Por: Roberto POLO | El Piñero
Cuenca del Papaloapan. — A un costado de la carretera federal 145, en los límites de Oaxaca y Veracruz, se encuentra una capilla en honor a la Santa Muerte.
Ubicada en Chicozapote, jurisdicción de Cosamaloapan, Veracruz, y a solo 200 metros de Tuxtepec, Oaxaca, este lugar se ha convertido en el centro de culto de muchas personas.
En ella, hay decenas de veladoras y figuras de la Santa Muerte, la niña blanca como la conocen popularmente sus adoradores.
También hay alguna que otra figura de Satanás y de Jesús Malverde Campos, un bandolero originario de Sinaloa, considerado como el patrón de los narcotraficantes.
La capilla, aunque se encuentra en una zona despoblada, es altamente frecuentada ya que al exterior sus feligreses tuvieron que colocar otro altar para instalar más figuras, cuadros, flores de plástico y veladoras, además de frutas, latas de cervezas y refrescos.
No obstante, la otra cara de la moneda es la parte trasera de la capilla, lugar que se ha convertido en un tiradero clandestino de veladoras y basura.
Actualmente, la capilla se encuentra cerrada. Su infraestructura es de concreto y consta de un acceso principal y dos ventanas, ambas se encuentran rotas. En la fachada se lee lo siguiente: Bienvenidos a la capilla de la Santísima Muerte.
No se sabe quién o quiénes la edificaron, pero su éxito es notable.
En México, adorar a la Santa Muerte es igual que adorar a cualquier otro santo católico. Sus devotos la asocian con la curación, la protección y la entrega segura al más allá, es decir, después de la vida.