Veracruz.- Otra bomba dentro de la guerra personal que sostienen el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, ha estallado este miércoles, y seguramente causará daños serios al interior del inestable gobierno estatal, porque demostraría que el ingeniero García Jiménez es indolente, o flojo, o simplemente no le interesa conocer lo que ocurre en Veracruz en materia de violencia e inseguridad, en detrimento de millones de veracruzanos. En un fragmento de una grabación, el abogado oaxaqueño Winckler Ortiz dice textualmente que: … “yo invitaría al señor gobernador a que trabajemos de la mano.
Nuestro señor Presidente (Andrés Manuel López Obrador) todos los días se levanta en la madrugada a tener reuniones de seguridad con su gabinete y luego informa.
Nosotros, porque así nos instruyó el señor Presidente, nos reunimos todos los días, ocho de la mañana, en Palacio de Gobierno (en el) salón Juárez, convocados por el señor delegado don Manuel (Rafael) Huerta (Ladrón de Guevara) a una reunión de seguridad, reuniones de seguridad donde tiene semanas, semanas, que el gobernador no asiste ni nadie de su gabinete de seguridad, titulares.
Yo lo invitaría a que asistiera para que se enterara y se tomaran decisiones. Si no quiere o no puede asistir todos los días, como hacemos los demás o los que asisten, que diga un día a la semana en donde él pueda estar y ese día se tomen decisiones, pero ya no se puede estar buscando echar culpas”…
Este es, sin duda, un golpe seco y a la cabeza, porque Winckler Ortiz estaría demostrando que él sí se entera diariamente de lo que ocurre en Veracruz, y no lo da a conocer por desidia, sino por un respeto institucional que debe al Ejecutivo estatal, pues debe ser el primero en enterarse de todo, y él debe de señalar cómo, de qué forma y con qué enfoque se debe dar a conocer la información a la opinión pública a través de los medios informativos de comunicación.
Pero lo más lamentable para el Ejecutivo estatal y sus cercanos, es que parece que no les importa lo que le ocurra a los veracruzanos, pues como dice Winckler Ortiz “si no quiere o no puede asistir todos los días, como hacemos los demás o los que asisten, que diga un día a la semana en donde él pueda estar y ese día se tomen decisiones, pero ya no se puede estar buscando echar culpas”.
Por ejemplo, puede ordenar al responsable de la seguridad interior de la entidad, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, que acuda en su lugar a esas reuniones, y luego le informe. ¿Qué el señor Secretario no se puede desmañanar tampoco?
Aquí le dejamos estos ejemplos: siendo Secretarios de Gobierno con Agustín Acosta Lagunes y Fernando Gutiérrez Barrios, los titulares de esa dependencia, Ignacio Rey Morales Lechuga y Dante Alfonso Delgado Rannauro, se quedaban hasta horas de la madrugada en su oficina al pendiente de asuntos que se necesitaba saber cómo se resolvían o cómo se desarrollaban. Morales Lechuga lo hizo cuando seis campesinos fueron muertos a balazos y 14 más resultaron heridos el 21 de julio de 1981 en Tlacolula, -congregación del norte de Veracruz, cerca de Poza Rica -no el municipio de nombre similar en la zona central del estado y limítrofe con Tenochtitlan Coacoatzintla, Tonayán y Acajete- al enfrentarse a dos grupos móviles de Seguridad Pública destacamentados en Tempoal y Tantoyuca, en vísperas de una reunión de procuradores de justicia de varios estados del centro y sureste del país en el puerto de Tuxpan, y Delgado Rannauro cuando estuvo al tanto del cierre de la carretera al norte del estado por parte de grupos antinucleares, para lo cual pasó la noche en su despacho durmiendo a ratos en un sofá esperando los reportes del desalojo que ordenó Gutiérrez Barrios efectuara la policía estatal pero sin llevar armas, mismas que fueron dejadas en los autobuses y patrullas que habían llevado a los uniformados hacia ese lugar, en el área costera de Alto Lucero.
La grabación, sería la prueba de que no es Winckler Ortiz el que no informa, sino Cuitláhuac García el que soslaya el informe que debieran conocer los veracruzanos y los medios informativos por su capricho de no asistir, pero tampoco enviar a nadie que le informe de primera mano lo que ocurre en la entidad.
Quién sabe hasta cuándo siga esta situación, quizá hasta que el Presidente de un manotazo en su escritorio y se decida a darle un jalón de orejas pero en serio, a su decepcionante discípulo que sigue acumulando puntos negativos en su contra…
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