Luis Velázquez
Veracruz.- El poeta Efraín Huerta intentó cruzada heroica integrando un amplio diccionario denominado “México a través de las siglas”, y más cuando en cada sexenio aparecen cientos, miles quizá, como en la secretaría de Desarrollo Agropecuario de Veracruz donde tienen registradas 600 organizaciones con siglas rimbombantes, la mitad de las cuales, por cierto, ya se afiliaron a la MORENA de Cuitláhuac García 2018, dice Cuitláhuac, claro.
Pero Veracruz podría definirse a través de las frases bíblicas acuñadas por los políticos, considerando que expresan una filosofía social en que cada uno resume, cierto, su estado de ánimo y principios y valores, y al mismo tiempo, su experiencia.
Y en el tiempo social de la pobreza, la miseria y la jodidez, la mirada sociológica para resolver tantos pendientes.
Por ejemplo, algunos de los secretarios del gabinete yunista merecen el premio anual de “La lengua de oro”, equivalente, digamos, al codiciado Oscar.
Y aun cuando en otros sexenios se alcanzara “la plenitud del pinche poder” con frasecitas célebres, “lo pasado es historia”, y por añadidura, en “La lengua de oro” habría de incluir a los funcionarios del llamado “gobierno del cambio”.
Y más, cuando simple y llanamente, ninguna diferencia hay entre los yunistas, los duartistas, los fidelistas, los alemanistas y los chirinistas, para, digamos, ubicar una referencia histórica.
MESIÁNICA TEMERIDAD
Habría de quitarse el sombrero en el caso de la secretaria de Desarrollo Social, Indira Rosales San Román, porque durante muchos años panistas, cuando iniciara en Boca del Río, ha andado en búsqueda de la felicidad, y por fortuna, todo indica, ha encontrado el camino exacto, con todo y que, dice Albert Camus, la felicidad absoluta nunca, jamás, existirá.
Ella, sin embargo, dijo a los diputados de la LXIV Legislatura que será feliz, muy feliz, cuando su legítimo sueño se cumpla de repartir una despensa semanal a los pobres.
¡Vaya temeridad mesiánica!
Y, bueno, ojalá que pronto su utopía se cumpla, pues de entre los 8 millones de habitantes un millón se ubican en las regiones indígenas y dos millones en las campesinas, además de que como dice el CONEVAL (dato tan cacareado), seis de cada 10 habitantes están atrapados y sin salida en la jodidez.
Desde luego hemos de dar gracias al Señor Todopoderoso, porque la titular de la SEDESOL descubrió el camino para la felicidad y ahora sólo le corresponde empujar la carreta.
El secretario de Finanzas y Planeación, Guillermo Moreno Chazzarini, le “da veinte y las malas” a Indira en el ranking político de las frases bíblicas imborrables que como en el caso definen el estadio mental de los funcionarios públicos.
En el Congreso, que con He Man Sergio Hernández ya les gustó, tierra fértil y vientos adversos, plaza pública para expresar sus ideas, dijo que a él, pobrecito, le han salido muchas canas administrando el saqueo heredado por Javier Duarte.
Y aun cuando el médico asegura que las canas salen por otras razones, entre ellas, la edad y las neuronas muertas y los berrinches, en el caso bien merece la medalla anual “Adolfo Ruiz Cortines”, para que su sacrificio entre a la historia local.
Además, cuando a un secretario de Estado se preocupa más por las canas que por los seis de cada 10 habitantes de Veracruz en la pobreza, la miseria y la jodidez, muchos haciendo sólo dos comidas al día, caray, la grandeza jarocha está descarrilada.
Y más, cuando, sarcástico, burlón y cínico, el señorito Chazzarini se declara que es el secretario más odiado “al que nadie quiere” porque recorta recursos a los compañeros del gabinete, con todo y que es la constante en la historia, pues la mayoría del mundo odia a los gerentes y directores administrativos de empresas públicas, privadas y fantasmas.
FANTOMAS JAROCHO
¡Ah!, pero la secretaria del Medio Ambiente, la ex perredista y ahora panista, Mariana Aguilar, tampoco “queda atrás”.
Ella ha descubierto que en la lucha para conservar los recursos naturales nada mejor que los gays, porque ellos saben “dividir la basura”.
En el lenguaje costeño se diría que su frase está llena de jiribilla, aun cuando también tendría una referencia histórica basada en Porfirio Díaz (en Orizaba le levantaron una estatua), quien hace 116 años envió a los llamados “42 maricones”, igual número de hombrecitos disfrazados, ajá, de mujercitas”, en una noche orgiástica… a barrer las calles de la Ciudad de México, más que como castigo, porque ellos son muy limpios, como dijo Mariana Aguilar.
“La lengua de oro” sería muy disputada, por ejemplo, con la sensacional revelación del secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, cuando revelara a los diputados locales que combatiendo a los malandros sólo duerme dos horas diarias, en tanto las 22 restantes permanece vigilante.
Nadie, claro, ni Sansón, tampoco Alejandro Magno (quizá Superman, la historieta más vendida en la historia de la humanidad), puede gozar de una salud “a prueba de bomba” trabajando 22 horas todos los días y durmiendo sólo dos.
A primera vista se trata del mesianismo estelar de la yunicidad. De hecho y derecho, una fanfarronería.
Pero si así fuera, entonces, caray, el ideólogo de la seguridad pública federal, Genaro García Luna, bien podría considerarlo para uno de sus filmes con guión cinematográfico del reportero Pablo Reinart, aquel que fuera despedido en Televisa (ni modo, fue la única salida) cuando el documental “en vivo y directo” sobre Florence Cassez.
EL CAMPEÓN DE “LA LENGUA DE ORO”
En un primer filtro, el Fiscal Jorge Wínckler, “El señor de las paellas”, es el puntero para el Oscar de “La lengua de oro”.
En los últimos doce meses de la yunicidad expresó, tuitazo trumpiano, frase clásica que revela su deseo sicológico y siquiátrico y que palabras más o menos, dice:
“Estoy esperando que un reportero cometa un delito… para refundirlo en la cárcel”, es decir, “partirle su madre”.
Y aun cuando según las versiones, el gobernador Yunes ha sido generoso con él convocándolo a la prudencia y la mesura, el viejito del pueblo decía que como la lengua no tiene huesos, jamás está expuesta a un descalabro y entonces, sigue moviéndose a mil por hora.
Las comparecencias en el Palacio Legislativo continúan y más perlas lingüísticas serán pronunciadas, pues el poder político marea y enloquece a todos, aunque después, con el tinaco mental deschafetado, necesiten “morderse uno y el otro” como dijera el preso más famoso del Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, atrofiado ya su cerebro porque “merecía abundancia” y la encontrara en la cárcel.
Con todo, el único feliz que camina “en caballo de Hacienda” es el diputado He Man Sergio Hernández Hernández, quien en la cúspide de la soberbia y la petulancia, igual que los duartistas, rindió su informe imperial y faraónico en el Teatro del Estado, valiéndole que su honra fuera descuartizada por la legisladora Cinthya Lobato Calderón cuando denunciara que se gastaba (o gasta) el erario en “borracheras, drogas, mujeres y orgías”.
Y más, porque luego de la denuncia penal que interpuso en la Fiscalía, de pronto, zas, se puso un zíper y desde entonces, el silencio.