Luis Velázquez | El Piñero
01 de septiembre de 2021
EMBARCADERO: Muchos estragos arrastra el COVID… Nada peor, claro, como la muerte… Pero también, la soledad… La soledad de estar confinado en casa, temerosos de salir a la calle y quedar contagiado… La soledad de que nadie te visite, ni siquiera, vaya, los vecinos… Peor tantito, los familiares… La soledad de las horas del día y de la noche que caminan en la desventura… La soledad de afuera incidiendo en el corazón y las neuronas… La soledad por la recesión y los comercios, negocios, changarros y empresas quebradas y cerradas de pronto quedas desempleado…
ROMPEOLAS: Y al quedar desempleado, primero, hacer cuentitas para ver cómo se anda con los ahorros y establecer, digamos, un tiempo posible de sobrevivencia… Y de ñapa, apretándose el cinturón… Luego, cuando el ahorro posible se haya esfumado, mirar alrededor y necesitar vender los bienes materiales, si existieran, incluido hasta el anillo de matrimonio… Y el jefe de familia tocando y volviendo a tocar puertas para una oportunidad laboral y las puertas y ventanas cerradas hasta con doble llave… Una soledad canija que con nada se cura…
ARRECIFES: Al lado de la soledad interior, la soledad exterior… Por ejemplo, te asomas a la calle y la calle solitaria… Totalmente solitaria… Todo mundo, la mayor parte de los vecinos, encuevados en casa… Ni siquiera, vaya, las luces del señor que todas las mañanas salía a pasear a dos perritos… Es más, hasta los señores que vendían tamales y tortas en las mañanas y nieve al mediodía y en las tardes han desaparecido… De pronto, la persona puede elevar la cara al cielo para ver si por ahí andan volando unos pajaritos de árbol en árbol, y nada…
ESCOLLERAS: En el trascendido se dice, por ejemplo, que para paliar la soledad nada como leer un libro y el periódico, escuchar música, platicar con la pareja y los hijos encerrados todos en casa por el COVID, navegar en Internet… Y, claro, importantes son… Pero llega un momento estelar cuando la naturaleza humana necesita socializar como en un día normal en el trabajo, la fábrica, el taller, el surco, la escuela, el café… Las neuronas y el corazón lo requieren… Y es cuando la soledad causa los peores intersticios en el corazón humano…
PLAZOLETA: Y es cuando, caray, la depresión llega sin avisar y sin que la persona advierta y registre… Entonces, hemos de alistar para el peor de los mundos porque mezclar y revolver como en un vaso jaibolero la soledad y la depresión significan un viaje al rincón más arrinconado del infierno… Allí donde, y por ejemplo, ninguna posibilidad existe de salir… En la depresión, Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura, agarró una escopeta de las utilizadas para cazar leones y tigres en África, y se pegó un tiro en la boca a las 6 de la mañana mientras su cuarta esposa dormía…
PALMERAS: Ningún epidemiólogo del mundo sabe, tiene conocimiento, información, del día posible cuando el COVID pudiera irse… Y mientras, las enfermedades mentales y emocionales siguen apareciendo y causando destrozos… Una de ellas, la soledad…Otra, la depresión… Otra, el estrés… Otra, la angustia… Y en este viaje a la oscuridad, las personas, las familias, están o parecen estar solas… Ninguna autoridad, por ejemplo, se ha ocupado del asunto cuando están causando muchos estragos… Incluso, hasta en chicos y adolescentes… La vuelta a clases presenciales es más importante para el Estado que el desgarramiento interior de la persona humana…