Luis Velázquez
Veracruz.- En el CDE del PAN y la Yunicidad están horrorizados. Por aquí miraron la última encuesta de cara a la elección de presidentes municipales y estuvieron a punto de un síncope fulminante.
En el mes de enero, por ejemplo, la encuesta aplicada por ellos mismos, arrojaba el siguiente resultado en la preferencia ciudadana:
PAN, 45 por ciento.
MORENA, 30 por ciento.
PRI y PVEM, 18 por ciento.
Candidatos independientes, 7 por ciento.
El resto, fragmentado en cachititos en el resto de los otros partidos políticos que suelen vivir de las prerrogativas.
La encuesta de la semana anterior significa un brinco electoral de más de 180 grados:
MORENA, el 37.5 por ciento de la preferencia.
PAN, 23.9 por ciento.
PRI, 15.4 por ciento.
Independientes, 10 por ciento.
Movimiento Ciudadano, 2 por ciento.
PRD, uno por ciento.
El resto, dividido en el llamado “chiquitillaje” de los partidos políticos.
Fue entonces cuando las élites panistas se desmoronaron por completo.
Quizá, digamos, les cayó el veinte.
Y más, porque en la percepción ciudadana hay dos ejes centrales… que poco a poco los ha descarrilado, pian pianito.
Uno. El desencanto de la militancia azul con la promesa (incumplida) de un empleo garantizado en el gobierno de Veracruz durante los próximos dos años, de los cuales han caminado tres y trece días.
Y dos: que tanto las cúpulas como las bases están seguras, ciertas, de que hay un cuarteto de presidentes del CDE del PAN.
A, Pepe Mancha. B, Miguel Ángel Yunes Linares. C, Miguel Ángel Yunes Márquez. Y C, Fernando Yunes Márquez.
Y con tantos sacerdotes y profetas oficiando misa y diciendo la homilía, la eficacia y la eficiencia en el resultado concreto y específico se diluye.
MUCHAS SORPRESAS SUELE DAR LA VIDA
Una encuesta, cierto, es la fotografía de un día. Mejor dicho, de un instante, el momento en que la levantan.
Además, está claro, y como sucediera con Hillary Clinton el año anterior y en el año dos mil con Francisco Labastida ante Vicente Fox, todas las casas de opinión pública fallaron, pues los daban como triunfadores en las urnas.
Más todavía: está el antecedente de que en la víspera en el año 2012 y 2006, Andrés Manuel López Obrador iba de puntero en la encuesta y perdió en las urnas, “haiga sido como haiga sido”.
Fue el caso en el año 1998 con Cuauhtémoc Cárdenas ante Carlos Salinas.
Y es que luego de la encuesta adversa para un partido político y sus candidatos suele darse el más sucio operativo electoral que desbarranca al favorito.
Ya se verá en el caso, y más, porque “El peje” anda en precampaña presidencial por tercera ocasión, consciente y seguro de que su entrada a Los Pinos pasa por las elecciones municipales en Veracruz y de gobernador en el estado de México.
Con todo, y “muchas sorpresas suele dar la vida” y también, claro, los trastupijes oficiales.
La última encuesta del PAN ha enchinado la piel de la Yunicidad, porque se cumplieron los primeros cien días y más allá de las grandes expectativas levantadas en la campaña electoral del año anterior, el desencanto y la desesperanza empieza a cundir.
Y más, con un gobierno mediático que tiene en una parte de la prensa de la Ciudad de México a su mejor director de Comunicación Social, porque el vocero anda soñando con el Marqués de Sade, descuidando su tarea fundamental.
PAN, DEBUT Y DESPEDIDA
103 días después de iniciado el gobierno azul se tiene la percepción de resultados magros en el bienestar social, económico, educativo, de salud, y ni se diga, de seguridad, por ahora, el más importante.
Nadie dudaría que hay logros, pero al mismo tiempo, la población electoral los desconoce.
Y/o en todo caso, han sido rebasados por el tsunami de inseguridad y zozobra, traducido en secuestros, desapariciones, asesinatos y fosas clandestinas, a pesar, incluso, de la Gendarmería, la Policía Federal, los soldados y los marinos, la Fuerza Civil y las policías estatales y municipales, y la Policía Militar, que ahora, como nuevo distractor mediático, fue solicitada.
Más aún: domina la percepción de que nada se sabe ni conoce de la mayoría de los secretarios del gabinete legal y ampliado.
Todavía peor: el góber azul ha debido salir en defensa de uno que otro funcionario (el de Salud el más vapuleado, y por un ex panista, el empresario Alejandro Cossío Hernández), de igual manera como, oh paradoja, Javier Duarte solía defender a los suyos, con el resultado por todos conocido.
El colmo: las ONG, solecitos y colectivos que aglutinan a los familiares de los desaparecidos, galardonados por la LXIV Legislatura con la llamada medalla “Adolfo Ruiz Cortines”, exigen la renuncia del Fiscal, quien trepado en su egolatría, soberbia y petulancia (tolerada por Miguel Ángel Yunes Linares) las ha menospreciado.
Y lo peor, le vale.
Y con tales circunstancias, un panista lo resume de una forma sencilla:
“Si continuamos así, seremos debut y despedida en el palacio”.
El PAN y PRD ganaron la gubernatura el año entrante gracias a los errores garrafales y a la codicia sin límites de Javier Duarte.
El 4 de junio MORENA podría quedarse con las alcaldías más importantes (en población y presupuesto) gracias a la Yunicidad.
