Por: Sarah Romero
México.- Hay celos que matan… descubrimos el síndrome de Otelo, una alteración neurológica rara.
El síndrome de Otelo recibe su nombre en honor al drama de William Shakespeare “Otelo, el moro de Venecia”, donde el personaje dibuja todo un abanico de sospechas sobre la supuesta infidelidad de su pareja llevando estos celos a límites insospechados (acaba asesinando a a Desdémona poseído por los celos enfermizos y termina suicidándose por lo sucedido).
La obsesión y la incapacidad de analizar la realidad tal y como es acaba destruyendo no solo su vida sino la de las personas implicadas. Así, el paciente que sufre del síndrome de Otelo, presenta, al igual que el personaje de Otelo, celos patológicos, delirios e incluso alucinaciones que pueden desembocar en episodios tremendamente violentos, pudiendo llegar al asesinato.
Esta alteración neurológica rara suele aparecer en personas de más de 68 años -pudiendo aparecer entre los 25 y los 94 años– (por lo que se asocia a la demencia) con daños neurológicos en su mayor parte, con afectación del lóbulo frontal derecho. También es frecuente en pacientes con enfermedad de Parkinson. Los afectados suelen ser casi siempre hombres.
No importan las explicaciones, ni la lógica, ni los hechos. La base del síndrome de Otelo es la irracionalidad. El afectado ve lo que sus celos enfermizos le dejan ver y vive en consecuencia. Conspiración, traición, son palabras que retumban en la mente del que sufre síndrome de Otelo. Un simple retraso de la hora de llegada habitual puede desencadenar toda una trama infernal que es complicado que pueda acabar bien.
Existen pocas evidencias sobre las razones fisiológicas que se ocultan detrás de este trastorno neurológico, pero investigaciones recientes apuntan a que los celos tienen un componente emocional basado en la autoestima.
La manera de tratar el síndrome de Otelo es buscar todas aquellas causas que lo provocan. Dentro de los tratamientos recomendados, la psicoterapia es fundamental y es posible que también sea necesario el uso de medicación. Es importante buscar ayuda antes de que el síndrome se fortalezca y acabe deteriorando (o algo peor) la relación de pareja.
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