Redacción El Piñero
Oaxaca, México.— El convulso escenario legislativo oaxaqueño ha dejado a más de uno boquiabierto: el Pleno de la 65 Legislatura ha aprobado, con 40 votos a favor, una reforma que no viene en forma de papelillos multicolores, sino en la abolición total de las cuotas escolares.
El proyecto de decreto, que reconfigura las entrañas de la Ley Estatal de Derechos de Oaxaca, es una oda a la rebeldía legislativa. Con la pomposidad propia del momento, se anunció que se reformarían, se añadirían y se derogarían artículos en aras de combatir la deserción escolar en el nivel medio superior y superior. Un canto de batalla en la lucha contra el desangramiento académico.
Las letras de la ley bailaron un vals de cambios: los artículos 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56 y 57 se mezclaron en una coreografía jurídica que podría rivalizar con cualquier ballet clásico. Y el resultado: un enérgico “¡No más cuotas!” resonando en los pasillos del poder.
Las luces se centraron en el Instituto de Estudios de Bachillerato de Oaxaca (IEBO), el Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca (COBAO) y el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Oaxaca (CECYTE). ¡Ahí estaba la chispa de la revolución educativa! Las y los estudiantes de nivel medio superior ya no tendrían que desembolsar ni un solo centavo en concepto de inscripción y reinscripción.
Pero el accionar legislativo no se detuvo ahí. La reforma, como un huracán de cambios educativos, se extendió a la educación superior. La Universidad Tecnológica de la Sierra Sur de Oaxaca, el Instituto Tecnológico Superior de San Miguel El Grande, la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca, la Universidad Politécnica de Nochixtlán «Abraham Castellanos» y las instituciones del Sistema de Universidades Estatales se unieron al movimiento, abandonando las cuotas como quien arroja un viejo uniforme.
Sergio López Sánchez, el director de esta sinfonía legislativa y presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), alzó la batuta con orgullo. “Apoyar a las y los jóvenes para que continúen con sus estudios y evitar la deserción escolar” fue su nota clave, una melodía que resonó en los oídos de los estudiantes como una promesa de alivio económico.
Pero el protagonismo no se limitó a Sánchez. El diputado Noé Doroteo Castillejos se sumó al coro rebelde, destacando la batalla crucial en el nivel medio superior. “El eslabón frágil”, lo llamó, donde la deserción alcanza cifras astronómicas. Su discurso fue como una balada, una triste melodía que resaltó la importancia de exentar a los jóvenes de bachillerato del yugo económico de inscripciones y reinscripciones.
Finalmente, la reforma, como el fuego de un cohete, entró en vigor el 1 de enero de 2024. Este decreto, parte del Paquete Económico aprobado para el ejercicio fiscal, no solo cambia la regla del juego, sino que redefine el tablero. Oaxaca, en este capítulo de su historia, ha dejado claro que la educación no tiene precio, y el costo de la deserción escolar es mucho más alto que cualquier cuota.