Aquel 20 de enero de 2017, Roberto Hugo González Cabrera, le reclamó a su vecina, María Fernanda Salcedo Medrano, que su perro hubiera entrado a su casa a orinar. Ella llamó a su esposo, Rodrigo Galán Gutiérrez, quien lo electrocutó con un teaser (arma de electrochoque), provocando que cayera desmayado, para después ambos propinarle una brutal paliza que lo dejó inconsciente frente a su hijo de 11 años.
Roberto tenía 41 años y se despertó en el hospital con el dictamen del médico: debido a la intensidad de los golpes, has quedado cuadripléjico. La noticia le cayó como un jarro de agua fría. Roberto sabía que a partir de ese día su vida cambiaría radicalmente. Sufrió fracturas en las cervicales, un daño neuronal irreversible en la segunda y tercera vértebras cervicales y una grave lesión en la médula espinal, provocando que su cuerpo tenga una parálisis por debajo del cuello, incluidos brazos y piernas.
Además del dolor físico y las secuelas en su salud con dos infartos, un marcapasos y un pulmón paralizado, por lo que respira con dificultad, Roberto ha tenido que vivir un calvario judicial intentando conseguir justicia, pese a que todo quedó grabado en las cámaras del fraccionamiento La Joya.
Dice que los agresores tienen influencias en los juzgados de Playa del Carmen, Quintana Roo, donde ocurrieron los hechos, y el juez Manuel David Montoya Absalón les otorgó el beneficio de tener el proceso en libertad y una multa de 20 mil pesos.
Ambos responsables han conseguido 18 amparos, por lo que nunca pisaron la cárcel y han retrasado el juicio durante todos estos años: Los culpables lo arreglan todo con dinero en el juzgado. Me cambiaron la vida en un segundo con esa golpiza. Sufro la impunidad y la corrupción de las autoridades judiciales. No quiero venganza, quiero justicia, dice Roberto en entrevista con La Jornada.
Roberto se dedicaba a la administración de condominios en Playa del Carmen, pero con su enfermedad no ha podido continuar su vida laboral y perdió sus bienes materiales: Tuve que vender mi casa, los coches, todo para poder solventar mis tratamientos.
También su vida personal cambió, su matrimonio se deshizo, uno de sus hijos, Miguel Ángel, murió por la leucemia y al otro, que vive con su madre, no ha podido verlo en los últimos cuatro años.
Para su tratamiento necesita el apoyo de dos enfermeras las 24 horas. Las terapias que recibe son diarias, de 9 de la mañana a 6 de la tarde. Sus tres hermanos lo apoyan con el pago para atender, además, su alimentación, sus necesidades fisiológicas a través de una sonda, y una veintena de medicamentos que debe tomar diariamente.
En la parte judicial, Roberto interpuso una demanda por la vía civil por daño material, por la que obtuvo sentencia de responsabilidad en 2021 y que obliga al agresor al pago de las múltiples intervenciones quirúrgicas y tratamientos que la víctima ha enfrentado desde el ataque.
A pesar de la sentencia, Rodrigo Galán, dueño de la empresa Comercial PDC, recurrió a apelaciones y amparos para no pagar. El sistema de justicia permitió que el agresor continuara sin cumplir con lo estipulado, ni siquiera con el llamado embargo de bienes.
Con la demanda penal que interpuso, logró que un juez lo vinculara a proceso tres años después por lesiones calificadas que son las que se cometen con premeditación, alevosía y ventaja o traición, según el Código Penal de Quintana Roo, pero el juez le dio el beneficio de afrontar el proceso en libertad y sólo le retiró el pasaporte.
El artículo 100, fracción III, de Quintana Roo, establece que si las lesiones producen la pérdida definitiva de cualquier función orgánica, miembro, órgano o facultad, o causen una enfermedad segura o probablemente incurable o deformidad incorregible o incapacidad por más de un año permanente para trabajar, la sanción será de dos a nueve años de prisión; pero si esas heridas son graves, la pena aumentará una mitad más, es decir, a Galán le podrían tocar 13 años de sentencia, según la ley.
Sin embargo, con los amparos el agresor ha retrasado el juicio durante siete años, hasta la semana pasada que fue declarado culpable, pero aún sin una sentencia firme ni su encarcelamiento, debido a esos recursos legales.
No hay consecuencias judiciales para mis agresores, ellos siguen tan campantes, como si nada, dice sin poder evitar emocionarse después de todo el camino tortuoso que ha vivido.
