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Expediente 2017: Derrotismo priista

Staff El Piñero

 

Luis Velázquez

Veracruz.- Luego de la doble derrota del 5 de junio del año anterior, la gubernatura y el Congreso, las elites priistas viven el peor derrotismo de su vida. Sólo miran los vientos adversos. Pocos, excepcionales, se mantienen en pie de lucha. Y más aún, conservan el optimismo racional.

Pepe Yunes es uno de ellos. Lo dijo en el puerto jarocho a mitad de semana. Cierto, expresó, el tricolor enfrentará la elección de las presidencias municipales en desventaja.

Y en desventaja, entre otras cositas, por el duartazgo, cuyo último ramalazo se lo asestara la Auditoría Superior de la Federación el jueves 16 con la Cuenta Pública del año 2015, además de que todavía está pendiente el año 2016. Y de igual manera, un lodazal, un cochinero, el peor saqueo.

Pero al mismo tiempo, dice el senador, una cosita es Javier Duarte y los suyos, y otra que “todo esté podrido en Dinamarca”.

Cierto, el descrédito proviene del grupo sexenal anterior y que fue debut y despedida del año 2010 al 2016. Pero…

Pero significa “un delito de lesa humanidad” aventurar el peor de los mundos para los actores políticos actuales (y sobrevivientes) del PRI por culpa, digamos, de “las acciones y excesos de administraciones anteriores”, incluso, la de Fidel Herrera Beltrán, el político que, nadie duda, tuvo aciertos, pero el peor de sus errores, el más grave para el partido de Enrique Peña Nieto, es apostar todo su prestigio a Javier Duarte.

Dice el senador Pepe Yunes:

“No todo es malo dentro del PRI. No todos los males están dentro del PRI. Hay gente limpia y honesta que puede dar la cara por el partido. Y es ahí donde vamos a luchar y a buscar la unidad para que el daño que nos quieran hacer los de enfrente… no suceda” (Notiver, 11 de febrero del año azul que corre).

 

YUNES Y CUITLÁHUAC DEBEN GRATITUD A DUARTE

 

Mesurado y prudente, el senador es un ícono de la honestidad. Y la pasea, sin alardear. Y es que así mantiene y conserva su autoridad moral.

Y por eso mismo, se recicla y mira el futuro inmediato con optimismo.

Y más, porque, entre otras cositas, él mismo sigue caminando de norte a sur y de este a oeste del territorio jarocho y siente y palpa y testifica y comprueba la aceptación ciudadana de su partido.

Además, hay una verdad imbatible, fuera de debate:

La alianza PAN y PRD para la gubernatura en disputa el año entrante se impuso en las urnas por culpa de los trastupijes de que ahora la procuraduría General de la república y la Auditoría Superior de la Federación inculpa a Javier Duarte.

Y a varios duartistas, cuyos nombres son por todos conocidos.

El Yunes azul, por ejemplo, entró a palacio de gobierno en Xalapa gracias a Duarte, a quien igual que a Vicente Fox Quesada en Boca del Río deberían levantar una estatua, con riesgo, claro, de que otros Motita y Zarrabal la tumben.

Más aún: si el candidato de Morena a la gubernatura, Cuitláhuac García, obtuvo 850 mil votos en las urnas se debió, de igual manera, a Duarte.

Pero a Duarte, la justicia federal ya lo ha juzgado y lo tiene acusado de cinco delitos.

Y la población también.

Y aun cuando la Yunicidad le sigue echando la culpa de todo lo que continúa sucediendo en Veracruz (arcas vacías, altas tasas de intereses, fuego cruzado, secuestros, desaparecidos, asesinados y fosas clandestinas, etcétera), sea como sea… es cosa juzgada.

Allá, pues, Duarte y la PGR y la Fiscalía.

Y es que el PRI en ningún momento se reduce a Duarte y los suyos. Tampoco, en todo caso, a Fidel Herrera.

Y en ese otro partido tricolor confía el senador, de igual manera como tantos otros grupos, tribus, hordas y militantes.

 

RAFAGUEA HE-MAN A PEPE YUNES

 

De acuerdo con el senador, “no todos los males están en el PRI”. También hay en los partidos de enfrente y en el carril electoral.

Por ejemplo, advierte, en la Yunicidad, entre otras cositas, las siguientes: la inseguridad y la impunidad y la política errática sobre la deuda y su reestructuración, incluso, hasta la retención de las participaciones y subsidios federales durante los meses de enero y febrero, 2017, de los presidentes municipales, con todo y que el diputado local, Sergio Hernández, el He-man, ya lo esté rafagueando por encargo superior.

Y es ahí donde las huestes priistas han de ponerse los guantes para en la disputa electoral “devolver ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, vida por vida” como dice el relato bíblico.

Hay PRI porque hay vida. Y hay, además, una infraestructura electoral que ningún otro partido tiene. Y líderes fuertes en cada región. Y una militancia, sobre todo, a prueba de bomba que ha expresado su lealtad desde siempre.

Hacia allá está mirando el senador, ex diputado federal y local, ex presidente del CDE del PRI y ex presidente municipal.

Por eso ha lanzado “su espada en prenda”, levantando la moral partidista y el ánimo social, pues ni modo que se doblen y arrodillen ante Morena, el PAN y lo que resta del PRD.

Y su llamado gira alrededor de una sola palabra. Fuerte. Poderosa. Retumbante.

Unidad. Simple y llanamente, unidad.

Y la unidad significa todo. Empezando, por ejemplo, entre las elites. Pepe Yunes tiene, por lo pronto, la mano tendida.

Ya se verá si se la dejan igual que los estudiantes del 68 a Gustavo Díaz Ordaz, digamos, como mera referencia histórica para retratar las horas inciertas y adversas.

 

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