Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Estilo de gobernar
El politólogo Ramón Benítez mira así al gobernador de Veracruz:
Es el primer político, digamos, de la izquierda encumbrado como jefe del Poder Ejecutivo.
Y por tanto, se expresa como es. Salsero, fifí, admirador de los sabadaba, con dos bodas fallidas, y cuyo máximo logro en los primeros veinte días de ejercer el poder es ser dama de compañía de AMLO, el presidente.
Una frase imborrable retrata su petulancia:
“Todos los secretarios del gabinete federal me conocen”.
Y estemos de acuerdo o desacuerdo con su filosofía de vida, su forma de ser, pensar, actuar y reaccionar, es el gobernador.
Y el góber de una entidad federativa es el jefe de jefes. El político más importante de un estado.
Y aun cuando existieran quienes lo califican de extravagante, polémico y controvertido (su sabadaba es ya lenguaje popular), así, con esa identidad, la vida le ha funcionado.
Y como le ha funcionado, ni modo que cambie carácter y temperamento.
Por el contrario, quienes han de cambiar son su primero, segundo y tercer círculo del poder, su gabinete legal y ampliado.
Incluso, hasta los críticos, para así entender y comprender el Veracruz que desde la izquierda, mejor dicho, desde MORENA, mejor dicho, desde su filosofía política, está creando y recreando.
DOS. Dueño del día y de la noche
Y si alguna duda existiera la prueba del añejo está en un solo hecho: varios priistas se “le han tendido al piso”.
Más todavía: de los 29 diputados locales de la izquierda aglutinados en MORENA, el PT y el PES, en la votación parlamentaria para el juicio político al Fiscal, lograron 39 votos en total, es decir, diez más, entre ellos, un par de panistas a quienes ahora en su bancada azul tachan de traidoras.
Pero, al mismo tiempo, aun cuando fueran traidoras, se disciplinaron al objetivo político número del gobernador, como es el descarrilamiento del Fiscal.
Más aún, si se considera que el operativo estelar consiste en tener un Fiscal carnal.
Y de igual manera, un presidente del Tribunal Superior de Justicia carnal.
Y un Fiscal Anticorrupción carnal.
Y un Fiscal de los Desaparecidos carnal.
Y así como derrotó al PAN y al PRI en las urnas el primero de julio, haya sido trepado en las valencianas de AMLO; sentado en el trono imperial y faraónico del palacio de gobierno de Xalapa ya tiene la certeza de que su obsesiva obsesión se cumplirá “al pie de la letra… tarde o temprano”.
Dueño del día y de la noche, como se han sentido todos los gobernadores de Veracruz y del país, claro.
TRES. El olor del poder
El góber está fascinado y enamorado de la salsa y del sabadaba.
Tan es así que ya anunció el Festival de la Salsa en Boca del Río y que en una locura desorbitada Javier Duarte quitara de Boca del Río y la trasladara a Coatzacoalcos donde murió “sin pena ni gloria”.
Nada más fascinante para el góber que oler el poder, como por ejemplo, andar puebleando en comiditas debajo de los árboles y con un conjunto musical que toque chunchaca.
Es su forma de ser que tenía antes y que ni modo cambie porque así llegó a la silla embrujada del palacio.
En todo caso, declarar a Veracruz el reino de la salsa, a tono con la personalidad del góber…, con todo y origine las pasiones más encontradas, provocador profesional que incomoda a las elites políticas opositoras.
Más todavía si se considera que cada corriente política habla un lenguaje diferente, incluso, encontrado.
Y por el contrario, hasta radical.
Y más cuando es de la izquierda.
En Alemania, por ejemplo, donde el góber cursara un posgrado e inventara un aparato para manipular misiles que ya desearía Donald Trump, “muchos jóvenes se vuelven más radicales que sus padres” dice el filósofo Slavoj Zizek, de Eslovania.
Y si el padre del góber, Atanasio García, académico en la Universidad Veracruzana, ex profe en la UPAV, ex diputado local en el fidelato, es de izquierda y radical, el hijo bien puede ser más radical que el padre.
“Vivimos, dice el filósofo, una época extraña en que muchas socialdemocracias eran más radicales hace medio siglo”.
Por eso, y para que “nadie se haga bolas”, desde tal rincón del mundo ha de ser la mirada al góber jarocho para entender y comprender el mundo político de hoy dice el politólogo Ramón Benítez.
CUATRO. Cuitláhuac 2024
Desde luego, entre la izquierda, la derecha y el centro hay estilos de vida encontrados.
Pero a pesar de todo, dice el politólogo, el góber es un mortal y nadie pensaría que llegó de la luna como un extraterrestre.
Con virtudes y defectos, naturaleza humana al fin, el poder político suele marear y enloquecer y obnubilar la razón, y más cuando alrededor hay bufones, eunucos, barbies y servidumbre política capaz de susurrar al gobernante en turno que “tiene mucho de Dios” como dijera de AMLO el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue de migrantes “Los hermanos en el camino”.
Y, bueno, si AMLO ya tuvo un Solalinde, el góber de Veracruz necesita ya, ya, ya un ministro de Dios que también le endilgue tales atributos superiores y lo compare con un ser superior.
En el ejercicio del poder todos los días son una prueba y por eso en la antigua Grecia había emperadores que tenían a su lado a un bufón cuya única tarea era recordarles que eran mortales, y aun así muchos de ellos enloquecieron y creyeron que el poder era de verdad.
El sexenio apenas comienza y ya se verá la huella de los días y las noches, los meses y los años, pues al paso que vamos habrá quienes de entre los suyos lo miren como el candidato presidencial de MORENA en el año 2024, buscando quizá, y al mismo tiempo, amarrar la candidatura de MORENA a gobernador dentro de 6 años…