- Los astros se acomodan
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. Estalla bomba en PRI y CNC
El líder de la CNC festejó al senador Pepe Yunes en su cumpleaños y, de paso, el suyo, porque, sorpresas que da la vida, Juan Carlos Molina descubrió que nació en el mismo mes, septiembre. Alcaldes en funciones y una parte de los electos, afines y dos, tres diputados locales, en el festín. Menos uno: el frijolito en el arroz. Héctor Yunes Landa y que así se deslindó.
Molina y Yunes Landa son compadres. El año anterior, la Liga de Comunidades Agrarias “se puso a los pies” de Héctor para la campaña electoral a gobernador y que perdiera en las urnas.
Molina le dio todo, y como dice José José, “y sin medida”. Aviones, dos helicópteros, apoyo logístico, operación electoral, operación política ante Javier Duarte, y dinerito, digamos, de la CNC, y hasta propio.
Y, bueno, algo grave, gravísimo pasó, el caso es que Héctor perdió el trono imperial y faraónico, pero, dicen en el carril político, a él le fue bien. Muy bien, dicen otros, sabrá el chamán.
Ahora, y desde hace ratito, Molina lo estableció con claridad: el compadrazgo sigue, pero sus neuronas y su corazón y su hígado laten por Pepe Yunes para la candidatura a gobernador el año entrante.
Por eso, Héctor se abstuvo de asistir, quizá porque como también cumpleaños en septiembre, estuvo en otro festejo, con los suyos y su gente de confianza.
Con todo, una bomba política ha estallado o está a punto de estallar.
El PRI, haciendo agua. Dividido. Fracturado por la pasión política desaforada.
Y más, porque de acuerdo con los expertos (si expertos son), el presidente del CDE del PRI, Renato Alarcón, y quien trae un sello de Adolfo Mota en una mejilla y el sello de Yunes Landa en la otra, intentó, sin éxito, descarrilar el desayunito en el rancho de Molina, y de nada le sirvió.
El PRI, entonces, de Renato, con Héctor, y la CNC de Molina con Pepe.
Claro, nadie dudaría de que como sucede con los matrimonios “a prueba de bomba”, al ratito se reconcilien y como las reconciliaciones están llenas de miel y fuego, sean felices “hasta que la muerte los separe”.
En todo caso, simple y llanamente, el berrinche que ahora viven, sufren y padecen.
El proverbio ranchero lo dice con claridad: “allí donde hubo fuego… cenizas quedan”.
Dos. Los astros se acomodan
Con o sin berrinche, fractura definitiva, si Yunes Landa hubiera asistido (el hubiera dice el viejo del pueblo nunca ha existido) al desayunito de tamales de barbacoa y elote, la unidad priista estaría mostrada y demostrada.
Quizá. Pero Héctor apuesta a mostrar el puño y el músculo para doblegar tanto al líder de la CNC como al senador Yunes Zorrilla, y lo que se antoja inverosímil, porque Pepe “es de armas tomar” cuando de defender su palabra, honor y dignidad se trata, a tal grado que si viviera en el siglo pasado en un duelo a madrazo limpio arreglaría el pendiente.
Con Fidel Herrera Beltrán, por ejemplo, Héctor siempre mantuvo una relación de amor y odio, y siempre se reconciliaban.
Con Javier Duarte la hoguera del volcán erupcionó y terminaron, más que distanciados, peleados, y más cuando el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México lo bloqueó de principio a fin, con toda y aquella versión del dinerito millonario.
Y si genes son genes y vísceras, vísceras, entonces, y en el caso de Molina Palacios, raro y extraño sería, digamos, una marcha atrás con la reconciliación por delante.
Y es que teniendo la fuerza de la CNC en contra y hasta de la CNOP, cuya lideresa Érika Ayala, se ha vuelto “uña y carne” de Molina, entonces, Héctor estaría descarrilado.
Y más, si parte de las huestes cetemistas, con Carlos Vasconcelos, ex diputado local, jefe máximo de la CTM en el sur de Veracruz, está con Pepe Yunes.
Y más, porque todo indica que Renato Alarcón vive las horas contadas, a tal grado que hasta relevo partidista le han cantado y desde hace ratito, con Américo Zúñiga, presidente municipal de Xalapa, amigo, mejor dicho, hermano de Yunes Zorrilla.
Tres. Con Héctor, el PRI, al sótano
En el PRI la están pifiando, jugando al gato y al ratón con la candidatura a gobernador.
Además, está claro: si Héctor Yunes saliera, digamos, ungido, el tricolor, de por sí en tercer lugar de la encuesta luego del PAN y MORENA, se iría al sótano, en tanto, si en Los Pinos deciden por Pepe (Pepe Meade y Pepe Yunes), la posibilidad aumenta.
El simple hecho de que Héctor ni siquiera haya asistido a tomarse la foto en el rancho del cenecista (y de seguir así perderán el compadrazgo) muestra una sola realidad, y a reserva de hechos, el hígado ya le ganó a Yunes Landa y el deslinde está claro y el mensaje a la militancia es categórico.
El tricolor, fracturado.
Sólo Pepe Yunes abriga la esperanza de que con Héctor iría hasta el fondo del infierno, con todo y las derrotas consecutivas de Yunes Landa, la primera, en Baja California como delegado del CEN del PRI para la gubernatura que ganara el panista Kiko de la Vega; la segunda, con la renuncia de Manlio Fabio Beltrones al CEN del PRI, y la tercera, el año anterior ante su primo Miguel Ángel Yunes Linares y sus candidatos a diputados locales en 2016, y la cuarta, este año, con sus fallidos candidatos a presidentes municipales.