Luis Velázquez / Expediente 2017
Si Arturo Bermúdez Zurita, quien de hecho y derecho era el segundo de Javier Duarte, ya está en el penal de Pacho Viejo…
Y si César del Ángel, el legendario líder de los 400 Pueblos, también está preso en Pacho Viejo…
Y si el ex director del Seguro Popular, Leonel Bustos, cayó preso once días y otra vez, se afirma, van por él…
Y si el diputado federal, Antonio Tarek Abdalá, está en la antesala del desafuero acusado de desvío millonario en el duartazgo…
Y si el prestanombre de Duarte, el brasileño Moisés Mansur Cisneyros, fue doblado y arrodillado y apenas y le advirtieron que su esposa sería encarcelada y de inmediato despepitó todo en contra de su amigo, el góber tuitero…
Y si el otro prestanombre, José Janeiro, operador financiero de Duarte, se amparó como testigo protegido de la PGR, Procuraduría de Justicia de la república, para seguir aportando más documentos, pruebas, papelitos y grabaciones en contra del prófugo de la justicia desde hace 149 días…
Y si el diputado federal, Adolfo Mota Hernández, ex secretario de Educación, cabildeó la protección del senador Emilio Gamboa Patrón y el Yunes azul lo apapachó en un evento público (por ahora, digamos)…
Y si Flavino Ríos Alvarado, secretario de Educación y General de Gobierno en el sexenio anterior, cayó preso desde el domingo 12, acusado de encubrimiento, tráfico de influencias y abuso de autoridad, y que significó, entre otras cositas, facilitar la fuga de Duarte y Karime Macías en un helicóptero oficial…
Entonces, solo entonces, ninguna duda existe que el gobernador de Veracruz va, irá, está yendo… por todos los duartistas que metieron “la mano al cajón” y/o fueron cómplices.
Y por añadidura, si en el pasillo político trascienden que hay pacto con el Yunes azul para otorgar el perdón y el olvido, totalmente falso.
Simple y llanamente, los hechos, el único aval de los seres humanos, y más, mucho más, de quienes se dedican a la política, expresan otro lenguaje, otra filosofía política, otra decisión yunista.
YUNES, SIEMPRE, “EN EL OJO DEL HURACÁN”
La detención de Flavino Ríos son palabras mayores, entre otras cositas, por su biografía pública:
Dos veces secretario de Educación, dos veces secretario General de Gobierno, diputado local y federal, líder parlamentario, secretario técnico de Seguridad Pública, director de Acción Social, doctor en Derecho por la UNAM, investigador y académico en la Universidad Veracruzana, precandidato a la gubernatura de Veracruz en el Alemanismo.
“Soy inocente”, dijo en una llamada telefónica desde la barandilla del Ministerio Público de Xalapa. Y con ironía, agregó: “Se trata de una caja china”.
Lo acusan, dijo, de prestar un helicóptero a Javier Duarte para huir de Xalapa el 17 de octubre, hace 148 días.
Entonces, dijo que lo más lógico era facilitar la nave al ex gobernador… por tratarse de quien era.
Ahora, la Yunicidad lo detuvo.
Ya se verá el desenlace, pero Miguel Ángel Yunes Linares solo está cumpliendo, satisfecho y feliz, con una parte de su identidad sicológica: el enorme y gigantesco gusto de tener preso a un político, adversarios todos.
También, claro, doblegar y arrodillar a otros, como el caso de Moisés Mansur Cisneyros.
Y de paso, haber refundido en la cárcel (en el caso, el penal de Pacho Viejo), en el Chirinismo, a Dante Delgado Rannauro, Porfirio Serrano Amador, Gerardo Poo Ulibarri y César del Ángel.
Nada lo hace más feliz que humillar a sus enemigos, y si se puede, encarcelarlos…, aunque sea un día, una semana o un mes.
Más feliz si es más tiempo.
Basta y sobra con verlos presos, tomar la foto y publicarla en los medios.
Así funciona su maquinaria mental y siquiátrica.
Claro, de igual manera estando “en el ojo del huracán”, trepado en el ring, como en el caso de Andrés Manuel López Obrador.
“EL TODO POR EL TODO”
Si Flavino Ríos ya calló, otros duartistas “han de poner sus barbas a remojar”.
Entre ellos, y por ejemplo, además de Tarek Abdalá, ya en las cuerdas, los diputados Adolfo Mota Hernández, Erick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín, Alberto Silva Ramos, Edgar Spinozo Carrera, Juan Manuel del Castillo y Vicente Benítez, varios de ellos, soberbios y engreídos, sintiéndose paridos por los dioses, nada más porque formaban parte de la elite duartista en el poder sexenal.
Y ni se diga, Ramón Ferrari Pardiño, Gina Domínguez Colio, Tomás Ruiz González, Carlos Aguirre Morales, Mauricio Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín.
Incluso, y como parte de la estrategia, en que se incluye el terrorismo político y penal, uno tras otro irán pisando la cárcel hacia el mes de mayo cuando las campañas de los candidatos a presidentes municipales esté en su efervescencia.
Y es que Yunes, igual que Enrique Peña Nieto en el estado de México con Alfredo del Mazo junior para gobernador, se jugará “el todo por el todo” por las alcaldías, de cara a las cinco elecciones del año entrante.
Si Flavino Ríos está preso, entonces, ningún duartista ha de sentir que ya la libró, incluso, aquellos que alardean de un pacto.
Más aún, con todo y pacto, el Yunes azul los enviará a la cárcel.
Más ahora cuando de por medio está el proyecto político de sus hijos.
La guerra limpia y sucia en su más alta dimensión, pues si Yunes pierde…pierde Yunes, pierden sus hijos, pierde el CDE del PAN y pierden las elites panistas la presidencia de la república.
La foto de Flavino Ríos entrando al penal de Pacho Viejo acusado de…, igual que Arturo Bermúdez, será la felicidad absoluta de Yunes Linares, por encima, digamos, del billete oficial y las mujeres fáciles.