Veracruz.- El góber azul es feliz. La foto lo muestra el fin de año, selfie en Los Portales del puerto jarocho. Está abrazado con cuatro barbies. Una de ellas, alta, altísima, lentes negros, sonrisa de sandía, impactante. Parece una amazona. Los cinco sonríen. El rostro pleno de la felicidad.
Pero la felicidad del Yunes azul se deriva de otras cositas como la gubernatura luego de más de 20 años de espera.
Por ejemplo, un Poder Legislativo que tiene con mayoría panista, y lo insólito, jamás esperado, con la bancada priista a sus órdenes.
Así, claro, ha sucedido en toda la historia. Los poderes públicos, cohabitando, donde el factor dominando es el servilismo. La división de poderes como una falacia. Utopía. Simple utopía, digamos.
Bastaría, por ejemplo, una revisadita apresurada del 4 de noviembre a la fecha en que la LXIV legislatura tomó posesión con 17 diputados del PAN, 12 de MORENA (uno ya se declaró independiente), nueve del PRI, cinco del PRD, tres del PVEM, dos del AVE y uno del PANAL, y en donde las acciones aprobadas son las siguientes:
1) La aprobación del presupuesto del año entrante…, pero con una prórroga al transitorio para un reajuste en 3 meses.
2) La aprobación total de los nuevos miembros de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, varios de los integrantes ligados al duartazgo y al fidelismo.
3) El fast track para el nuevo Fiscal elegido, otra vez, ajá, por nueve años, de igual manera como el Congreso anterior nombró a Luis Ángel Bravo Contreras, despedido de su palacio sin pena ni gloria, incluso, humillado, y/o en todo caso, dejándose vejar.
4) La ley para validar las peleas de gallos, asuntito de interés supremo para el diputado panista, Daniel Olmos, cuyo padre, perredista, es presidente municipal de Emiliano Zapata.
5) La marcha atrás a la basificación de más de 25 mil personas decretada por Javier Duarte y en donde un par de diputados locales, Juan Manuel del Castillo y Vicente Benítez González, levantaron la mano felices de la aurora azul…con la que habrían ganado impunidad, los dos secretarios particulares y tesoreros de SEFIPLAN que fueron en el sexenio anterior.
6) La medallita “Adolfo Ruiz Cortines” a las ONG, Colectivos y Solecitos, integrados por los padres de los desaparecidos.
7) El rafagueo al duartazgo y que va desde la existencia de los miles de “aviadores” hasta la revisión de cuentas, condenando a todos por igual.
8) ¡Ah, y de ñapa, en el ajuste de cuentas, una diputada, Mariana Dunyaska, resucitando en la tribuna al profesor Guillermo Zúñiga Martínez, QEPD, y a quien lapidó gritándole corrupto.
LA GRAN TRAICIÓN
Los vientos de la historia (duartazgo, fidelismo, alemanismo, etcétera) indicarían que la bancada priista en el Congreso sería oposición al gobierno aliancista del PAN y PRD.
Pero la historia también se repite como una vulgar comedia. Y ahora, la mayoría priista sólo busca salvar el pellejo.
Moisés Mansur Cisneyros, por ejemplo, fue arrodillado cuando apenas, apenitas le dijeron que su esposa sería encarcelada.
La esposa de Vicente Benítez, “El señor de las maletas voladoras” se amparó ante un juez federal, con todo, incluso, y que haya desnudado el tesoro más escondido de los helicopterazos de Xalapa a las goteras de la Ciudad de México en los límites con el estado de México.
La negociación con los diputados priistas a cambio de la impunidad.
Hacer política es negociar, se afirma, y en vez de que en mi casa lloren al muerto que se duelan en la casa de enfrente.
¡Pobre Duarte, traicionado por los mismos a quienes enriqueció!
Caray, el titular del ORFIS, Organo de Fiscalización Superior, Antonio Lorenzo Portilla, quien nunca miró la corrupción convertido ahora en el ángel exterminador, sólo para ganar impunidad para sus dos hijos, altos funcionarios que fueron en la SEFIPLAN duartiana.
EL TIEMPO FUERTE DE UN HOMBRE
Enrique Krauze habla (Del desencanto al mesianismo) de tres figuras trágicas del siglo XIX en la relación de los poderes Ejecutivo y Legislativo:
José María Morelos. Supeditó su poder como “siervo de la nación” al Congreso.
Agustín de Iturbide. “Fluctuó entre dos polos: la represión sin cortapisas y la más indigna supeditación”.
Ignacio Comonfort. “Su ambigüedad lo llevó a la ruina. No supo o no pudo propiciar las enmiendas necesarias”.
En realidad, dice Krauze, el país vivió con Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejeda “el único ensayo en la división de poderes… trabajaron con el Congreso, y a menudo contra el Congreso, pero jamás coartaron un ápice su libertad ni imaginaron la opción que adoptaría Porfirio Díaz de volverlo un ápice del Ejecutivo”.
Se vive, no obstante, el tiempo fuerte de un solo hombre, como ha sido la constante, y sin andar soñando con entrar, más que a la historia, que es lo de menos, a la gloria y a la inmortalidad… que ni siquiera pudieron Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón.