Es el dolor más horrible que has experimentado en toda tu vida. El sangrado te hace creer que es parte de un ciclo menstrual algo anormal. Pero lo cierto es que te encuentras sufriendo una ruptura de quiste ovárico.
El instituto médico Mayo Clinic describe esta afección como sacos o bolsas llenos de líquido que se ubican en el ovario o su superficie. En la mayoría de los casos los quistes ováricos no presentan molestias y desaparecen solos, pero en otros pueden resultar una pesadilla.
Cuando el quiste es muy grande o se rompe, el cuerpo femenino enfrenta los siguientes malestares:
Dolor pélvico: dolor sordo o intenso en la parte inferior del abdomen del lado del quiste.
Sensación de saciedad o pesadez.
Hinchazón.
El dolor es suficiente para hacerte sentir miedo, pero la atención médica a este problema no es tan atemorizante. El The Johns Hopkins University propone tres recursos de tratamiento:
Seguimiento de los síntomas.
Ingesta de analgésicos.
Cirugía.
Si solo se requiere analgésicos y atención hospitalaria ésta consistirá en suministrar el medicamento vía intravenosa y reemplazar los líquidos y la sangre que se ha perdido por la hemorragia interna.
En cambio en la operación se realizará una incisión en el abdomen para extirpar el quiste y todo el ovario, si es necesario.
La mayoría son producto del ciclo menstrual (llamados funcionales), pero hay otros que al ser menos frecuentes tienen un nivel un poco alto de peligro si no se detectan y atienden a tiempo:
Quiste folicular. Comienza cuando el folículo no se rompe ni libera el óvulo, sino que continúa creciendo.
Quiste del cuerpo lúteo. Se libera el óvulo, comienza a producir estrógeno y progesterona, y en algunas ocasionas acumula líquido.
La actividad vigorosa (ejercicio) y el acto sexual aumentan el riesgo de que un quiste ovárico se rompa. Por lo anterior resulta importante que acudas al médico, un experto es el único que puede determinar a través de una ecografía si hay un problema.
Con información de salud180.com