Luis Velázquez
Veracruz.- Durante muchos días y noches, unas veces desde las 7 de la mañana hasta la una de la madrugada del día siguiente, la diputada Marijose Gamboa Torales, acompañada de madres de Colectivos, buscó a sus hijos desaparecidos en diecisiete reclusorios de Veracruz.
Iban en un convoy. Por delante, en medio y atrás en la carretera blindados por patrullas policiacas y policías judiciales, armados.
Ella, al frente, era la única que se identificaba tanto con los alcaides como con los presos. Las madres, aun cuando de cuerpo presente, sin revelar sus nombres.
En un penal se topó, por ejemplo, con un policía preso, gente de Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, que la amenazó de muerte. Ella le dijo:
“Me matarás; pero primero te investigo y si eres culpable de desaparición forzada te mando a un penal federal”.
En otro reclusorio, un pistolero privado de su libertad le dijo:
“Ya no los busques. Los hice cachitos”.
Ella, enfurecida, conservando la mesura, le reviró:
“Busco a los vivos, no a los muertos”.
En un penal, y en otro y en otro, unos internos le fueron pasando la lista de más fosas clandestinas, con la dirección correcta, el municipio, el lugar.
En otro penal, le entregaron el mapa y la dirección de una casa de seguridad.
Y en otro, un interno, jefe de un cartel, la saludó de la siguiente manera:
“¿Cómo está tu hermana, la abogada?”.
Marijose sintió estremecerse. La mala vibra le recorrió el cuerpo, el corazón, el alma.
“Bien”, contestó ella, con firmeza, sin doblarse ni acalambrarse.
En un penal, un recluso le dio la dirección correcta de un lugar en el país donde la hija de una señora está secuestrada y sometida a la trata de blancas.
Llena de esperanza, igual que las madres que durante tantos meses y años, desde el duartazgo, han buscado a sus hijos, la diputada local es la única servidora pública que en Veracruz está metida con fervor y convicción en la búsqueda de las personas desaparecidas.
Ni siquiera, vaya, el Fiscal Eduardo Coronel junior, aquel que dijera a las madres:
“¿Cuál prisa… si los desaparecidos… desaparecidos están?” y que un año después constituye la peor mancha en derechos humanos para el gobernador Yunes.
VIAJE AL INFIERNO
La diputada está más delgada. Siempre, claro, lo ha sido. Se ultra contra súper cuida. Pero ahora, caray, parece volar.
Y es que como nadie ha abrazado esta causa social, con la esperanza por delante…que tienen todas las madres de las ONG, firme esperanza de encontrar vivos a los hijos.
Diecisiete penales de norte a sur y de este a oeste, caminando. En medio del estrés y la tensión.
En el dato oficial de la Fiscalía hay 526 expedientes, todos, sin excepción, armados al vapor, digamos, para salir del paso en el tiempo duartiano de Luis Ángel Bravo Contreras, el Fiscal que menospreciaba con desdén y desprecio, y soberbia, a las madres, como ha sido característica de Jorge Wínckler y Eduardo Coronel junior.
Pero las madres que caminan con Marijose tienen cuatrocientas fotografías de igual número de hijos desaparecidos.
Y en su viaje al infierno como han sido las visitas a los reclusorios todas llevaron las fotos.
En los penales, la mecánica funcionó de la siguiente manera con la autorización del gobernador Yunes y el secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, en una política social y humanística fuera de serie:
A: En la noche anterior a cada periplo, la dirección de Prevención Social entregaba a la diputada la lista de los internos en cada penal.
B: La lista detallada era saber con precisión el número de presos y que el director del penal en turno habría de presentar a la comitiva de cien en cien para hablar con ellos, y conocerlos, y mostrarles las fotos.
(Y es que, por ejemplo, hubo penales donde de plano les escondían a unos internos, sobre todo, a los malandros y también a ex policías sujetos a proceso penal por sus malas amistades.
Y entonces, la diputada reviraba al director del reclusorio que faltaban fulano y zutano y perengano.
Incluso, pudo comprobar el raro y extraño y sospecho pacto entre unos alcaides y unos presos).
D: Así, los presos eran formados de cien en cien y la diputada hablaba con ellos, respetuosa, decente, diciéndoles el objetivo de la visita.
Y luego, las madres mostraban las fotos tanto de mujeres como de hombres desaparecidos.
Y entre los presos, formados en fila india, se iban pasando las fotos para ver si podían identificar a un compañero preso que estuviera ahí y/o hubiera pasado por ahí y/o si lo habrían conocido en otras circunstancias, digamos, cuando eran libres.
GRAN APOSTOLADO SOCIAL
De cien en cien, los presos eran formados para presentarse ante las madres y la diputada, la única de la Comisión de la Verdad de la LXIV Legislatura, porque las otras, ni modo, argumentaron que era peligroso y mejor se quedaron a calentar la curul, como Daniela Griego (MORENA), Janet García (Antorcha Campesina) y Jazmín Copete (PRD, soñando con el Senado de la República).
Entonces, Marijose se presentaba y pasaba el filtro a cada uno.
Primero, miraba los zapatos de cada preso, porque de acuerdo con la calidad de los zapatos derivaba su condición social.
Pero más aún, determinaba si la familia lo estaba ayudando.
Segundo, el corte de pelo para ver si era un corte estilizado por los narcos.
Tercero, el collar, la cadena o el escapulario colgando en el pecho, pues hay quienes traen la imagen de la Santa Muerte, y por tanto, se identifican como ligados a los malandros, en tantos otros traen en el cuello la estampita de San Judas Tadeo.
A estas alturas, todo indica, y luego de recorrer los 17 penales, que todos los malandros la conocen.
Pero una mujer, reportera y diputada, que como ella estuvo presa durante nueve meses por culpa del ex gobernador Javier Duarte, y su secretario de Seguridad Pública, y su Fiscal, ya conoce los vientos huracanados.
Y es una mujer firme.
Y más, como en su caso, convencida de su misión social.
Sólo le impactó, digamos, cuando en el penal de Amatlán un interno de unos 47 años le dijo que tenía dos condenas. Una, de 40 años. Y otra, de 80 años, y que suman 120 años seguiditos en la cárcel.
De seguro, se dijo, el juez habría consultado a Dios Todopoderoso para preguntarle el número de años que ese hombre vivirá.
RECICLADA EN SU ENERGÍA ESPIRITUAL
El viaje de la diputada al infierno ha sido devastador. Pero al mismo tiempo, ella misma se recicla en su energía espiritual.
Por ejemplo, cuando las madres le documentaran que una noche, en Orizaba, los malandros secuestraron a trece chicas.
Y otra noche, en Xalapa, a once.
Y otra noche, en Poza Rica, a seis.
Y otra noche, en Coatzacoalcos, a diez.
Y de todas ellas, ninguna pista, al momento.
Por eso, ella, como las madres, siguen buscando a los vivos, sin pensar que podrían estar muertos.
En todo caso, y en ningún momento puede descartarse que algunos hombres secuestrados estén metidos de lleno con los carteles, y que incluso ningún interés tengan de volver a la vida común, y en el caso de las chicas, atrapadas y sin salida en la trata de blancas.
Ningún servidor público en Veracruz, ningún político, ningún diputado, viajando por voluntad propia, pero más aún, por vocación social, al infierno.