Luis Velázquez/ Escenarios
12 de febrero de 2018
UNO. Escuelitas de AMLO
Igual que en la Ciudad de México en su tiempo de Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, ha anunciado a través de su gente, universidades “de la esperanza” en Coatzacoalcos, Minatitlán, Poza Rica y Río Blanco, los cuatro municipios de diecisiete donde el año anterior ganara las presidencias municipales.
El anuncio ya provocó la escisión en MORENA Veracruz y por ejemplo, tres diputados locales (Sebastián Reyes, Eva Felícitas Cadena y Míriam Judith González Sheridan, elegidos por la vía ‘democrática’ de “La tómbola”) renunciaron a la bancada en la LXIV Legislatura, denunciando, además, el moche de la dieta para, asegún, la causa educativa del tabasqueño.
De entrada, el anuncio cuajaría en una entidad jarocha donde cada año, la Universidad Veracruzana rechaza veinticinco mil jóvenes deseosos de ingresar a la máxima casa de estudios ante la falta de espacios y capacidad económica para aumentar la nómina académica y secretarial.
Y en contraparte, la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, UPAV, fundada por Javier Duarte, el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, acusado de desvío de recursos, delincuencia organizada y lavado de dinero, constituye un desencanto total, un fraude, pues.
Pero de acuerdo con los expertos, la apertura de las universidades de “El peje”, como seguramente habría en otras partes del país por parte del gobierno de la esperanza, es un absurdo total.
DOS. Universidades mediocres
Vivimos en la sociedad del conocimiento y en la frontera de la llamada cuarta revolución industrial en el mundo y en Veracruz, y en el resto de la república, AMLO y sus huestes jugando a la escuelita.
Algunas décadas atrás la mayoría de las universidades eran principalmente casas de estudio, es decir, instituciones donde los estudiantes se formaban en una carrera profesional.
Más adelante, estas instituciones impulsaron programas de investigación científica, tecnológica y humanística.
Y ahora una Universidad debe contribuir, a través de la función de vinculación, al desarrollo de su entorno social según valora el ex rector de la Universidad Veracruzana, doctor Raúl Arias Lovillo.
Y si una casa de estudios superiores tiene programas mediocres y planes de investigación mediocres resulta evidente que mantendrá la mediocridad como signo de su contribución al desarrollo regional.
Más aún:
Una Universidad nunca se puede crear de la noche a la mañana, pues jamás, jamás, jamás, se puede improvisar.
Y para tener hoy una buena universidad que responda al desarrollo regional de cada parte del país se requiere una infraestructura muy compleja, además de académicos capaces, fuera de serie y de duda, probados y comprobados, equipos, computadoras, laboratorios, talleres, simuladores, etcétera, tecnología educativa para apoyar las tareas de los profesores y los alumnos.
Por eso, la gran interrogante es de dónde sacarán profesores capacitados para impartir la docencia en las universidades de MORENA.
Y más si se considera que en las más de cien universidades privadas de Veracruz, por ejemplo, hay maestros improvisados, profesionales sacados de su espacio y habilitados de pronto, zas, como académicos, sin ninguna formación educativa, sin experiencia, y sin nunca haber estado frente a un salón de clases y el pizarrón.
TRES. Jugando con el destino
Nadie, por ahora, y toda vez que ya anda el cacareo de las universidades de MORENA y AMLO en la superficie educativa de Veracruz levantando esperanzas ante los miles y miles de rechazados en la UV, conoce, por ejemplo, los programas educativos que serán impartidos.
Tampoco, a los presuntos operadores y/o coordinadores del proyecto tan consabido, aun cuando, y como denunciara el río de diputados locales desertores de MORENA, que ya les estaban descontando para tal misión.
Y lo peor, dada la improvisión con que están manejando el anuncio nadie dudaría de que las carreras a impartir serían las mismas de siempre, saturadas por completo en el mercado laboral.
Y aun cuando dirán que el programa de estudios será el mismo que la Universidad de “El peje” en la Ciudad de México, la conseja educativa enseña que cada región geográfica tiene características y necesidades sociales y laborales.
El populismo de MORENA es una tremenda irresponsabilidad, pues está jugando con el presente y el futuro de un estudiante, tipo UPAV, y con las ilusiones de sus familiares.
Además, condenando a la mediocridad al entorno o región donde se ubica.
Ya de por sí, basta y sobra con ver el fracaso de la Universidad de la Ciudad de México, creada por AMLO como jefe de gobierno, para dimensionar el futuro de los estudiantes de éstas universidades de MORENA en Veracruz.
CUATRO. Sueño guajiro
La Universidad de AMLO en la Ciudad de México adolece de los programas educativos acreditados.
Tampoco pertenece a la ANUIES donde están las mejores universidades mexicanas.
Y si en verdad queremos que el país deje de ser la nación desigual que somos históricamente ha de abandonarse por completo este sueño guajiro y populista.
De lo contrario, estas universidades profundizarán aún más las diferencias entre quienes tengan la oportunidad de ingresar a verdaderos estudios universitarios y a quienes pasarán por las escuelitas morenas para sólo tener un papelito que los titula en una profesión sin haber sido capacitados.
Finalmente, aunque se trate de escuelitas, las universidades de MORENA tendrán un costo y seguramente alto como sucede con la Universidad de la Ciudad de México.
Y aun cuando, digamos, el financiamiento salga, ajá, de la mochada a la dieta legislativa y de la dieta aportada por los presidentes municipales de MORENA en Veracruz, ha de subrayarse que en todo caso sólo duran cuatro años en el poder, y así como anda la alternancia partidista, nadie tiene la vida política comprada para garantizar vida eterna a tal proyecto educativo.
Con todo, se tratará de dinero público mal gastado, pues en la ley económica una inversión genera buenos beneficios.
El gasto público en las escuelitas de AMLO sólo dará dolores de cabeza.