Roberto era deportista, practicaba triatlón. En su juventud fue bailarín de la cantante Thalía, a quien por cierto ha intentado contactar sin respuesta alguna: Me destrozaron la vida.
Las pruebas
La agresión que Roberto sufrió quedó grabada por las cámaras del fraccionamiento. Sin embargo, considera que la justicia es lenta, corrupta y tortuosa y lamentablemente su madre –además de su hijo– fue un importante testigo de la agresión, pero ella desafortunadamente murió.
También mi hijo de 10 años en ese entonces, vio todo. Suplicaba que me dejaran. Los dos me golpearon a puño cerrado, me patearon. Estaba inmovilizado por el electrochoque y no podía decir nada, no podía respirar, ni hablar, ni moverme. Entonces me di cuenta de que ya no me movía, yo pensaba: ¿por qué no me puedo mover?
Recuerda que su vecina María Fernanda soltó a sus perros en la calle y andaban sin correa: tenía la puerta abierta porque ya me iba a ir con mi hijo a una exhibición de globos aerostáticos en Yucatán. Estaba subiendo las maletas a la camioneta y uno de los perritos se metió a la sala y hasta la cocina se orinó. Luego el perro se sale y me encuentro a su dueña, le reclamé. Y no le gustó y me empezó a gritar. Fue un intercambio de palabras y se fue muy enojada.
Añade: “Ella fue por su esposo. Él llegó furiosamente, lleno de ira a mi casa. El señor mide 1.80 y llegó a la puerta principal, entró a mi propiedad y con un teaser me electrocutó en el abdomen. Me caí al suelo. Los dos me golpearon mucho y me dieron en la nuca. Ahí fue donde me producen un daño cerebral”.
Los primeros seis meses fueron un tormento. Una llaga se le infectó causándole una herida en el coxis. Casi muere. Y para cerrar esa lesión, finalmente necesitó 60 grapas.
Sus dificultades médicas fueron múltiples. Durante los primeros tres años no podía hablar, por lo cual le hicieron una traqueotomía, una abertura en la tráquea con una cánula para poder respirar.
Durante siete años, las audiencias fueron permanentemente pospuestas por el Poder Judicial. Fue en febrero pasado cuando inició el juicio oral, pero hasta la semana pasada el juez decidió vincular a proceso al agresor y declararlo culpable, aunque sigue libre.
Por fin veo una luz. Pero me siento en peligro. Playa del Carmen es pequeña y me los puedo encontrar en cualquier lugar. Estas personas son sicópatas y no vayan a aparecer por ahí y tengan otro ataque de ira y afecten a mi familia o a más personas, dice.
Rodrigo Galán Gutiérrez sigue amparado y mientras no exista una condena no habrá una orden de aprehensión y seguirá libre: fue declarado culpable, pero sigue libre. Se supone que pronto habrá una sentencia, pero esta persona como tiene dinero ha hecho lo que ha querido.
La grabación es una prueba contundente.
Y también yo mismo soy una prueba. Está grabado todo. El video es la prueba principal, pero el agresor con sus artimañas hizo que se desapareciera el video. ¿Cómo es posible que se pierda un video que está bajo custodia del juzgado?, luego apareció, pero ya estaba contaminado, aunque fue una prueba importante”.
A pesar de todas las artimañas, y las estrategias sucias utilizadas por los agresores y cómplices en el Poder Judicial, al sujeto lo declararon culpable: todavía falta la carpeta del daño y la reparación a la que tengo derecho, una indemnización.
Añade: el daño que tengo del cuello para abajo, el daño en mi cuerpo es irreversible, ya no se puede arreglar. Ni todo el dinero del mundo va a hacer que vuelva a ser como estaba antes. Esperaremos para ver cuál es la sentencia y la cuantificación del pago por la afectación.
Una cirugía realizada en Tailandia podría regresarle la movilidad en brazos y piernas. Su costo es de 2 millones de pesos, pero aún no sabe si es candidato a ese procedimiento.
Roberto lamenta que el sistema de justicia en México no funcione: ha sido muy difícil. He vivido mucha injusticia, he conocido lo que es la impunidad. Y gracias a que el agresor les da dinero, han retrasado todo, no hay otra explicación.
Exige que también María Fernanda Salcedo Medrano sea encarcelada. Su juicio va apenas en etapa intermedia y en espera de la fecha de audiencia: Espero que ambos terminen en prisión. Voy a seguir luchando para conseguirlo.
Roberto recibe donaciones y apoyos a través de sus redes sociales para continuar con su tratamiento médico. En Instagram: roberto_renace. En TikTok: justiciapararobert.