Luis Velázquez/ Expediente 2017
Los líderes tradicionales del PAN (antes, mucho antes, incluso de que el Yunes azul se adueñara del partido) han caído en el desencanto. Simple y sencillamente, los han marginado. Lo peor, están excluidos, en tanto el PRD, hecho un cascarón, se ha vuelto un privilegiado. Nunca lo esperaron.
En el fondo hay una explicación: al gobernador de Veracruz le gustan los políticos sumisos y obedientes, incluso, con una tendencia genética a tener precio, y lo peor, a cambio de un puestecito, como en el PRD.
Y es que el panismo de siempre, el panismo de abolengo, el panismo de nacimiento, es insumiso y rebelde. Y jamás se doblega. Ni se deja.
Lo decía Manuel Clouthier: todos llevamos dentro un PRI chiquito. Un PRI obediente, entre otras cositas. Pero no dejemos que crezca.
Y los panistas son así: contestatarios.
Por eso, según el biógrafo de la yunicidad, el desencanto. Peor tantito, el parteaguas. La raya marcada. El muro partidista que se está levantando, creciendo en tierra fértil.
Es más, a tres meses y medio del inicio del bienio, los dirigentes azules se sienten olvidados. Incluso, humillados.
Y humillados, porque el góber los está chamaqueando. Y lo peor, los chamaquea a través del secretario General del CDE, el ex regidor boqueño, Carlos Valenzuela, un tipo petulante, engreído y soberbio, a quien cuando le reprochan que es un yunista a morir exclama la siguiente frase:
“¡Soy un perro de Yunes…pero soy un perro fino!”.
Pocos, claro, han desentrañado el significado del adjetivo calificativo de “perro fino”.
Pero entre tanto, Carlos Valenzuela es utilizado por el góber para enviar mensajes de esperanza, promesas incumplidas, al sexteto de panistas líderes en sus demarcaciones.
Compadre del alcalde de Boca del Río, con una imaginación de novela negra que le llevó a inventar un autosecuestro cuando llevaba a sus hijos a la escuela, Valenzuela se cree ya el relevo de Pepe Mancha.
Y Pepe Mancha vive a la defensiva. En estado de alerta.
“CABECEA” YUNES A PEPE MANCHA
Pepe Mancha es uno de los líderes del PAN a quien la yunicidad está cabeceando, cuando en repetidas ocasiones ha solicitado al jefe máximo de la revolución azul espacios públicos para los suyos, el equipo con quien operó la elección de gobernador y diputados locales.
Incluso, y no obstante que le concesionaron el manejo de la LXIV Legislatura a través de He-Man, su antiguo cargador de maletas, y también la jefatura central del Registro Civil, y por añadidura, de los Registros Civiles de norte a sur y de este a oeste, el tuxpeño siente que dado su trabajo merece más plazas.
Y se las están negando.
Acaso exista una razón de fondo: Miguel Ángel Yunes Linares lo mira como un traidor, y como aseguraba Fernando Gutiérrez Barrios, “quien traiciona una vez más traiciona siempre”.
Y tarde o temprano, Mancha le será desleal, de igual manera como en su momento traicionó a Alejandro “El Pipo” Vázquez Cuevas, Enrique Cambranis y Víctor Serralde, y una vez más, en su periplo histórico de Judas, al mismo Yunes Linares.
Con todo, Mancha sueña con la candidatura a senador de la república el año entrante.
LA SUBLEVACIÓN VA CRECIENDO
Otros líderes históricos del PAN en Veracruz relegados por la Yunicidad son los siguientes:
Uno. Enrique Cambranis, diputado federal, reducido a mirar con sorpresa y envidia el crecimiento político del PRD de Rogelio Franco Castán y Sergio Rodríguez, ex líderes del sol amarillo, y a quienes el Yunes azul ha entregado un montón de cargos públicos, entre ellos, y por ejemplo, las dos subsecretarías de Educación, la coordinación estatal de la SEV y la coordinación de los Tebas.
Además, todos los puestos públicos de las diferentes secretarías en el territorio jarocho.
Dos. Víctor Serralde, el ex diputado federal que alcanzara la plenitud empresarial con la construcción de los “Pisos Firmes” en el Felipismo, tiempo cuando Miguel Ángel Yunes
Márquez era el coordinador del programa en la delegación federal de la secretaría de Desarrollo Social, y cuando tuviera la osadía de soñar con la candidatura a la gubernatura el año anterior.
Tres. Joaquín “El chapito” Guzmán Avilés, secretario de Desarrollo Agropecuario, a quien además de estar cabeceando con la promesa de posiciones para los suyos, fue agraviado con la candidatura panista de su enemigo público número uno, el cacique huasteco, Ricardo García Guzmán, a la presidencia municipal de Pánuco.
Cuatro. Germán Yescas, el dirigente panista en la Cuenca del Papaloapan, subsecretario de Desarrollo Agropecuario, compadre de “El chapito”, y a quien están “chamaqueando” con la esperanza de oportunidades para su equipo.
Y cinco. Julen Rementería del Puerto, secretario de Infraestructura y Obra Pública, a quien, según parece, le ha ido mejor con la Yunicidad, pues tiene dos curules (su hijo Bingen y “El chori-queso”) y un cargo público en Seguridad Pública (Ana Ledesma), además de uno que otro cargo en la SIOP, entre ellos, Jesús Suverza, su genio administrativo y financiero, compañero de antiguos aventuras oficiales.
De los seis líderes anteriores desencantados por el desplazamiento de la militancia panista en la Yunicidad, cuatro (Pepe Mancha, Joaquín Guzmán, Enrique Cambranis y Julen Rementería) construyen su candidatura al senado de la república el año entrante, y a quienes se les ha atravesado la secretaria de Desarrollo Social, Indira Rosales San Román.
Según el historiador, los grandes imperios y emporios descarrilan “y hacen agua” desde adentro, como todo indica está sucediendo con el PAN, de tal forma que considerando el nepotismo que fermenta las entrañas de los hijos de Yunes Linares, el partido azul entraría, ha entrado, está a punto de entrar en un nuevo capítulo resumido en tres palabras: debut y despedida.
A menos, claro, que el góber aplique la enseñanza bíblica de cuando Dios descubrió el complot de Luzbel en su contra y lo arrojó del paraíso.
Y por añadidura, el Yunes azul aplastaría al sexteto de líderes tradicionales del panismo jarocho.