdo con su filosofía de vida y su praxis política, moral, ética, social.
Pero nadie puede negar su inteligencia, su talento, su experiencia y vivencias, su estrategia y mañas, su frialdad, etcétera, para hacer política.
Uno de sus maestros fue, por ejemplo, Luis Echeverría Álvarez, quien con todo nunca fue juzgado por la masacre del movimiento estudiantil del 68 ni tampoco por el “Halconazo” del 10 de junio de 1971 con la matanza del Jueves de Corpus Christi.
El fogoso entra al quite de la familia priista en Veracruz, o el tricolor perderá de nuevo la gubernatura el año entrante, aun cuando de jugar en la cancha del PVEM bien pudiera ganarla para su hijo.
Es el único que desquicia a Yunes.
La dinastía Kennedy de Boca del Río contra la dinastía Kennedy de Nopaltepec.