Luis Velázquez
04 de agosto de 2017
La iglesia de Veracruz ya puso “el grito en el cielo”. Mostró el puño. Ha sido en contra de la posible despenalización del aborto. Y pide al Congreso local una consulta popular. A tono, digamos, con el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular que en su tiempo fueron aprobados en el sexenio de Miguel Alemán Velasco, y que -por cierto- sólo sirvieron, primero, para las ocho columnas de un Veracruz democrático, y segundo, para ver si la población aceptaba una nueva central nuclear, tipo Laguna Verde.
El primero en levantar la mano fue el arzobispo Hipólito Reyes Larios y su vocero, y luego enseguida, acusando a los diputados de servilismo.
Entonces, la legisladora Marijose Gamboa les reviró. Y los acusó de rojos. Más rojos que Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán, tiempo cuando, oh paradoja, las iglesias fueron pintadas de rojo.
Ahora, el obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, reprobó la reforma al aborto y la considerable deplorable y alarmante. Pero más aún, un asesinato. El asesinato del feto, que en la ciencia médica significa ya, ya, ya, una vida.
Peor tantito: el obispo, tan solidario que ha sido con los feligreses en la lucha por la seguridad y con los migrantes, a tal grado que suele encabezar procesiones en Córdoba, dice que si la reforma a la ley anti-aborto camina en la Yunicidad será un retroceso social.
En los días siguientes, uno por uno, los obispos de Tuxpan, Papantla, Orizaba, San Andrés Tuxtla y Coatzacoalcos, y luego los sacerdotes, incendiarán Veracruz. Tiempo aquel de los cristeros, si es necesario, sin llegar, claro, a la madre Conchita y al dibujante Jesús de León Toral, quien en nombre de Dios, asesinó a Álvaro Obregón en el restaurante “La bombilla”, en la Ciudad de México.
La cúpula eclesiástica en un duelo, mano a mano, cierto, con la LXIV Legislatura. Pero al mismo tiempo, con Miguel Ángel Yunes Linares, el jefe máximo de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
“NO SOMOS ASESINOS DE NIÑOS”
La iglesia ya pidió una consulta popular. Quiere calibrar el sentir y el pensar ciudadano para que cada familia valide o rechace la iniciativa de ley para despenalizar el aborto.
Incluso, en el carril político, social y mediático han deslizado que los católicos preparan movilizaciones en contra.
Hecho indicativo y significativo: la iglesia cristiana se ha sumado al rechazo de los diez diputados locales de MORENA (ya se le fueron dos, Sebastián Reyes y Eva Cadena) en contra de la despenalización del aborto.
Tramposo, el coordinador de la bancada panista, He Man Sergio Hernández Hernández, que dejó en libertad a cada uno de los diputados panistas para que voten de acuerdo con sus principios, cuando, oh paradoja, en forma tradicional, desde sus orígenes, el partido Acción Nacional es un aliado de la iglesia, y por tanto, van juntos.
El caso de MORENA se explica porque cuando Andrés Manuel López Obrador fuera Jefe de Gobierno en la Ciudad de México nunca se ocupó ni preocupó (incluso los soslayó hablando de una consulta popular) del aborto ni del matrimonio igualitario ni tampoco de la adopción de niños por parejas gais y lesbianas.
En la otra cancha están los activistas. Y en voz de la presidenta de Equifonía, Aracely González Saavedra, sólo piden que nadie promueva el odio social, pero que ellos están a favor de la ley aborto para que cada mujer esté en libertad de decidir, sin exponerse a la cárcel.
“No somos, dijo, asesinos de niños” como es la bandera de la iglesia y que recuerda los capítulos más oscuros de la guerra sucia en América Latina.
IGLESIA EN PIE DE LUCHA
Ya se conocerá el desenlace. Pero varias cositas se atraviesan, entre otras, las siguientes:
Una. La fuerza religiosa de la iglesia y los evangélicos. Fuerza que también es social y electoral.
Tan es así que en Guerrero, la iglesia mostró el puño y advirtió al gobernador Ángel Aguirre Rivero que si despenalizaba el aborto lo excomulgarían y en automático reviró.
Dos. La ideología del PAN, ligada siempre a razones confesionales.
Tres. Las cinco elecciones del año entrante, como son diputados locales y federales, senadores, gobernador y presidente de la república, y ningún partido político ni un candidato quisiera tener desde el púlpito y el confesionario a la iglesia en contra.
Y más, cuando todo indica, la bancada de MORENA en el Congreso local ya se definió en contra de la despenalización del aborto.
Cuatro. La inminente candidatura del primogénito del Yunes azul a gobernador de seis años.
Cinco. El escándalo mayor que los obispos y el arzobispo harían con los cardenales del país, al grado de llevar el asunto al Vaticano.
Y entonces, un conflicto diplomático entre el Papa Francisco y el presidente Enrique Peña Nieto.
Seis. Los activistas pro aborto contra los feligreses. La población, enfrentada más, mucho más que por el caso Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares.
La iglesia en Veracruz está en pie de lucha. Y para nada se amilana con los casos de los sacerdotes pedófilos de la llamada “Ciudad de los niños” en Guanajuato (tierra de cristeros), ni del tercero del Papa Francisco, acusado de pedófilo, ni del hermano de Benedicto XVI, también curita, y acusado de pederasta.