Luis Velázquez | Barandal
15 de abril de 2021
ESCALERAS: La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos exhibe a México. Y lo ventila en el tendedero público con los más elementales derechos humanos. Cuatro de cada diez migrantes detenidos en el país vecino son mexicanos..
Todos, huyendo de la miseria, la pobreza y el desempleo. Pero también, de la violencia de los carteles, bandas delictivas y hasta de las policías.
El resto, migrantes de Honduras, Guatemala y San Salvador. Otra parte de naciones del continente y hasta de África.
PASAMANOS: El dato resulta estremecedor para la política económica (incapaz de garantizar la creación de empleos dignos) y la política social (rebasada por los malandros de todo tipo).
Nada más canijo en un país que la población esté huyendo de la jodidez, agotada y agobiada en su capacidad para dar una vida de calidad, confiable y segura a la esposa y los hijos, incluso, a los padres ancianos y enfermos.
Más terrible que los ciudadanos de a pie, familias completas, salgan huyendo de sus pueblos porque resulta difícil, imposible, una pesadilla… vivir en medio del infierno de las balas, los tiroteos, las emboscadas, las extorsiones y el tiradero de cadáveres y de impunidad.
CORREDORES: La estadística, entonces, de la desolación y una terrible crisis humanitaria.
México, al mismo nivel, digamos, que las naciones del continente africano y en donde se registra el peor éxodo en la historia del mundo.
Casi casi, los judíos buscando la tierra prometida durante treinta años guiados por Moisés de acuerdo con el relato bíblico.
Bien intituló Luis Spota una de sus novelas de que “muchas cornadas da el hambre”. Y en el caso, muchas cornadas la violencia.
BALCONES: Una de las peores pesadillas estar desempleado y por varios años.
La segunda, tener un empleo pero mal pagado, apenas, apenitas quizá suficiente para comer.
La tercera, un empleo sin las prestaciones económicas, sociales y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
La cuarta, la necesidad de llevar el itacate y la torta a casa para la familia, sobre todo, para los niños.
Acorralados y “sin salida”, los jefes de familia solo encuentran como salida esperanzadora la migración a Estados Unidos… para que luego de las peripecias en el río Bravo y el desierto llegando allá la policía migratoria los detenga.
4 de cada diez migrantes presos en EU originarios de México.
PASILLOS: La migración de México a EU inició, de manera oficial, con Porfirio Díaz Mori. Entonces, EU construía los ferrocarriles en los estados fronterizos y abrieron la posibilidad laboral y la migración fue insólita a aquel país.
Desde entonces, en vez de disminuir se ha multiplicado. Y en cada nuevo sexenio alcanza dimensiones insólitas, como por ejemplo, tan solo de los meses de enero a marzo de este año unos ciento cincuenta mil paisanos agarraron camino para el otro lado luego de tocar puertas y ventanas para una oportunidad laboral.
VENTANAS: Por el gobierno federal pasaron, entre otros, Francisco Ignacio Madero y Lázaro Cárdenas y también los presidentes panistas (Vicente Fox y Felipe Calderón) y la migración por falta de empleos y de empleos dignos y por tanta violencia siguió y sigue creciendo.
Y si 4 de cada diez migrantes detenidos en EU son mexicanos, entonces, el peor infierno del mundo.
Nada, entonces, de que el obradorismo enfoque las baterías migratorias a las naciones de América Central y el padre José Alejandro Solalinde se desgarre las vestiduras por ellos, cuando el epicentro está aquí, entre nosotros, incluyendo el millón de jarochos en el otro lado.