Luis Velázquez
21 de octubre de 2017
El gobernador ha lanzado un nuevo apretón de tuercas. Ha sido a 132 presidentes municipales. Y la vía es el ORFIS, el Órgano de Fiscalización Superior, tan callado y sumiso en el duartazgo, tan rendidor de cuentas en que se ha convertido ahora en la yunicidad, quizá, digamos, para evitar una denuncia penal por negligencia.
El manotazo fue a principio de semana cuando trascendiera la Cuenta Pública del año 2016, en que el ORFIS llenó de observaciones por ilícitos a más de la mitad de los ediles, y solo ochenta resultaron impecables, ángeles de la pureza.
El apretón ha sido, ni duda cabe, de cara a la elección de diputados locales y federales, senadores, gobernador de 6 años y presidente de la república.
Así, todos y cada uno han de “poner las barbas a remojar”. Y “sobre advertencia, dice el proverbio popular, no hay engaño”.
Todos ellos ya lo saben: están en la mira del ORFIS, ORFIS que tan azul se ha vuelto.
Desde luego, el hachazo se inscribe en el saqueo de los recursos federales y estatales cometidos en el sexenio anterior y que tiene a Javier Duarte y a once duartistas más tras las rejas, además de los cinco prófugos de la justicia, además de las solicitudes para el desafuero de los diputados federales, Tarek Abdalá y Alberto Silva Ramos.
Tal cual, y a reserva de demostrar lo contrario, alcaldes y funcionarios municipales pillos y ladrones.
Por eso, “la beben o la derraman”, es decir, arreglan sus pendientes lo más pronto posible, o el año entrante, cuando Veracruz esté en la efervescencia electoral, además de los políticos duartistas en la mira, las cárceles también se llenarán de ediles.
Y con un montón de ex alcaldes presos, entonces, la alianza del PAN y PRD para la gubernatura alcanzaría con su candidato el más alto éxito en las urnas.
ALCALDES ENTUMIDOS
Miguel Ángel Yunes Linares entumió, a través del ORFIS, a los presidentes municipales.
Incluso, el proverbio bíblico de que “los carniceros de hoy serán las reses del mañana” ha tomado nuevo aire.
Y si por ahora, los duartistas están azorrillados y con un bajo perfil, el mismo riesgo correrán pronto, en dos meses y 10 días, los 132 alcaldes y que ya están en la picota por haber “metido la mano al cajón” con las observaciones detectadas por el ORFIS.
El góber azul, entonces, sigue jugando en el tablero “con el acelerador metido hasta el fondo” con el único objetivo de arraigarse más en el ánimo social para ganar las 5 elecciones locales y federales del año entrante.
Y más, porque según la conseja popular, estamos hoy, 2017, en el llamado “año de Hidalgo”, en que, y solo como referencia, hacia la mitad de año los ediles solicitaron préstamos bancarios para, según ellos, terminar obra pública inconclusa.
Por fortuna, la secretaría de Hacienda y Crédito Público puso un veto, pues en todos los casos el préstamo ya estaba autorizado.
Ahora, está pendiente la rendición de cuentas y aclarar paradas con las observaciones.
Y si pasan los días, que tan rápidos suelen caminar en cualquier fin de año, entonces, ni modo, la cacería penitenciaria de alcaldes será canija el año entrante.
Y sin duda, la mayor parte terminará doblándose ante la yunicidad para, entre otras cositas, trabajar a favor de la causa electoral azul, a tal grado que las cárceles se llenarán más de políticos que de delincuentes comunes, homicidas, violadores, estafadoras y malandros.
Ni modo, todos ellos “se han puesto de pechito”, cuando el ángel vengador del PAN llegara al principal palacio de gobierno de Xalapa.
COCHINERO POLÍTICO
Ante el ORFIS sólo ochenta alcaldes merecieron una medallita de la honestidad, la transparencia, el buen manejo del recurso público y la rendición de cuentas.
Mucho, sin embargo, se duda.
La imagen de los políticos está por los suelos, de tal forma que nadie cree en la integridad de los ediles, y en todos los casos suele repetirse la frase célebre de Layín, el alcalde de San Blas, Nayarit, que con todo la vergüenza y el cinismo del mundo aceptara que había robado “poquito, porque poquito había”.
En muchos casos, los ediles salen bien librados porque tienen un extraordinario asesor que funciona como químico contable para arreglar los entuertos, como fue el caso, por ejemplo, de Mauricio Audirac Murillo con Alberto Silva Ramos como presidente municipal de Tuxpan, listo para brincar a la secretaría de Desarrollo Social en el duartazgo.
Fue también el caso de Marcelo Montiel Montiel como alcalde de Coatzacoalcos en donde Mauricio Audirac le arregló todas las cuentas.
Pero como están las cosas, la súbita honestidad del ORFIS de Lorenzo Antonio Portilla Vázquez revisando la Cuenta Pública del año 2016 resulta insólita, pues tiene atrapados y sin salida a 132 alcaldes y lo que manifiesta un alto índice de corrupción política en el manejo de los fondos públicos.
Yunes Linares sigue haciendo su chamba y continúa soñando con el triunfo electoral el año entrante con un ORFIS, una Contraloría y una secretaría de Finanzas y Planeación ad hoc para frenar, así y de paso, el cochinero político.
Por fortuna, los yunistas son unos ángeles de la pureza, incapaces de desviar un solo centavo.