Luis Velázquez
Veracruz.- Si a Agustín Acosta Lagunes, 1980/1986, le mataron de 120 tiros al líder nacional de los cañeros, CNC, Roque Spinoso Foglia.
Y si a Fidel Herrera Beltrán, 2004/2010, le emboscaron al primer director general y dueño de un periódico, “La Opinión”, de Poza Rica, y que fue atraído por la PGR (a instancias de Miguel Ángel Yunes Linares, su amigo), sin ningún resultado…
Y si a Javier Duarte, 2010/2016, le mataron a diecinueve reporteros y a tres más le desaparecieron…
Ahora, con el gobierno azul en Veracruz, ya van cinco líderes cañeros ejecutados en el transcurso de los primeros siete meses y medio.
Cierto, también asesinaron a cuatro niños y sus padres en una colonia popular de Coatzacoalcos…
Y al niño y a su maestra en Tantoyuca…
Y a tres edecanes de Amatlán y Córdoba que fueron desaparecidas, luego asesinadas y después sepultadas en fosa clandestina.
Pero resulta extraño y raro que los malandros estén emponzoñados con los dirigentes del campo cañero, tanto de la CNC como de la Pequeña Propiedad y organizaciones independientes.
Es el caso, por ejemplo, del crimen el viernes 14 de junio, en Yanga (ahí mismo donde el 19 de marzo asesinaran al reportero Ricardo Monlui Cabrera) del dirigente de la Unión Cañera Democrática del ingenio San José de abajo, Jesús Ramos Velázquez, y de sus tres hijos que resultados heridos.
Ramos Velázquez militaba en la disidencia cañero al lado de Arturo Hérviz, diputado local y federal, senador de la república, líder estatal del PRD y fallido candidato a gobernador en el año 1988 ante el priista Miguel Alemán Velasco y el independiente Ignacio Rey Morales Lechuga.
Este año han matado en la región centro de Veracruz a varios líderes.
Uno fue Norberto Echavarría Ortiz, dirigente de la CNPR del ingenio Central Motzorongo, esposo de la presidencia municipal de Tezonapa, Adanery Medina Guerrero, y quien aspiraba a la alcaldía.
También ejecutaron a Fernando Manza Muñoz, dirigente de la CNC en el ingenio Central Providencia, del municipio de cuichapa.
Su esposa pretendía llegar a la alcaldía.
Los dos fueron acribillados en el mes de febrero en la ciudad de Córdoba… que el obispo Eduardo Patiño Leal ha declarado como una zona siniestrada por la delincuencia organizada.
Hace unos diez, once días, fue asesinado en el conflictivo y peligroso Tierra Blanca, Marcelino Virgen Pavón, ex dirigente de la CNPR en el ingenio El Refugio, de Cosolapa, Oaxaca.
En el municipio de Yanga, en la comunidad San José del Corral, también aparecieron tres muertos, uno de ellos, integrante del Comité de Cañeros del ingenio San José de Abajo, en el municipio de Cuitláhuac.
Mal le está yendo a la famlia cañera de Veracruz, de la que dependen en forma directa e indirecta dos millones de familias.
Nadie, pues, ningún sector de la población, ninguna familia, está a salvo ni puede cantar victoria.
Sin mirar hacia el pasado inmediato, tan borrascoso y huracanado, Veracruz es hoy (como antes, claro) un río de sangre y un valle de la muerte.
Y si lo que más duele en el corazón social es el crimen de los cinco niños, también ocupa y preocupa que “la muerte siga teniendo permiso” y nadie esté a salvo, ni siquiera, vaya, los pudientes con sus escoltas privados.
DIEZ HIPÓTESIS SOBRE LOS CRÍMENES
Cada quien ha de tener sus hipótesis sobre la matanza que se está dando en el campo cañero.
Entre ellas, y de acuerdo con los expertos consultados, las siguientes:
Una. El choque de intereses entre la CNC y la CNPR y que por cierto, son milenarias, tiempo histórico ha.
Dos. La disputa en el interior de las mismas CNC y CNPR por el trono imperial y faraónico, pues significa el manejo de ingresos millonarios de las cuotas, además de los ingresos aportados por cada factoría azucarera.
Tres. La rebatinga por los cargos públicos, a partir de que los líderes cañeros, tlatoanis en sus regiones, quisieron extenderse a las presidencias municipales.
Cuatro. La tentación del poder político en que han incidido los dirigentes, soñando con perpetuarse en el poder edilicio imponiendo, incluso, a sus esposas e hijos en las alcaldías, sindicaturas y regidurías, además de manejar las tesorerías municipales.
Cinco. La entrada de la delincuencia organizada en el juego político de las organizaciones cañeras.
Seis. La disputa entre las organizaciones cañeras y los malandros por el control de la plaza y que va desde el manejo de la plaza y las cuotas hasta los negocios ilícitos de la distribución de droga y el consumo de estupefacientes, y ni se diga, el control de los Ayuntamientos.
Siete. La disputa entre huachicholeros, toda vez que Veracruz ocupa lugar significativo a nivel nacional en el robo de combustible.
Ocho. Las alianzas de la CNC y la CNPR con los dirigentes de todos los partidos políticos para ganar espacios.
Nueve. El ajuste de cuentas entre líderes cañeros tanto locales como nacionales.
Diez. Las posibles alianzas de líderes cañeros de alto, bajo y mediano perfil con la delincuencia organizada, como el caso, por ejemplo, del “H” que estaba asociado con varios empresarios de Coatzacoalcos.
Entre otros.
El poder, pues, y el billete, como ejes centrales de la masacre en el campo cañero, de igual manera como sucediera con Roque Spinoso Foglia, la gran figura icónica y simbólica de la lucha, tanto que en su tiempo paralizó el ingenio San Cristóbal, el más grande del mundo, y el presidente Luis Echeverría Álvarez envió al ejército, primero, para sitiar la factoría azucarera, y luego enseguida, para detener a todos ellos e internarlos en el penal de Allende.
LA IMPUNIDAD VA GANANDO…
Pero, bueno, una cosita es la inseguridad, y otra, la impunidad que por lo pronto se está dando con los líderes cañeros ejecutados en la yunicidad.
Al momento, y en el caso de los cinco dirigentes ejecutados en la yunicidad, ningún caso ha sido esclarecido.
Lo peor: cada semana el número de crímenes se dispara y cada nuevo asesinato olvida al anterior y así la Fiscalía se va abrumando de pendientes y queda paralizada.
Y más porque la percepción ciudadana es que hay una Fiscalía del resentimiento, el odio y la venganza en contra de todo lo que huela a Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán.
Terrible, entonces, porque sin que suene a comparar el sexenio anterior con el bienio en marcha, así comenzó Javier Duarte y quien ha terminado en el infierno penitenciario.
Un crimen fue relegando al anterior y cuando se dio cuenta, ya se habían formado, por ejemplo, Colectivos y Solecitos clamando justicia por sus desaparecidos, tiempo cuando Veracruz ya era “el cementerio más largo y extenso del país” y se había convertido “en el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Cinco líderes cañeros han sido ejecutados en los últimos siete meses y medio.
Y la impunidad va ganando…