Luis Velázquez
Veracruz.- La lluvia de denuncias penales en la Fiscalía en contra del duartazgo va subiendo de tono. La guillotina azul está más afilada que nunca. Y con todo que unas elites rojas hablen de rencor y venganza, en el otro lado de la moneda titila el reclamo social de justicia.
Y la hora, todo indica, ha llegado.
Incluso, se diría que cuando la esperanza estaba en caída libre, nadie vio venir los tres hechos con los que “el gobierno del cambio” ha cerrado la semana.
El primero, la captura del presunto asesino del reportero Ricardo Monlui, ocurrido en Yanga el 19 de marzo. Le apodan “La paloma”. Se llama Ángel. Ángel “N”. Es, sería, el homicida material del crimen y lo que, ha de escribirse, nunca sucedió en el sexenio anterior con los 19 trabajadores de la información ejecutados y los tres desaparecidos.
Una lucecita, pues, encendida en el largo y extenso túnel de la justicia pendiente.
El segundo, la captura del director de Prevención y Readaptación Social de Javier Duarte, José Oscar Sánchez Tirado, alias “El mesié”, y su pareja Olga Jiménez, y seis policías más, acusados todos de desaparición forzada (caso Carlos David Bautista López el 15 de septiembre de 2015), un delito de lesa humanidad que nunca prescribe.
Y más, porque Sánchez Tirado era, o es, muy cercano a Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública y preso en el penal de Pacho Viejo, acusado de todo, menos de desaparición forzada.
Y más, porque Sánchez Tirado también fue jefe de escoltas del ex procurador de Justicia, Felipe Amadeo Flores Espinoza, y del ex gobernador Patricio Chirinos Calero, y por añadidura, un antiguo conocido de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y en un Veracruz adolorido por tantos desaparecidos, secuestrados, asesinados y sepultados en fosas clandestinas, se trata de otra lucecita más en el túnel jarocho.
Y que, claro, de lucecita podría mudar en una lámpara votiva si la acción se extiende a otros ex funcionarios duartistas acusados de desaparición forzada, entre ellos, el mismo Javier Duarte.
EL FAMOSO TENIENTE VILLEGAS
El tercer suceso indicativo y significativo fue la detención del teniente José Antonio Villegas Rosas, ex director de la Policía Ministerial en el sexenio anterior, un marino clave y fuerte y poderoso en la llamada Decena Trágica que va de Fidel Herrera Beltrán a Javier Duarte.
Y aun cuando fue detenido por tripular un automóvil bajo sospecha y de dudosa procedencia, la punta del iceberg es más profunda, porque en los años anteriores el mundo político le tenía pavor, a partir, entre otras cositas, del derecho de picaporte con los ex gobernadores, y el grupo de choque electoral que tenía, y que en el ánimo de Duarte, por ejemplo, era el equivalente de Erick Lagos Hernández en materia de seguridad.
Y más por lo siguiente:
El teniente Villegas fue aquel que detuvo en el estacionamiento de plaza Las Américas al periodista Carlos Jesús Rodríguez (gobernantes.com) y lo entregó a los malandros del penal de Pacho Viejo y luego de un recibimiento cruel y atroz lo enviaron casi en agonía a un hospital privado de Xalapa.
Unos priistas han dicho que el góber azul vive obsesionado con encarcelar a los duartistas. Y también, a Fidel Herrera. Y trae entre ceja y ceja el saqueo a las arcas oficiales. Y dicen que hasta duerme con el demonio adentro.
Peor tantito: las malas entrañas del priismo han enfermado al góber de cáncer cerebral y por eso mismo festinan que pronto renunciará, en tantos otros (digamos, solo digamos) generosos lo ubican en el CEN del PAN.
Pero ni uno ni lo otro.
Y por si fuera poco, con el motor político lleno de gasolina y con el acelerador metido a mil por hora.
Las tres acciones de esta semana ligadas a la inseguridad expresan la voluntad para combatir la impunidad que se ha venido arrastrando y con lo que Miguel Ángel Yunes Linares se ha ido a la yugular del corazón social.
Y más, tratándose de los casos de desaparición forzada, el pendiente número uno con la inseguridad de norte a sur y de este a oeste del territorio jarocho, el paraíso que fuera, el infierno que el duartazgo heredó.
MANOTAZO DE PRIMERA
Yunes Linares es un panista (26 años priista) con todas las credenciales ideológicas de uno y otro partido, cada uno en su tiempo.
Crítico del gasto público del sexenio anterior, partidario de la cárcel para los políticos pillos y ladrones, conservador en los valores morales, fiel a sí mismo con sus genes y vísceras, político lleno de fuego, terminó la semana con un manotazo de primera.
La captura del par de exfuncionarios y de los seis policías y del presunto homicida de un reportero alienta la posibilidad (y la certeza) de que la justicia se ocupará del peor “delito de lesa humanidad” como es la desaparición forzada.
Quizá los Colectivos levantarán expectativas porque significará su dolor social empezaría a cicatrizar.
Ya se verá si la lucecita en el túnel se vuelve lámpara votiva o solo fue una golondrina intentando anunciar el verano…