Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Doce niños ejecutados
Otro niño asesinado en Veracruz. Ahora, en Tepetlán, a un ladito de Xalapa. Días la niña reportada como desaparecida. Su cadáver, localizado en el interior de un costal, a orillas de la laguna en el poblado Mafafas.
9 años. Amiyacci se llamaba.
El boletín oficial, caray, lleno de triunfalismo.
“Un perito criminalista de la Fiscalía Especializada de Jalapa se trasladó al punto. Brigadas de la Fuerza Civil y Policía Estatal participaban en su búsqueda. Detectives de la Policía Ministerial iniciaron la investigación”.
¡Caray, curándose en salud!
La ruindad moral en su más abyecta expresión.
El niño asesinado en Tecolutla el 17 de septiembre en el interior de su vivienda.
Las dos niñas asesinadas en Río Blanco… que porque eran malandras según la versión yunista.
Las dos niñas asesinadas en Córdoba, porque en el caso de una niña su padre era malandro.
Los cuatro niños asesinados en una colonia popular de Coatzacoalcos… que porque el padre era malandro.
El niño y su maestra asesinados en Tantoyuca.
La quinceañera asesinada en Las Choapas, Esmeralda “N”, el domingo 21 de octubre cuando en la madrugada dormía en su casa, en tanto dos niños, de once y trece años, resultaron heridos de gravedad en la calle Santa Martha, colonia Miguel Hidalgo, cuando los sicarios buscaban a “El Pato”, y enfurecidos porque no lo encontraron, dispararon contra los menores.
Al momento, cuando faltan once días para el fin de la yunicidad, ningún detenido.
Ninguno.
Además de la inseguridad, la impunidad en su más sórdida y siniestra expresión.
Por fortuna, el juicio político al Fiscal Jorge Wínckler en la LXV Legislatura va caminando.
DOS. Veracruz, en el peor infierno
Ya está dicho, porque “como nadie hace caso, decía Andrés Gide, ha de repetirse”.
Si con el duartazgo, Veracruz fue “el rincón del mundo más peligroso para el gremio reporteril” (19 reporteros asesinados y tres desaparecidos) y “el peor paso del país para los migrantes de América Central” (José Alejandro Solalinde Guerra), ahora, la yunicidad es el reino del infanticio y el reino del feminicidio.
Incluso, con todo y que el miércoles 14 de noviembre, en el restaurante “La Leña Loca” sobre la carretera transístmica, a la altura de Sayula de Alemán, fueron asesinados cuatro hombres al mismo tiempo, nada supera ni justifica el secuestro, la desaparición y el asesinato de la niña Amiyacci, en Tepetlán, y tirado su cadáver a la orilla de la laguna.
Simple y llanamente, Veracruz está en el peor infierno de su vida pública, pues cuando ya asesinan a niños y mujeres todo lo peor puede seguir pasando.
Incluso, y como cuando en Córdoba fueron asaltados unos feligreses en el interior de una iglesia y unos comensales en una taquería y un hombre asesinado en un balneario un domingo al mediodía.
Se entiende: los malandros han redoblado su clima de terror y horror y van ganando la partida, pues la estrategia de seguridad ha fallado.
Los gobiernos estatal y federal fueron rebasados.
El secretario de Seguridad Pública, en su peor nivel de Peter, y el Fiscal, feliz encarcelando a duartistas para satisfacción de su jefe máximo.
Veracruz, en el infierno con el asesinato de niños y mujeres.
TRES. Rebasados Marié y Wínckler
El crimen de Amiyacci, de 9 años de edad, en Tepetlán, fue el viernes 16 de noviembre.
Y tres días después, ningún detenido.
Y, en contraparte, el asesinato de Valeria, de 22 años, en Ciudad Mendoza, la hija de la diputada federal de MORENA, esclarecido, ajá, el mismo día, cuando la yunicidad revelara que el asesino había sido asesinado.
Así de pronto, rápido y expedito, antes de que la maldición de MORENA llegara desde el Congreso de la Unión y antes, mucho antes, de que AMLO, el presidente electo, se ocupara del asunto.
Y más, por lo siguiente:
Amiyacci fue secuestrada. Y sus padres la reportaron. Y durante varios días, nadie la buscó, por más y más que el boletín oficial diga que “había brigadas de la Fuerza Civil y Policía Estatal participando en la búsqueda”.
O en todo caso, en efecto, las brigadas de la Fuerza Civil y Policía Estatal la buscaban, pero con pésimo resultado y que sirve de analogía con el asesinato de Valeria, donde la eficacia y la eficiencia para encontrar al criminal fue, digamos, sorprendente.
A primera vista, se diría que Amiyacci no tiene unos padres diputados federales o locales de MORENA.
Pero cuando van doce niños asesinados en Veracruz en dos años, caray, estamos ante un Estado Fallido, donde el Estado Delincuencial está marcando la agenda pública.
Por un lado, la inseguridad galopante. Y por el otro, la impunidad total y absoluta, espejo de que ambos casos los jefes máximos al frente son, en el mejor de los casos, incapaces e indolentes.
CUATRO. El poder se ejerce con los amigos
Cierto, hay más de treinta duartistas encarcelados en el penal de Pacho Viejo acusados de pillos y ladrones y desaparición forzada.
Cierto, a unos días de terminar el periodo constitucional, el gobernador Yunes sigue insistiendo en extraditar a Karime Macías, denunciado por su tesorero de SEFIPLAN, Tarek Abdalá, de ordenar el pago de facturas a empresas fantasmas.
Cierto, el PAN de Miguel Ángel Yunes Linares lanzó del palacio de gobierno de Xalapa al PRI y ahora dio paso (ni modo, las urnas mandan) a la pluralidad con MORENA lista para abanderar el primer gobierno de izquierda en Veracruz.
Pero el asesinato de niños y mujeres resulta imperdonable.
Jaime Téllez Marié y Jorge Wínckler fallaron por completo al gobernador Yunes.
Y no obstante, los dejó en el cargo público para ejercer el poder con amigos incompetentes, pero amigos, sus amigos, al fin.