Luis Velázquez | Barandal
16 de abril de 2021
ESCALERAS: Cada día, el gobierno de Joe Biden, Estados Unidos, está repatriando a doscientas cincuenta (250) migrantes por el lado de Ciudad Juárez.
Todos ellos, la mayoría migrantes de América Central (Honduras, Guatemala y San Salvador, también, claro, paisanos de México) entraron al país vecino por Reynosa, Tamaulipas, y el sur de Texas.
Pero mientras por un lado, Biden alardea de legalizar a miles de migrantes, incluidos los Dreamers, los hijos de migrantes llegados cuando eran niños, por el otro, la frontera norte está cerrada.
Y para fortuna de la Casa Blanca, aquí, en México, el blindaje de la Guardia Nacional en la frontera sur para bloquear a los ilegales.
PASAMANOS: Más todavía: en un arranque inusitado, quizá soñando con la candidatura presidencial de MORENA en el año 2024 y desbarrancar, entre otros, al senador Ricardo Monreal, a la jefa de Gobierno en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, impuso reglas a la vicepresidenta Harris Hamala.
México seguirá torpedeando a los migrantes de AC… pero a cambio de que Joe Biden invierta en la frontera sur mexicana y en los países centroamericanos.
CORREDORES: El reporte es fatídico y que pareciera empinar a una nueva crisis humanitaria.
Por ejemplo, cada vez más migrantes son repatriados. Cada vez, la policía migratoria endurecida. Cada vez, los albergues en Ciudad Juárez hacinados y atosigados. Peor tantito, insuficientes.
Los niños, hacinados. Y como en Texas y en Chiapas, encerrados en jaulas.
En Chiapas, ya con enfermedades contraídas por el insano medio ambiente.
BALCONES: Es una historia truculenta de nunca acabar. Sin fin en la noche más larga, llena de espinas y cardos.
Los migrantes tanto de América Central como de México (un millón de paisanos jarochos en el otro lado, por ejemplo) continúan agarrando camino a EU porque aquí, la política económica es un fracaso. Incapaz de alentar la creación de empleos.
Y como las puertas y ventanas están cerradas (uno de cada 3 jefes de familia llevan el itacate y la torta a casa con el ingresito obtenido en el changarro en la vía pública con la venta de picadas, gordas, tacos, tostadas, garnachas y tamales con refresco de cola), entonces, condenados al infierno.
PASILLOS: Donald Trump, bravucón, armó demasiado escándalo, reality-show con la deportación de migrantes.
Pero…, pian pianito, con bajo perfil, Joe Biden ha incurrido en la misma política.
Más, cuando como en el caso, cada migrante deportado está expuesto, primero a los polleros, y segundo, a los traficantes de personas que les ofrecen cruzarlos de nuevo, y tercero, a los carteles y cartelitos.
Incluso, peor tantito, cuando a los centroamericanos se han agregado migrantes del otro extremo del mundo, como por ejemplo, Bangladesh, Senegal, Mauritania, Nepal, Burkina Paso, Federación Rusa, Israel, Egipto, Sri Lanka, Turquía y Palestina (La Jornada-México), todos haciendo fila en la frontera norte de México para internarse en el paraíso terrenal.
VENTANAS: Iniciada la migración nacional con el dictador Porfirio Díaz Mori para el tendido de las vías del ferrocarril en EU, más de cien años después se ha recrudecido.
La demanda social de la población económicamente activa ha rebasado la capacidad oficial para alentar la creación de empleos.
Además, y como en América Central, el oleaje vertiginoso y telúrico de violencia, la violencia de los carteles y de las bandas juveniles conocida como Los Maras.
La vida, entonces, convertida en un éxodo inacabable como los judíos peregrinando durante treinta años en el relato bíblico guiados por su líder, Moisés.