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Expediente 2017: Corrupción en Salud azul

Staff El Piñero

Luis Velázquez
De nuevo, el expanista y ex diputado local, empresario Alejandro Cossío, apodado “El búfalo”, y un búfalo llanero, en estado natural por su indignación crónica, se ha trepado al ring ante la Yunicidad.
Mejor dicho, ante lo que llama sin rodeos ni tapujos, el corrupto secretario de Salud, doctor Arturo Irán Suárez Villa, ex diputado local por el distrito de Perote, director médico del ISSSTE en el Felipismo y médico de cabecera del góber azul.
Además, su esposa, María Laura García Beltrán, directora del DIF estatal.
Además, uno y otro con varios políticos originarios de Puebla encaramados en una y otra dependencia.
Cossío Hernández hundió el índice en la cloaca:
Mientras la yunicidad se lanzó a la yugular de la corrupción duartista como único objetivo del bienio, como hasta el momento ha sucedido durante tres meses consecutivos, resulta que el secretario de Salud está incurriendo en lo mismo que demanda por la vía penal ante la Fiscalía.
Es decir, la asignación directa de servicios públicos y lo que el ex panista llama “posibles actos de corrupción ordenados, planeados y solapados por su aún secretario de Salud”.
Incluso, se refiere al centro del sismo político, como es que desde hace cuatro días solicitó audiencia al góber y al momento “sin recibir respuesta de su oficina y sólo con amenazas a las empresas que represento de no pagarnos”.
Además, de “amagar con no dejarnos volver a vender ni un centavo en su administración si no hacen público que desconocen mis servicios y gestiones”.
Por eso, una vez más, y confiando en lo que se llaman las instituciones de gobierno, anuncia de nuevo que “solicitará la intervención del Congreso para exigir hacer públicas las licitaciones”.
Una Legislatura, por cierto, por dada a la yuniciad.
Queda claro entonces el doble y triple discurso del bienio azul.
Por un lado, se muestra como un paladín de la ley y de la justicia y un enemigo irreconciliable de la corrupción, el trastupije, los ilícitos, las irregularidades, el tráfico de influencias, el diezmo y el doble diezmo, el desvío de recursos públicos, la llamada “Operación licuadora”, el peculado y el enriquecimiento ilícito.
Incluso, hasta en contra de la delincuencia organizada y el lavado de dinero.
Y por el otro lado, y en rara, extraña y sospechosa, sospechosísima actitud, incurre en lo mismo que cuestionan, sin duda, con el mismo objetivo que el duartazgo, o sea, el sentido patrimonialista del poder.
Y si la yunicidad ninguna respuesta ha dado a la solicitud de audiencia simple y llanamente significa que le vale la denuncia de Cossío Hernández.
Y le vale tanto que niega el legítimo derecho de audiencia, una garantía establecida en la Constitución General de la República.
Por eso, con tanto autoritarismo que se está viviendo y padeciendo lo mejor es que se cuide y cuide a su familia y cuide a los suyos, sin dar margen a una celada, porque un estilo personal de gobernar y ejercer el poder que es y será en el bienio gira alrededor de la amenaza, la intimidación, el acoso, el manotazo, la persecución y la cárcel.
Nadie dudaría, por ejemplo, que mientras el ex diputado local cree en la posibilidad de una audiencia y una resolución al pendiente económico, además, la yunicidad a través del secretario de Salud escarbe en su vida anterior y en sus empresas para asestar un cuartelazo.

EXPANISTA FEROZMENTE HONESTO

En la nueva cartita al góber azul, el ex diputado y ex panista llama a la transparencia de la secretaría de Salud en las licitaciones para las siguientes contrataciones:
Medicamento, material de curación, servicios de hemodiálisis, laboratorio clínico, banco de sangre, mantenimiento a equipo médico y mantenimiento a equipo electromecánico.
También, alimentos, ropa hospitalaria, lavandería, equipo médico y ambulancias.
En total, más de dos millones de pesos anuales y de los que hasta el día de hoy no han hecho una sola licitación pública.
“Quiero creer, dice a Yunes, que usted ha estado demasiado ocupado en seguir investigando la corrupción de sus antecesores.
Sin embargo, es muy importante que no permita se lleve a cabo, con argucias legaloides, un atraco más a los veracruzanos perpetrado por su aún secretario de Salud”, el doctor Arturo Irán Suárez Villa.
Cossío es un empresario, y fue un político ferozmente honesto.
Y por eso mismo, y no obstante su estatura física dotado de un cuerpo fornido parece un gigante.
Y un gigante porque además de su atributo físico, su integridad, principios y valores, como ha dejado constancia en los últimos días combatiendo lo que llama la evidente y manifiesta corrupción en la secretaría donde en el duartazgo cometieron “delitos de lesa humanidad” con las medicinas clonadas y el agua destilada como quimioterapia para los niños con cáncer.
Y que por eso mismo, el presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, llamara asesino a Javier Duarte, prófugo de la justicia desde hace 135 días.
“Esta semana, dice Alejandro Cossío, será el Consejo Nacional de Salud (CONASA) en San Luis Potosí, y que vergüenza me da que los veracruzanos seamos representados por su corrupto Secretario de Salud”.
El exlegislador cierra su cartita al góber azul de una manera bíblica:
“Para tener la boca grande hay que tener la cola corta”.
Y, de ñapa, precisa:
“Soy un ciudadano de Veracruz, sin partido político y sin aspiraciones ni a policía de crucero”.
La honestidad de Cossío Hernández está fuera de duda, y como decía don Daniel Cossío Villegas, por eso mismo es más peligroso, porque la única forma, digamos, de combatirlo es a través de un montaje en que le siembren, por ejemplo, armas o droga en su automóvil, o contraten por ahí a una mujer ligera y casquivana dispuesta a la peor intriga, o le inventen un fraude fiscal o sufra un accidente o de plano, lo asesinen y culpen a los carteles y cartelitos, pues también para eso sirven y se prestan.
Yunes Linares ganó la gubernatura gracias a los trastupijes de Javier Duarte garantizando que combatiría la corrupción con la cárcel.
Ahora, y en la lógica del empresario, la corrupción está adentro. Y se ubica en la secretaría de Salud.
Un hablador suele caer más pronto que un cojo.

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